Capítulo 15

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Su mandíbula se tensó cuando llegaron a la oficina y Hyung Sik no tardó en acercarse al pelirrojo. Desvió la mirada apenas su jefe reclamó la boca de su protegido, poniendo nuevamente aquel límite para todos los presentes. Era divertido en verdad que la molestia fuese tanta, sabiendo que su trabajo simplemente era resguardarlo.
—Bebé, me encanta verte tan animado— Hyung Sik dijo con una sonrisa, deslizando su mano bajo la camisa del pelirrojo—, tan perfecto como siempre.
Taehyung sonrió, rodeando el cuello de Hyung Sik con sus brazos para cerrar por completo la distancia, divertido al ver la molestia en el rostro de su niñero. —Me hace feliz estar contigo, mi amor.
El castaño sonrió conforme, sosteniendo de forma posesiva la cintura de su joya para luego enfrentar a Jungkook.
—Supongo que tú debes estar muy decepcionado de mí y mi amada joya, ¿No es así?
Jungkook se mantuvo en calma, ignorando la forma en la que Hyung Sik lamía lentamente el cuello del pelirrojo.
—No tengo un motivo para estarlo, Señor.
— ¿No te alegra saber que tu niñero es un hombre leal, bebé? Incluso aunque atacaste a su hermosa prometida... ¿Debo recompensarte por ello, Jungkook?
El pelinegro se tensó al comprender lo que aquellas palabras implicaron, su mirada manteniéndose firme en los ojos de Hyung Sik. Aquel juego enfermizo al que quería someterlo estaba tan claro, que estuvo tentado a reír.
—No hay algo que agradecer, Señor. Mi error fue permitir que Nancy llegase tan lejos, me disculpo por ello.
— ¿Escuchaste, bebé? —rió—, a tu niñero no le molesta que hayas actuado como un puto animal salvaje con su mujer. ¿No te alegra? Taehyung sonrió.
—Muchísimo. El niñero es tan leal...
—Quita tu ropa, bebé. Hoy vas a disculparte con tu niñero por haber tocado a su mujer.
Confundido, Taehyung se alejó de Hyung Sik.
— ¿La demostración de hoy será para el imbécil? Creí que el castigo...
Hyung Sik chasqueó su lengua, tirando del cabello de Taehyung para obligarlo a mirar a Jungkook.
— No me hagas repetirlo, bebé.
—Señor, no es necesario— dijo con calma—, confío en que usted se encargó de aclarar las cosas.
El castaño rió.
—Lo hice. Pero soy un hombre justo, Jungkook; bebé, deja de perder el maldito tiempo y desvístete.
Taehyung respiró profundo, desnudándose en silencio, con sus ojos fijos en su niñero. Aquello nada tenía que ver con el tiempo que compartieron. No existía algo íntimo y no pudo controlar el temblor en su cuerpo ante esto. Sintió la mano de Hyung Sik acariciar su piel desnuda, empujándolo luego hacia el pelinegro con violencia. Sus rodillas golpearon el piso al desestabilizarlo, cerrando sus ojos por segundos cuando Hyung Sik volvió a tirar su cabello.
—Señor, no entiendo...
—Puedes golpear, Jungkook. Imagino que quieres poner en su lugar a mi joya—. Hyung Sik sonrió con emoción ante la idea de Taehyung siendo golpeado— Te estoy dando cinco minutos sin reglas. Puedes cobrar el daño a tu mujer.
Guardó silencio, sus ojos fijos en el pelirrojo que rogaba de manera implícita por ayuda. No podía negar que estaba sorprendido del nivel al que Hyung Sik era capaz de llegar por su idea retorcida de justicia y placer, pero estuvo seguro de que no sería él quien traspasara esos límites. No iba a comportarse como aquellos hombres que sólo despertaban en él desagrado y asco.
—Mi trabajo es proteger a su joya, Señor. Jamás me atrevería a ponerle un dedo encima... No voy a hacerlo ahora, incluso aunque me moleste lo sucedido con Nancy.
Sabía que estaba arriesgándose al responder, pero no iba a hacer lo que Hyung Sik pedía. La sonrisa en su jefe se amplió al escucharlo, divertido por su actitud y preguntándose cuánto más podría probar la lealtad del hombre frente a él.
— ¡Eres el hijo de puta más valiente que ha cruzado esa puerta! ¿Te estás negando a una orden?
Jungkook suspiró.
—Lo hago, Señor.
Hyung Sik rió, liberando el cabello de Taehyung antes de golpearlo él mismo, empujándolo contra el piso con uno de sus pies.
— ¿Escuchaste, bebé? Tu perro no va a tomar venganza por tus acciones...
—Hyung Sik... —Taehyung rogó, sintiendo la presión en su espalda volverse dolorosa—, no puedo respirar... Por favor... Lo lamento... De verdad lo lamento...
— ¿No es divertido cuando ruega, Jungkook? Creo que mi joya no entiende que sus acciones siempre tienen consecuencias—. Jungkook luchó contra la urgencia de tomar su arma, empuñando sus manos para contenerse—. La verdad me alegro que no hayas obedecido, ¿Sabes? Eres una adquisición importante, Jungkook. Odiaría tener que reventar tu cabeza por tocar a mi joya. Las traiciones son algo tan triste...
—Señor... ¿Está probándome?
Una carcajada resonó en el lugar; Hyung Sik se alejó del pelirrojo, dejando caer su cuerpo en el sofá de su oficina, observando como Taehyung intentaba recuperarse de aquel golpe.
—Aunque entiendo que mi joya se comportó de mala forma, en verdad odio que por culpa de tu mujer haya tenido que disciplinarlo... Así que creí que debías saber que, incluso aunque sea tu jodida madre a la que Taehyung decida atacar, no existe una puta persona en el mundo que pueda tocarlo. Nadie puede tocarlo, Jungkook.
—Pensé que su confianza en mí estaba clara, Señor.
—Mi confianza... —sonrió, mas el pelinegro fue incapaz de reconocer la emoción que cruzó los ojos de Hyung Sik—, la confianza es algo tan frágil, Jungkook. Pero te veo y no puedo evitar sentirme identificado, ¿Sabes? Tú y yo nos parecemos... Tenemos las cosas claras y eso me hace feliz.
No es así...
Tú y yo no tenemos una mierda en común...
No hay algo que nos una más que el dinero que me pagas...
—Entonces debo sentirme honrado de que me tenga en tan alta estima, Señor.
Hyung Sik sonrió.
—Al contrario, Jeon Jungkook. Deberías tener miedo... Porque el día en que decida que no vales mi confianza, estaré muy triste.
— ¿Triste, Señor?
—Así es —sonrió, extendiendo su mano hacia Taehyung para
llamarlo, viendo al pelirrojo avanzar a gatas hasta él—, estaré muy triste. Tanto, que no podrás esconderte en ningún maldito lugar para escapar de mí. Tan triste, que lo único que me hará feliz en ese momento, será destrozar tu cuerpo hasta que no haya nada de ti que recordar.
Relamió sus labios, su mirada cruzándose con la del pelirrojo por un momento.
—Jamás traicionaría su confianza, Señor.
Hyung Sik asintió, su expresión volviéndose seria por un instante fugaz.
—No me decepciones, Jungkook. Porque morir será algo bueno comparado con lo que te haré si es que lo haces. Y de nuevo, lamento que Taehyung haya actuado de esa forma tan vergonzosa— habló con frialdad, acariciando el cabello del pelirrojo que ahora estaba a su lado—, espera fuera, Jungkook. Necesito tiempo con Taehyung ahora.
Con un sutil movimiento, se despidió de Hyung Sik y abandonó la oficina, extendiendo su mano frente a su rostro con desagrado al ver los cortes en su palma por la fuerza con la que mantenía sus manos empuñadas.
Exhaló con fuerza, conteniendo la risa al descubrir lo difícil que había sido contener las ganas de desenfundar su arma. Hyung Sik era un hombre peligroso y estaba claro que lo mantenía por completo vigilado. Estaba viviendo al borde del abismo, mas no iba a acobardarse ahora.

UNTOUCHABLE® [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora