Tenía las llaves del apartamento de Nancy en su mano, mas su cabeza le repetía una y otra vez que estaba haciendo las cosas de manera incorrecta. Ella tenía claro que existían partes de su trabajo que traspasaban cualquier límite y de las que no podía ser partícipe ni siquiera como oyente, pero eso nunca había sido un problema en verdad. Su relación jamás se había visto afectada, porque las cosas estaban claras entre ambos y habían podido seguir adelante pese a todo.
La amaba. No importaba qué, ella era su refugio; así que siempre fue capaz de discernir en dónde su vida personal se dividía de su trabajo; Nancy estaba allí para él, sin importar qué tanto se sintiera consumido.
Pero ahora, odiaba sentir aquella culpa cada vez que estaba junto a ella, porque daba igual qué tanto deseara poder verla, al final sus encuentros terminaban siendo un escape a lo que sucedía junto a alguien más. No era justo, e incluso así no podía evitarlo.
Exhaló, abriendo por fin la puerta y dirigiéndose al cuarto. Se deshizo de su ropa, alejando las sábanas del cuerpo de la castaña y posicionándose sobre ella. La besó con lentitud, logrando que Nancy despertase completamente. Sus manos acariciaron por sobre la fina tela de su pijama, levantándolo apenas para abrirse camino entre sus piernas. La escuchó gemir mientras sus dedos penetraban uno a uno,
ansioso porque su voz pudiese borrar el recuerdo del pelirrojo y pudiera devolverlo a la realidad.
—Mierda... —musitó, separándose de Nancy abruptamente. La castaña frunció el ceño, acunando el rostro de Jungkook en una suave caricia para tranquilizarlo, buscando sus labios sin negarse ante la brusquedad con la que él respondió.
Era obvio que algo le molestaba; lo conocía más que cualquier persona y su cabeza no estaba soportando su trabajo.
—Necesitamos hablar, Jungkook.
El pelinegro rió, dejando que sus manos volvieran a vagar por el cuerpo de la castaña e ignorando sus palabras; no necesitaba hablar, necesitaba sacar de su sistema todo lo relacionado a su protegido. Necesitaba volver a sentirse al mando de su vida.
Buscó con torpeza en el cajón de la mesa de noche, vaciándolo entre maldiciones hasta encontrar el pequeño envoltorio metálico; sin tomarse demasiado tiempo, lo rodó sobre su miembro, penetrando a Nancy con brusquedad. Su mente desconectada totalmente de sus acciones; sabía que estaba usando demasiada fuerza, pero era incapaz de detenerse en verdad. La castaña gemía e intentaba seguir el ritmo que Jungkook le imponía, debatiéndose entre el placer y el dolor que la brusquedad de todo aquel acto despertaba, sintiendo los dedos de Jungkook sostenerla con demasiada fuerza, como si el pelinegro no fuese consciente de lo que hacía.
Cuando todo aquel encuentro acabó y el pelinegro se separó de ella, Nancy no pudo evitar sentir que la distancia impuesta por Jungkook durante los últimos días se hacía mucho más profunda. Sostuvo el brazo de su prometido para detenerlo, mordiendo su labio con ansiedad cuando el pelinegro se tensó ante el roce. Por un momento, Nancy estuvo segura de que su novio iba a alejarla.
Había visto sus ojos y en ellos poco quedaba de su Jungkook.
—No desaparezcas —susurró con miedo.
El pelinegro frunció el ceño, reaccionando al fin cuando vio la preocupación en sus ojos. Estaba actuando de forma equivocada... Ella no merecía eso. La rodeó con sus brazos, relajándose luego de unos minutos.
—Lo siento. Estoy aquí... Sólo estoy estresado.
Nancy asintió, empujando con suavidad el cuerpo de Jungkook; se hizo espacio a su lado, descansando una de sus manos sobre su pecho, trazando suaves caricias por su piel aún cubierta de sudor. —Vamos a estar bien. Siempre lo estamos, ¿No?
—Creo que es más complicado que un poco de cocaína... —rió amargamente al decirlo.
Nancy se mantuvo en silencio, porque Jungkook estaba hablando de algo mucho peor que aquel tiempo en que su vida giró en torno a las drogas y eso sólo aumentaba la angustia que sentía cada día en espera de un llamado o una visita.
—Entonces sal de ahí. No necesitas seguir.
—Duerme, debes salir en un rato y no quiero ser quien cause que tus ojos estén rodeados de ojeras nuevamente.
—Jungkook...
—Duerme, Nancy. No hay algo de lo que hablar.
La castaña se removió, levantándose de la cama con molestia. —Sí, porque sólo debo esperar que vuelvas a caer en otra mierda por tu maldito trabajo.
—Vuelve a la cama —ordenó.
—No, dormiré en el sofá. Puedes descansar para que podamos
hablar cuando tu cabeza esté centrada y no quieras follar tus problemas.
— ¡No hay algo de lo que hablar!
Se sobresaltó ante el grito, quedándose en su lugar sin poder reaccionar del todo. Jungkook rió, levantándose y tomando su ropa con
brusquedad del suelo.
— ¿Dónde vas?
—No te importa, vuelve a la cama.
— ¡Jungkook! —gritó sobrepasada por la angustia, tensándose cuando Jungkook enredó sus dedos en su cabello, atrayéndola para besar su frente por largos segundos. Sus manos rodearon la cintura del pelinegro, sintiendo sus ojos arder por las lágrimas que amenazaban por escapar—, por favor, háblame...
—No hay algo de lo que hablar, mi amor. Tú no quieres saber lo que ese infierno está haciéndome.
Tú no quieres saber lo que él está haciéndome...
Se alejó de Nancy luego de besarla con suavidad, vistiéndose y tomando su arma. Estaba haciendo las cosas mal y debía cortar aquel juego de una sola vez. Necesitaba hacerlo antes de que fuese demasiado tarde.
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UNTOUCHABLE® [TAEKOOK]
ActionTodos siempre nos sentimos atraídos por lo prohibido, es como una ley. Lo prohibido puede darte satisfacción, paz, tormento o incluso llevarte a tu propia perdición. Fanfic Taekook Homosexual