Capítulo 2

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Al día siguiente, me sentía observado y eso era molesto, lo peor es que era demasiado obvio.

Suspiré cansado fingiendo que aquel tonto no tenía la mirada puesta en mi, ya eran dos días seguidos que no me dejaba descansar.

Quizás fue un error el regresar a ese lugar, pero no me arrepentía ya que era un punto demasiado agradable de Konoha.

Ignorarlo parecía funcionar, ya que no me había interrumpido, pero mi satisfacción no duró, ya que ronquidos me hicieron girar molesto en su dirección.

-¿Podrías dejar de ser tan ruidoso?- me quejé.

-Oye no es mi culpa que esperarte sea tan aburrido- dijo dando un gran bostezo.

-¿Esperarme? ¿Pues que quieres de mi?- dije cansado.

-Disculparme, me siento mal por aplastarte ayer- decía con vergüenza.

-Como sea- dije restándole importancia, realmente me había enojado el día anterior, pero el ver cómo aquel rubio estaba lleno de moretones y el labio roto, me hacía pensar que realmente no podía quejarme.

El rubio se aproximó y se sentó a mi lado, y pude confirmar la gravedad de sus heridas. Pese a notar su deplorable estado, no quise mencionar nada al respecto. El chico tendría sus razones para haber terminado de aquella manera.

-¿Entonces me perdonas?- sus ojos brillaban suplicantes, que pude notar el azul intenso de su mirada.

-Solo ya deja de molestar- suspiré resignado para recostarme nuevamente en el fresco césped.

Aquel rubio se veía feliz al ver que no le guardé reconcor, pero honestamente no me importa.

-¿Y qué haces?- preguntó mostrando curiosidad.

Le miré irritado.
-Te acabo de decir que dejes de molestar- le reproché, y el semblante sonriente del rubio se apagó, con fastidio le contesté -Admiro el cielo, ver las nubes siempre me relaja- señalé aquellas formas blancas en el cielo.

El chico me imitó y se recostó junto a mi, demasiado cerca para mí gusto, pero me daba más pereza moverm

-¡Wow! ¡Es hermoso!- gritó emocionado con una sonrisa, eso captó mi atención y de manera inconsciente me hizo esbozar una sonrisa, sin duda era un tonto.

Ambos guardamos silencio, disfrutando de aquel hermoso día, dónde la suave brisa de Konoha transportaba aquellas formaciones de agua condensada.

Pasaron los minutos, e incluso me atrevería a decir horas, porque el cielo comenzó a tornarse anaranjado.

No podía creer que el tiempo había pasado tan rápido, y aquel chico no me había incómodado.

No me podía quejar, al final si pude relajarme incluso después de su interrupción.

Me levanté, pensando que debía regresar a casa si no quería recibir un sermón de mi madre.

El chico me observaba en silencio, parecía que dudaba si decir algo más.

-Adiós- me límite a decir mientras caminaba a mi hogar.

-Adiós y ¡gracias por enseñarme algo tan maravilloso!- gritó muy emocionado mientras yo me alejaba, no pude evitar ver cómo sonreía tan radiante, nuevamente me contagio su felicidad, pero solo me límite a asentir en su dirección.

Sin embargo, algo me pareció extraño, sus heridas habían desaparecido, seguramente no había prestado suficiente atención, me justifiqué ante lo ilógico que me parecía.

"Al menos hoy no fue un fastidio"

"Al menos hoy no fue un fastidio"

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ShikaNaru - Que fastidio con el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora