15- Luna (1)

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Para mi buena o mala suerte ese día no tardó en Para mi buena o mala suerte ese día no tardó en llegar, ya que tan solo un día después mamá nos dijo que nos llevaría a desayunar cerca de su trabajo porque su turno comenzaba antes y no había nada para preparar en la casa.

Ce decidió quedarse con Max en su casa esa noche. Parece ser que realmente es un consuelo emocional tenerla como acompañante. Reconozco que aunque cuando vivíamos en California le tenía un poco de celos era una persona con la que en verdad me gustaba pasar el tiempo.

Jonathan y yo nos fuimos con ella en el auto. Nos dejó en la cafetería donde trabaja Karen Wheeler, solo que esta vez no estaba ahí, al menos no trabajando, parece ser que esta vez la familia decidió almorzar fuera de casa.

Los cinco integrantes de la familia se encontraban casi en total silencio. Tanto padres como hijos. Ted y Karen viéndose fijamente con mirada desafiante, Nancy intentando pasar un buen rato con Holly (quién por cierto no hacía mas que rechazar sus tratos) y Mike doblando una servilleta.

Intenté pasar desapercibido. Esto debido a lo que Mike me contó. No parecía un buen momento para darles una convivencia falsa. Lo malo de eso es que la señora Wheeler justo volteó a vernos tan pronto como la campanilla detrás de la puerta sonó.

Su mirada cambió por completo. Nos dió una sonrisa.

-Hola, chicos, ¿qué los trae por aquí?- saludó amablemente.

-Buenos días, señora, esta vez nos tocó tomar el desayuno fuera de casa- contestó Jonathan un tanto tímido.

-Por favor háganos compañía, acabamos de pedir de comer- dijo con un tono de súplica. Necesitaba que cortáramos la tensión en la que se encontraban.

Miré a mi hermano y alzó los hombros dejándome la decisión final a mí.

-Será un placer- dije finalmente y me encaminé a su mesa.

Tomamos unas sillas. Jon se sentó junto a Nancy y yo quedé justo frente al señor Wheeler y a un lado de Mike.

Fueron unos treinta segundos muy largos mientras el hombre mayor me examinaba de arriba a abajo.

La chica camarera nos tomó la orden.

Cuando regresé la mirada a la mesa seguía en su trabajo de juzgarme.

Hice mi mayor esfuerzo por sonreírle de una forma no sarcástica.

-¿En qué universidad estudiarás, Will?- me preguntó con ese tono al que ya estaba acostumbrado después de tantos años.

-De hecho aún no me llega mi carta de admisión, señor. Estoy en espera, pero no me quiero presionar. Las cosas van a su ritmo, supongo- contesté temeroso.

-Genial- dijo. En su voz no se escuchaba como si fuera genial, más bien como si fuera la tragedia del siglo.

-Pero se postuló a buenas universidades, debe haber algún problema con sus asuntos administrativos y por eso no ha llegado respuesta. No hay forma de que este chico no consiga lo que quiere- comentó Mike y me miró con un una sonrisa.

-Claro- susurró Ted fastidiado.

Le juro a este hombre que si yo no fuera tan educado...

-¿Cómo han estado manejando la noticia de que Mike se va a Harvard?- cuestioné solo para no quedarme callado.

-La tomaremos bien cuando sepamos que nuestro hijo realmente se lo merezca.

-¿Que no me lo merezco? Oye, discúlpame, pero tengo una beca completa allá. No cualquiera lo logra- rezongó su hijo.

Trazando Constelaciones (Byler)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora