27- paquetería

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"Te veré en Navidad"

Esas fueron las últimas palabras que escuché de Mike antes de que subiera al avión.

Nos encontrábamos en el aeropuerto, y sin decir nada más, se dio la vuelta y caminó hacia la entrada.

Lo vimos alejarse. Salieron un par de lágrimas,  nada más, y eso fue porque estaba seguro de que lo volvería a ver.

Hoy estoy en mi habitación en Columbia, sentado en mi silla frente al escritorio, con la libreta de álgebra frente a mis ojos sin entender como es que Dustin resolvía esto mentalmente simplemente con verlo una vez.

Tal vez él sea bueno en matemáticas, pero yo soy bueno en... la verdad no sé en qué soy bueno, tal vez puedo decir que dibujo bonito. Y justamente hay dibujos en las orillas de las hojas, porque el centro de estas, dónde deberían ir los apuntes, hay algunos, pero muy vacíos, la verdad.

Cuando estoy a punto de lanzar mi libreta por la ventana, escucho que tocan la puerta.

—Dios, Paul, ¿cuántas veces te he dicho que no olvides tus llaves?— digo para mí. Por cierto, Paul es mi roomie, es muy antisocial, de hecho, como interacciones en los dos meses de clases que llevamos solo nos hemos dicho "Hola" y "Buenas noches". Y ya.

Pero diferente a lo que pensaba, no era mi compañero quien se encontraba del otro lado de la puerta, sino el encargado del edificio, quien traía tres sobres.

—Habitación.. cuatrocientos setenta y dos, William Byers y Paul Taylor, ¿cierto?

—Así es.

—Bueno, esto estaba en la entrada. Hasta luego.

—Adiós— contesté en el mismo tono aburrido en el que él me habló. Dejé el sobre de Paul sobre su escritorio y revisé los míos.

Uno de mamá y el otro de... Mike.

M-I-K-E. Cada una de las letras de su nombre fue agrandando mi sonrisa. De verdad está cumpliendo con la carta semanal que me prometió, y yo aquí contestando cada tres.

Abro la de Mike primero.

Dentro está escrito:

Hola, Will, ¿Cómo te va en tu vida está última semana?, la verdad solo te escribo porque estoy aburrido y no conozco otra persona mejor para contarle todo lo que me pasa, y para decirte que hay un proyecto de escritores en el campus, van a imprimir diez copias de algunos manuscritos que se presentan. Dentro del sobre donde está esta carta debe estar el comprobante de que autorizo que la impresión se haga, y con tu permiso, está navidad que nos veamos te regalaré una de esas copias que me darán, porque tú fuiste mi tinta, la persona que inspiró a todo lo que hay ahí. Y si no está el comprobante lo más seguro es que me haya olvidado de ponerlo.

En fin, otra cosa que me pasó es que inicialmente lo de los manuscritos sucedió porque estamos en el mes del arte en la uni, y por ello cuando pusieron los anuncios de que habría una exposición de arte aquí decidí ir con mis compañeros de habitación, porque era viernes, no teníamos planes pero sí teníamos dos litros de café en nuestro organismo, entonces por ello sufrimos de insomnio. Es una galería 24horas, entonces creo que no tuvieron problemas con que de pronto cuatro chicos se les aparecieran a las 12 de la noche intentando ver pinturas y dibujos de los demás estudiantes. Fue ahí cuando pensé en ti. Pensé en que si estuvieras aquí conmigo posiblemente sería una obra tuya la que estaría contemplando en estos instantes y no la de un desconocido. Y sé que me dirías si estuvieras aquí al decir esto "Mike, puedes conocer mucho sobre las personas con ver lo que dibujan", pero la verdad es que después de años de tener al mejor artista que he conocido a mi lado, estás obras insignificantes no tienen importancia para mí. Y aunque así fuera, si estuvieras aquí hubiera amado venir solo contigo. Realmente todo lo que estoy viendo lo relaciona a ti y en todos tus intentos por enseñarme de artes plásticas.
No es que te reclame por estar en una escuela diferente, es solo que no me acostumbro a seguir sin ti.

Trazando Constelaciones (Byler)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora