Capítulo 16

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Corrió hasta el callejón más cercano, ocultándose en un rincón sin importar la suciedad que lo rodeaba, amparándose en la obscuridad que tantas veces le entregó seguridad, pero que ahora lo consumía de forma angustiante en espera de un respiro.
Apenas Minjae le había indicado que corriera, no hizo otra cosa más que obedecer. Se suponía que él iba tras el pelirrojo, mas la presencia de su novio se había desvanecido antes de notarlo. Se abrazó a sí mismo cuando las luces policiales dejaron de iluminar el lugar y los gritos se apagaron, respirando profundamente con alivio de haber conseguido escapar esta vez.
Con algo de temor, dio un par de pasos para salir del callejón y poder buscar al fin a su novio, parando abruptamente cuando vio el automóvil detenido demasiado cerca. Un par de tipos se mantenían vigilando el lugar con expresión neutra, pero apoyado contra el automóvil y con una sonrisa que se amplió todavía más al verlo, esperaba aquel sujeto al que había deseado no volver a ver.
Tragó saliva, caminando con tranquilidad fingida para alejarse y evitar cualquier encuentro, escuchando la risa de aquel hombre al ver su reacción; sintió aquella corriente recorrer toda su columna, aterrado al saber que si el sujeto así lo decidía, escapar no iba a ser una opción real.
Aquel tipo jugaba con su cordura y Taehyung en verdad odió aquello, pues no podía hacer algo por evitarlo.
—Creo que los honorables policías siguen dando vueltas por el lugar, Taehyung.
El pelirrojo se detuvo, volviéndose para enfrentar al hombre.
— ¿Qué mierda quieres ahora?
—Sólo estoy preocupado por ti. No creo que sea lo mejor el esconderte en un callejón... Menos si estás trayendo ese dinero contigo, bebé.
— ¿Cómo...?
El castaño cerró la distancia con pasos cautos, tal cual haría si quisiera acercarse a un animal salvaje y atemorizado, acariciando la mejilla de Taehyung sin importarle el notorio rechazo que despertaba en él.
—Vender drogas es algo muy feo para alguien como tú; un asunto muy desagradable en verdad, bebé... Las joyas deberían resplandecer, no estar rodeadas de esta mierda...
—Vete a la mierda —dijo con irritación, haciendo el intento por volver a alejarse—, sólo estoy perdiendo mi maldito tiempo contigo, cerdo.
—No es ésa la forma en la que debes hablarme, bebé —relamió sus labios, inhalando profundo para controlar sus deseos—, tan salvaje... Realmente necesitas disciplina.
El pelirrojo chasqueó su lengua con irritación, optando por ignorar la forma en que la expresión de aquel hombre se obscureció, recorriéndolo de pies a cabeza con total lujuria. No tenía tiempo para estar escuchándolo; no deseaba estar junto a él sintiéndose una presa y por sobre todo, necesitaba encontrar a Minjae de una vez.
Habían conseguido el dinero suficiente para vivir bien durante un par de semanas; no tendrían que hacer aquellos trabajos por un tiempo y eso sólo significaba tranquilidad para ambos. Mordió su labio de forma compulsiva, inquieto por no saber cómo comenzar a buscar a su novio. Su vida en aquel lugar no había resultado lo que esperaban, mas no iba a renunciar a seguir intentándolo, no cuando Minjae seguía junto a él.
—Tu amado Minjae está en la estación de policías, bebé —. El hombre dijo sin dejar de sonreír, sabiéndose en ventaja por la información que manejaba.
Se detuvo, viendo una vez más al hombre que se mantenía tranquilamente en el mismo lugar, sin muestras de querer forzarlo a algo, pese a que su mirada dijese otra cosa.
— ¿Cómo mierda sabes eso?
—Te lo dije, bebé. Pensar en que estás en peligro me hace sentir una inquietud que no me agrada en absoluto.
—Eres un imbécil... Si es que fuiste tú quien llamó para que lo llevaran, juro que...
—Te equivocas, Taehyung. A mí no me interesa que tú estés junto a mí a la fuerza, ¿Sabes? Tú vendrás a mí sin necesidad de forzarte.
—Yo nunca...
—Te llevaré con tu novio, bebé. Sube al auto.
Taehyung retrocedió. —Estás enfermo si crees que voy a ir a cualquier sitio contigo.
—Te llevaré con Minjae —repitió con seriedad—, mi regalo para ti, será liberar a ese chico que tanto amas —sonrió ahora al ver las dudas en el pelirrojo, extendiendo su mano para que Taehyung se acercase a él una vez más—, prometo que voy a llevarte con él, bebé. Park Hyung Sik siempre cumple sus promesas.
Algo en su mente le gritaba que no aceptara. Que pese a estar seguro que sus palabras eran ciertas y el castaño no rompería su promesa, aceptar algo así sería condenarse. Su parte racional le reclamaba, rogando por correr lo más lejos posible... Pero Minjae lo necesitaba... Eran escoria en aquel mundo y nadie iba a tenderle una mano a un par de huérfanos delincuentes.
Minjae era lo único que tenía en su vida y la simple idea de perderlo hacía que su mundo amenazara con derrumbarse. Porque un mundo sin Minjae carecía de sentido... Porque su vida perdía todo valor sin Minjae a su lado.
Inhaló y exhaló profundamente, su labio temblando de forma leve ante las dudas. Tragándose el miedo, cerró la distancia con Hyung Sik, parando a escasos centímetros del hombre que ahora se veía totalmente conforme por su actitud.
—Vas... Vas a sacarlo de allí, ¿Verdad? —preguntó, rogando tácitamente por una respuesta afirmativa.
Hyung Sik sonrió cuando el pelirrojo alzó su mano para sostener la que él le ofrecía. —Voy a sacarlo de ese lugar, bebé. Lo prometo.
Asintió, tensándose cuando Hyung Sik acarició el dorso de su mano con suavidad, guiándolo luego al automóvil que esperaba por él. Se mantuvo quieto en su asiento, sus manos empuñadas sobre su regazo y sintiendo la mirada de Hyung Sik quemar sobre él. En ningún momento el castaño había hecho el intento por acercarse, sin embargo Taehyung podía sentir el interés casi asfixiante, sin necesidad de algo más que una mirada. Cuando el auto se detuvo al fin frente a la estación de policías, su mirada temerosa al fin se cruzó con la de Hyung Sik.
El castaño estiró su mano, acariciando el rostro de Taehyung con suavidad durante unos segundos cuando sus hombres bajaron del automóvil y se perdieron en el interior de la estación. El menor contuvo su respiración, sus manos temblando ante aquel acercamiento que pese a la sutileza con el que estaba realizándose, distaba mucho de lo que los ojos de Hyung Sik expresaban.
—V-Voy a bajar por él... —dijo nervioso, abriendo la puerta del automóvil para bajar, trastabillando por el miedo y la ansiedad que toda la situación despertaba en él.
El golpe de frío lo hizo temblar, mas su cuerpo se tensó por completo al sentir el peso del abrigo de Hyung Sik sobre sus hombros.
—Conserva el abrigo, me gusta saber que mi aroma está por todo tu cuerpo, bebé.
Frunció el ceño.
—No creas que esto cambia las cosas... Yo nunca...
—Tu príncipe fue liberado, bebé.
Su mirada se dirigió a la puerta de la estación, sonriendo ampliamente al ver a Minjae salir junto a los dos hombres de Hyung Sik. Corrió hacia él, rodeando su cuello con fuerza y besándolo con alivio al volver a estar junto a él. Minjae sonrió avergonzado, sosteniendo su cintura para poner distancia. Sus ojos reflejaron el alivio al verlo, mas su atención fue captada por el hombre que ahora aplaudía con una sonrisa.
—Tae... Taehyung... ¿Qué mierda hiciste? —Minjae dijo con sus ojos ardiendo por lágrimas de frustración.
—No seas imbécil, chico. Agradécele a tu amado Taehyung que no pasarás tu jodida vida encerrado y que puedes sostenerlo una vez más —Hyung Sik habló con burla, consciente de que Minjae jamás iba a pronunciar palabras de agradecimiento.
— ¡No te nos acerques! —Minjae gritó, sosteniendo a Taehyung en un intento por protegerlo. Los hombres de Hyung Sik se mantuvieron impasibles, viendo a su jefe indicarles que todo estaba bien—. No vuelvas a acercarte... ¡No es tu maldito juguete! ¡No puedes tocarlo! ¡No estamos metidos en tu puta zona, aléjate de nosotros!
—Minjae-ssi, basta... Necesitaba que te sacara... Sólo está ayudando...
Hyung Sik rió. —Supongo que mi presencia no es requerida ya... Me alegra saber que vuelves a sonreír, bebé. Pensaré en ti, no tienes idea de cuánto...
Los dos menores se quedaron en silencio, viendo a Hyung Sik alejarse en su vehículo junto a sus hombres. Minjae se separó del pelirrojo, sus manos tirando con fuerza su propio cabello ante la
situación.
—M-Minjae-ssi... —susurró, acercándose a su novio y rodeándolo con sus brazos para tranquilizarlo, incluso pese a que él mismo se sentía agobiado—, estamos bien...
—Mierda... Mierda, mi amor...
El castaño sintió sus lágrimas caer libremente ahora, ahogado por el terror de saber que aquel hombre había estado tan cerca de Taehyung. El pelirrojo no comprendía lo peligroso que aquel hombre era...
Taehyung no entendía a qué nivel ese hombre era capaz de aterrorizar en el mundo en el que se encontraban...
—Sólo quería salvarte, Minjae-ssi...
Minjae sonrió, liberándose del abrazo para sostener el rostro de Taehyung, presionando sus labios sobre su frente por largos minutos. Podía comprender la desesperación en su novio, pero aquello no borraba el miedo que ahora se hacía parte de sí mismo.
«¿Quién va a salvarnos a nosotros, Tae...?»

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