Mordía su labio con insistencia, paseándose de un lugar a otro sin poder retener la ansiedad que estaba sintiendo al no poder contactarlo. La noche había caído hace un largo rato ya, mas se negaba a buscar refugio pese a sentir su cuerpo ser sacudido por temblores debido a la temperatura.
No importaba. No era primera vez que pasaba frío o hambre; no es como si en aquella casa alguien se hubiese preocupado por su bienestar de todos modos. No al menos hasta que Minjae llegó a su vida.
—Mierda, ¿Dónde estás? —susurró, afianzando el agarre de sus propios brazos a su alrededor, odiando no tener una forma para comunicarse con Minjae, descubriendo que sus temblores parecían ser más por el miedo ahora.
Su labio tembló, temiendo lo peor como cada vez que Minjae decidía ir por algún trabajo que les proveyera alimento por al menos un par de días; miró su mano, acariciando su argolla para buscar tranquilidad y confiando en que era un simple retraso. Él llegaría y todo estaría bien. Él siempre volvía. Minjae era lo único bueno de aquel mundo que los había dejado atrás sin contemplaciones y no debía temer. Minjae volvería a su lado, como cada día.
La respiración se estancó en su garganta cuando lo vio al fin, arrastrando sus pies y buscando soporte en lo que fuese estuviera en su camino. Corrió hacia él, recibiendo el peso de su cuerpo sobre sí mismo cuando lo rodeó con sus brazos, escuchando su respiración salir en pesados golpes, como si estuviese luchando por seguir oxigenando y mantenerse consciente.
—Dios, Dios, Dios... ¿Dónde estabas? ¡Minjae-ssi! —rogó por una respuesta, mas Minjae sólo rió con dificultad, aferrándose al pelirrojo.
Lo encaminó a aquel depósito abandonado junto al puente; aquel que llevaba haciendo de un 'hogar' desde que decidieron que la vida fuera de aquel horrible refugio era mejor que seguir soportando todo aquello.
Porque un poco de lluvia filtrándose y empapando sus cuerpos era mejor que una lluvia de golpes cada vez que algo no les parecía a sus 'padres'.
Porque intentar que el frío no los terminase por llevar a la muerte estando juntos, era mejor que ser lanzados a aquel sótano, desnudos y en pleno invierno, esperando que así comprendieran que no debían desobedecer órdenes.
Lo arrastró hasta su cama improvisada, conteniendo la respiración mientras desnudaba a Minjae para verificar su estado, viendo su cuerpo cubierto de golpes. Su novio sonrió, sosteniendo su nuca para besarlo con lentitud, queriendo eliminar la preocupación en el pelirrojo.
—Dios, ¿Qué ocurrió? —. Taehyung mordió su labio, angustiado al verlo, negándose a tocar en demasía para no aumentar sus lesiones.
—No es nada, Tae. Conseguí el dinero, estaremos bien por unos días.
Se levantó, masajeando su cabeza para tranquilizarse. — ¡Detente! Deja de hacer esos malditos trabajos... Deja... Deja de arriesgarte así. Se supone que estaríamos bien, que escapamos de ese infierno... Debe haber otra forma...
Minjae rió, sentándose con dificultad ante el dolor. —Mi amor, ¿Qué más puedo hacer? Nadie quiere darnos trabajo, no existimos para el mundo... Somos basura y lo sabes.
—No importa. Si estamos juntos va a estar bien; por favor detente... Yo podría...
Minjae extendió su mano, sonriendo cuando el pelirrojo cedió, montándose sobre su regazo y abrazándolo con cuidado de no empeorar
sus lesiones. Acarició la espalda de Taehyung, suspirando aliviado de haber evitado una discusión mayor.
—Te amo, Tae; no importa si debo arriesgar todo para darte el mundo, tú no debes preocuparte por absolutamente nada.
—Eres un imbécil... —susurró, mas sin poder evitar la sonrisa que tiró de sus labios—, ¿De qué me servirá el mundo si tú no estás en él?
—Vamos, deja de regañarme... ¿No te alegras de que estemos juntos ya? Estoy en casa.
Suspiró, atrapando el labio inferior de Minjae; mordiendo con cuidado de no lastimarlo demasiado. —Muy feliz... Te amo, Minjae-ssi.
Profundizó el beso, olvidando por aquel momento todos los problemas y esperando poder sobrevivir un día más en aquel mundo que los rechazaba sin piedad.[...]
Mierda...
Masajeó el puente de su nariz, removiéndose entre las sábanas mientras intentaba enfocar sus pensamientos. Parpadeó un par de veces, maldiciendo mentalmente al no reconocer aquel lugar. Se sentó, dejando que la sábana resbalara, cubriendo parte de su cuerpo; tensándose cuando aquella risa que se había vuelto casi un placer culpable, resonó en sus oídos, recordándole lo sucedido.
— ¿Nunca te han dicho que tu irritante personalidad mejora mucho cuando estás sin ropa, niñero?
Suspiró, levantándose de la cama al fin bajo la atenta mirada del pelirrojo, tomando su ropa del lugar donde la noche anterior quedase abandonada en desorden, frustrado por el descontrol que estaba demostrando. Taehyung sonrió, levantándose de aquel sillón que se encontraba en una esquina de su cuarto, mismo en el que pasó demasiado tiempo observando dormir al pelinegro cuando él mismo fue incapaz de conciliar el sueño; se detuvo a unos centímetros, conteniendo su propia emoción y sin ganas de que Jungkook viera lo mucho que estaba deseándolo en ese momento.
—Iré a casa, volveré por usted en un rato, Señor— dijo con toda la tranquilidad que la cercanía le permitió, notando la molestia en el pelirrojo ante el rechazo implícito.
—Claro, vete a la mierda si es lo que quieres, me da igual— murmuró irritado, alejándose del pelinegro. Sintió el firme agarre sobre su muñeca, forzándolo a detenerse y disparando el dolor que había estado
conteniendo. Respiró profundo, incapaz de moverse mientras lograba reponerse por completo—, ¿Qué mierda crees que haces? ¡Sólo lárgate! Chasqueó su lengua, tirando de su cuerpo para cerrar la distancia; su boca chocó con brusquedad contra la del pelirrojo, reclamándolo una vez más con frustración y deseo; su lengua hundiéndose en la boca del pelirrojo, enredándose con la de Taehyung a ratos, succionando y lamiendo hasta arrancar un débil gemido lleno de necesidad por parte de su protegido; luego de un momento, se separó con renuencia, temeroso de volver a caer rendido ante aquella atracción que sólo lo arrastraba a perder su cordura —si es que no la había perdido ya.
—Volveré en un rato, Señor—el pelinegro repitió con voz monótona, exhalando cuando Taehyung se encerró en el baño sin decir palabra alguna. Se vistió con prisa, tomando su arma y saliendo de la habitación; se detuvo frente a la sala al ver a Yerim preparar con expresión serena el desayuno de Taehyung. La rubia lo observó por unos segundos, inclinándose ligeramente a modo de saludo; sólo entonces notó que Yerim preparaba más de un lugar en la mesa, frunciendo el ceño ante esto—. El Señor está preparándose, vendré cuando esté listo para marcharse al Club.
Yerim forzó una sonrisa al escucharlo.
—Quitaré su lugar de la mesa entonces, Señor.
—Yerim-ah...
—No necesito explicaciones. Mi deber es mantenerme a su lado, no juzgar sus acciones por más equivocadas que éstas sean— dijo con seriedad, pero Jungkook tuvo claro que aquellos no eran sus verdaderos pensamientos. Contuvo las ganas de revolear los ojos, porque ella no necesitaba demasiadas palabras para hacer sentir su malestar, y quizá su mirada era mucho peor que haber verbalizado su enojo.
—Volveré pronto, procura que el Señor esté preparado.
—Sí, Señor... —susurró, dirigiéndose a la habitación de Taehyung apenas la puerta del apartamento fue cerrada.
Recorrió con cierta molestia la habitación, recogiendo la ropa del pelirrojo que aún estaba en el suelo, sus ojos vagando por el desorden en las sábanas por demasiado tiempo; caminó hacia el baño, viendo el cuerpo de Taehyung con preocupación al notar nuevos hematomas formándose donde los anteriores ya comenzaban a desaparecer. Volviendo a adoptar una sonrisa, sostuvo la bata cuando Taehyung terminó su ducha, queriendo encontrar la forma para explicar todo lo que pasaba por su cabeza ante los eventos de los últimos días.
Lo conocía mucho más que cualquier persona, incluso más de lo que Hyung Sik podría llegar a conocer al pelirrojo alguna vez, y podía ver claramente que sus reacciones hacia Jungkook se estaban saliendo por completo de control. Y no hubiese importado, tal vez pudo pasarlo por alto, pero veía la forma en que ambos se relacionaban y eso sólo conseguía que su miedo se disparase. Taehyung no estaba reprimiéndose con su niñero, y Jungkook definitivamente no estaba pensando en las consecuencias que sus acciones podían acarrear.
— ¿Vas a decirme la mierda que quieres de una vez? —Taehyung dijo con una sonrisa llena de burla, arqueando una de sus cejas al ver las mejillas de Yerim teñirse de rosa al ser descubierta.
—No quieres escuchar lo que diré, Tae.
Se sentó en el borde de la cama apenas abandonó el baño, sus manos atrapando las sábanas con deseo contenido, recordando cada segundo de aquella noche. —Sólo estoy jugando, Yerim-ah... ¿Qué hay de malo en divertirme también si él sólo me ve como un puto juguete usado?
No respondió, frunciendo el ceño sin comprender cómo podía valer más una atracción física que el hecho de estar cayendo en aquel juego denigrante. No entendía, porque con Hyung Sik al menos intentaba convencerlo de que valía algo, mas con el pelinegro simplemente asumía el no ser más que una cosa y eso era lo más aterrador de su relación con Jungkook.
Taehyung estaba dispuesto a rebajarse por él, y no estuvo segura de si el pelirrojo era consciente de ello.
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UNTOUCHABLE® [TAEKOOK]
AzioneTodos siempre nos sentimos atraídos por lo prohibido, es como una ley. Lo prohibido puede darte satisfacción, paz, tormento o incluso llevarte a tu propia perdición. Fanfic Taekook Homosexual