Capítulo 17

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Movió una de sus piernas para entrelazarla con las de pelinegro en busca de cercanía; su piel erizándose ante el roce de los dedos de su niñero en su espalda, permitiéndole tomar la posición que quería sin negarse en ningún momento a sus acciones.
Sabía que Jungkook no había dormido en todo el tiempo que llevaba en el apartamento, y aunque él mismo se mantenía con sus ojos cerrados, tampoco fue capaz de conciliar el sueño pese a sentirse más
agotado de lo que alguna vez pudo estar. Sin embargo, aquella vigilia forzada a la que se vio sometido le entregaba tranquilidad, incluso por sobre el miedo latente que sentía.
Intentó casi en juego, que su respiración se acompasara a la del pelinegro, escuchando sus latidos directamente sobre su pecho. Quiso reír, porque el corazón de Jungkook latía con tanta calma, que lo hizo sentir un imbécil al descubrir que los suyos seguían con un ritmo errático
por aquella cercanía.
¿Cuándo había sido la última vez que su corazón lo traicionase de esa forma tan infantil? Queriendo prolongar aquella sensación de intimidad, inclusive aunque no fuese más que un espacio fuera de la realidad.
Tantos años en los que normalizar su relación con Hyung Sik había sido suficiente, le habían enseñado a no sentir ningún tipo de emoción a menos que fuera disfrutando de todo lo que ser la joya de aquel hombre significaba, aceptando la violencia como parte de ello y encontrando cierto placer en la forma retorcida en la que Hyung Sik lo idolatraba. No importaba que su cuerpo fuese castigado a veces, porque tenía el mundo a sus pies.
No necesitaba sentir en verdad; podía convencerse de que amar a Hyung Sik era lo correcto. Así que lo había hecho de aquella forma sin dudarlo... Había renunciado a todo y no se arrepentía, pero el hombre
que ahora se encontraba a su lado, entregándole un refugio incluso sin proponérselo y disparando el terror de estar yendo contra todo, sólo lo hacía recordar momentos anteriores.
Relamió sus labios cuando fue incapaz de alejar de su cabeza aquel recuerdo, vestigios de una vida que ya no le pertenecía. Había visto con una claridad que no creyó posible aquel rostro, aquella sonrisa que removía cada parte de él, rememorando de forma inconsciente la sensación de otras manos recorriendo su cuerpo, promesas que habían terminado desvaneciéndose de forma irremediable y que ahora sólo quemaban de forma dolorosa.
Inconscientemente se movió de su posición, sentándose en la cama mientras sostenía su cabeza con demasiada fuerza, golpeando una y otra vez su frente, azotando su mano como si de aquella forma, pudiese olvidar nuevamente y hacer desaparecer aquel rostro de su mente.
—Basta—. La voz de Jungkook sonó autoritaria, forzándolo a detenerse cuando sostuvo su muñeca, evitando que el último golpe siquiera lo alcanzara. Lo observó con el ceño fruncido por largos segundos y el pelinegro comprendió con facilidad que la mente de su protegido se encontraba lejos de aquel lugar, lejos de él—. Basta.
Repitió, ahora suavizando el tono de voz, su mano sin soltar la muñeca del pelirrojo hasta que la sonrisa de Taehyung volvió a su rostro, altanero como sólo él podía serlo, sus ojos reconociendo a su niñero ahora.
— ¿Te gusta tener mis manos inmovilizadas, niñero? —dijo con diversión, liberándose del agarre del pelinegro con facilidad.
Contuvo la sonrisa ante sus palabras, dejando que el pelirrojo empujara con fuerza su cuerpo contra el respaldo de la cama y se arrastrara hasta quedar sobre él, sus manos trazando suavemente sobre
su torso desnudo en forma ascendente. Sus cejas se fruncieron ligeramente cuando, ya con la total visibilidad del día, notó la piel en la mejilla de su niñero rasgada. Sus dedos rozaron apenas alrededor de aquel lugar, evitando a consciencia tocar la zona lastimada, mas deteniéndose cuando Jungkook captó su atención, delineando su cuerpo y cerrando sus dedos en las hebras pelirrojas. Acercó su rostro de forma dócil al comprender, sintiendo sus labios quemar por la cercanía con el pelinegro. Un débil sonido escapó de su garganta, aliviado cuando
Jungkook al fin cerró toda la distancia y sus labios se acoplaron a la perfección, moviéndose con un ritmo que a ratos se volvía desordenado y ansioso.
Entreabrió su boca, tomando por completo la lengua de Jungkook en su interior, dejando que sus manos se hicieran camino alrededor del cuello del pelinegro para profundizar, moviéndose con lentitud cuando sintió los dedos de su niñero sostener sus caderas, guiándolo de forma inconsciente.
Su respiración, agitada e irregular, golpeó contra su rostro cuando se separó del pelirrojo. Reuniendo algo de control para detenerse, comprendiendo que no podía seguir extendiendo aquel momento pese a lo mucho que deseaba continuar. Su protegido también lo entendía, pero no parecía importarle demasiado en verdad.
—Vamos a parar... El Señor Hyung Sik espera en el Club.
Taehyung sonrió, su mano perdiéndose entre sus cuerpos, haciéndose de la erección del pelinegro con expresión divertida. Su mano moviéndose lenta y tortuosamente
— ¿Debo pedir 'por favor', idiota?
—No —gimió, por completo absorto en la forma en que se sentía cada vez que el pelirrojo aceleraba el ritmo, riendo con suavidad al saberse con el control—, mierda... —. Con fuerza, obligó a Taehyung a cambiar su posición, separando sus piernas para ubicarse entre sus piernas, embistiendo en falso y disfrutando de las súplicas que el pelirrojo dejaba escapar—. No ahora, Señor. Realmente debemos irnos.
Taehyung jadeó, mordiendo su labio para evitar gemir ante el roce constante de sus cuerpos. —Te necesito, niñero... Tócame.
Bufó, maldiciendo en un susurro su incapacidad de control al escucharlo; una de sus manos abriéndose paso entre sus cuerpos hasta encontrar la entrada del pelirrojo, hundiendo sus dedos con la facilidad que la noche juntos le entregaba, escuchando los gemidos angustiosos del pelirrojo que arqueaba su espalda y dejaba que su cabeza cayera contra la almohada. Mantuvo su vista fija en Taehyung, sus dedos estimulando de forma directa e incansable su próstata, extasiado ante la imagen de su protegido totalmente vulnerable.
Aunque no estaba consciente de cuánto tiempo llevaba en aquel ritmo, sabía perfectamente por la forma en que el cuerpo del pelirrojo se removía contra sus dedos, que no podría seguir conteniéndose mucho más. Su lengua se deslizó por su labio cuando vio a su protegido deslizar sus manos por su propio cuerpo hasta hacerse de su erección desatendida, aumentando de forma violenta la intensidad de cada estímulo. No necesitó demasiado tiempo antes de que fuese incapaz de controlarse, dejando que el calor recorriera cada parte de sí, su cuerpo sudado recibiendo los restos de fluidos.
El pelinegro retiró sus dedos, tocando de forma inconsciente si propio miembro ante la escena, llevando luego dos de sus dedos hacia Taehyung, deslizándolos por su abdomen para alcanzar parte del fluido blanquecino, llevándolo a su boca de forma instintiva.
—Ahh~ Tan sucio, niñero~ —rió con suavidad, sintiendo su cuerpo relajado por aquel encuentro recién acabado.
Se levantó de la cama, negando con su cabeza ante la actitud del pelirrojo que, sin demora, lo imitó para coartar sus movimientos. Arqueó una ceja, manteniendo el silencio cuando Taehyung se colgó de su cuello, gimiendo débilmente cuando sus cuerpos quedaron sin distancia. Sostuvo su cintura con una de sus manos, viendo la diversión traslucirse en los ojos de su protegido.
—No hay tiempo para seguir con esto , Señor.
—Llévame a la ducha, niñero. Estoy sucio y sudado —ordenó. El pelinegro exhaló, forzando a su protegido a enredar sus piernas a su alrededor para acatar su orden—, vamos a encargarnos de tu problema también, imbécil. Seguro no tardarás demasiado, niñero—bromeó, queriendo molestar al pelinegro para seguir tentándolo, conteniendo el jadeo cuando su espalda golpeó la fría superficie de azulejos.
—Sí, vamos a encargarnos de mi maldito problema, Señor.

UNTOUCHABLE® [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora