2- Preguntas

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Me levanté tranquilamente, la primera semana de vacaciones de invierno estaba bastante tranquila. Era martes, lo cual significaba que debía apresurarme con el desayuno, porque mamá volvería pronto de la boutique para comer algo y regresar a allá.

También sufría por lo mismo que Jonathan, mi hermano, unos años atrás, cuando aún estábamos en California: las benditas cartas de admisión. A diferencia de él, no sufría por la dura decisión de ir a la escuela con su novia o quedarse cerca de su familia, sino que sufría porque a casi todos los que planeaban seguir estudiando ya tenían un plan y la escuela a la que irían. Lucas decidió tomarse un año sabático con respecto a la escuela, ya que se dedicaría a hacer voluntariado en hospitales, asilos o lugares por el estilo. Dustin— destacando como siempre —, había sido admitido a la universidad de Columbia, y estudiaría ahí tecnologías de la información. Mike está igual que yo, en lista de espera. Yo igual quiero ir a Columbia, escuché que tiene buenas opciones para las distintas ramas de las artes, pero lo puse como un repuesto. Puse algunas escuelas con biología, botánica para ser más específico. Northeastern, Carolina del norte, Millersville, Alabama, tantas opciones y no obtengo respuesta de ninguna. Mierda.

He considerado la idea de permanecer aquí con Lucas. A final de cuentas él igual quiere una rama de la medicina o algo así, nos entenderíamos mejor de lo que ya nos entendemos, prepararíamos mejor las entrevistas y le dedicaríamos más tiempo a los ensayos. Pero en fin, las solicitudes ya están.

Reviso carta por carta. No hay ninguna de las universidades. Casi todas son para mamá. De California, de vecinas mandando saludos o amigas suyas enviando informes sobre todo lo que pasa allá como si no fueran capaces de llamar.

Encuentro una carta con mi nombre. Es de Jonathan, desde la universidad. Me envió una foto con Nancy diciéndome que estaban entusiasmados por volver por las vacaciones. Sonreí al ver que era feliz con la chica que amaba. Creo que no hay nada que me dé más satisfacción que ver a mi hermano dejando atrás todo lo que tuvo en su mente por años.

Otra carta a mi nombre. Que raro. No tiene nombre de quién la envía, es más, no hay ni estampilla ni nada. Esta carta parece que fue escrita por alguien del pueblo y solo la dejó con los demás.

La saco del sobre y me dispongo a leerla.

No puedo creer que alguien haya escrito algo sobre mí. Y de esa forma. Reviso el sobre una y otra vez para verificar que esté escrito «William Byers» en ella. Incluso tomo una foto con la cámara que Jonathan me dejó y leo mi nombre desde la lentilla.

¿Quién podrá escribir sobre astronomía? Debe ser alguien del club de las estrellas de la escuela, de esos que hacen maquetas sobre el sistema solar como pasatiempo.

Miro el reloj en la pared y veo que me queda poco tiempo.

Pongo rápidamente agua en la cafetera, ya que no hubo tiempo de hacer jugo de naranja.

Mientras terminaba de tostarse el último sandwich, se abrió la puerta de la casa. Mi mamá se adentraba y el aire frío con ella. El invierno me gusta por muchas razones, pero el frío es la que más me gusta.

—Hola, mi niño, ¿Necesitas ayuda?— me preguntó mientras colgaba su abrigo en el perchero.

—Buenos días, ma', no, gracias, ya casi acabo. Es solo que me tardé con el correo— me puse serio: la escuela es un tema que me preocupa mucho. Llevaba un promedio perfecto, pero los eventos del 83 para adelante bajaron mucho mi desempeño. Aún recuerdo a mis profesores entregando mis calificaciones y diciéndome «¿Qué está pasando ahí, Will?». Es todo un martirio el pensar que todos esperaban todo de ti, y de pronto, por una maldita cosa que te ocurre ya no puedes dar todo lo que diste antes. Ahora estoy más enfocado intentando reponer mis calificaciones. Así que ahora la escuela en la que me quede es todo de lo que dependo, podrá llegar Vecna de nuevo y atacar, pero me importará más si me quedo en una universidad que si quiera acabar con mi vida. Hay cosas que me mantienen tranquilo, como tengo trabajos sociales en mi expediente, así que eso facilita todo, además, Mike me ayudó en mi ensayo de presentación, las cosas no pueden salir tan mal.

Trazando Constelaciones (Byler)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora