13. Family line

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26 de octubre, 2032
Caitlyn.

Su rostro estaba en todas partes, y también su nombre. Había pasado una semana desde la desaparición de Caleb, seis días desde la última vez que lo vio. La angustia y la desesperación solo se acumulaban a sus pies con el miserable paso de los días, no solo para ella, sino que también para el director. El periódico escolar hablaba de Caleb, también las noticias locales e incluso fue tendencia en Twitter por un cuarto de hora.

Nadie quiso intervenir antes de las veinticuatro horas, decían que Caleb era así, que desaparecía sin más y no regresaba hasta que todos dejaran de preocuparse por él, porque disfrutaba la atención; amargamente, Haley corroboró estos rumores. Para ella era difícil de creer que Caleb desapareciera sin más, ni siquiera se había llevado su billetera, ni nada que le pudiera ser útil. Bueno, es verdad que se había llevado su caja de tabaco y el mechero, pero, aparte de eso, nada más.

Recurría a su dormitorio para buscar pistas, alguna conexión que pudiera llevarlo a él, pero fue inútil. Su celular no entre sus cosas, lo que era tan bueno como malo; si lo llevaba consigo, eso quería decir que no estaba incomunicado — tenía sus puntos en contra, tampoco podría meterse en su móvil para ver su actividad. El tiempo que llevaba inactivo en las redes era el mismo tiempo que llevaba desaparecido, lo que solo logró perturbarla más.

Su padre tenía contactos, tal vez alguien pudiera rastrear la señal digital de Caleb, y de esta manera dar con su paradero, pero su padre se negó, dijo que había gente demasiado poderosa investigando, la labor escapaba a su rango de poder, y no quería comprometerlo.

Hizo preguntas, habló con todos sus amigos, pero nadie le dio las respuestas que buscaba. No lograba conciliar sueño en las noches, su almohada olía a él, eso le recordaba sus prioridades; presa del pánico y el insomnio, Caitlyn recreaba escenarios desafortunados en su mente que poco a poco se fusionaban con la realidad.

El director no creó un grupo de búsqueda hasta pasadas las setenta y dos horas de su desaparición, aunque puede que ya fuera tarde. Asistió en todas las salidas al bosque y alrededores de la academia con la esperanza de encontrarlo. Armada con la linterna como espada, y el optimismo como escudo, Caitlyn salía determinada a encontrarlo. No dejaba de pensar que todo aquello era su culpa. La última vez que hablaron discutieron, Caleb había accedido a dejar de consumir, a petición de su novia, pero lo haría a su ritmo. Es decir, que durante el proceso de desintoxicación una que otra vez caía un porro, o una cerveza. Las consecuencias de que dejara el hábito de golpe podrían ser fatales, por lo que le permitió ir a su ritmo; pero no quería presenciarlo, por lo que, en las noches, antes de irse a dormir, Caleb salía para fumar.

—Ha sido culpa mía, lo sé —le comentó a Haley y Shirley mientras desayunaban—. No debí dejarlo salir esa noche, no debí.

—No te machaques, Cait —Haley le palmeó la espalda para animarla—. No puedes controlar lo que hace, ya es mayorcito.

—Esto no es culpa suya —respondió al momento. Puede que hubiera confundido las intenciones detrás de su comentario, debido al estrés y la falta de sueño. Se disculpó con ella al momento—. Perdóname, sé que solo quieres ayudar. No me encuentro bien.

—No es para menos, no has probado bocado —Shirley había intentado hacerla comer antes de que el siguiente escuadrón saliera a buscarlo, pero era inútil.

—No tengo hambre...

—¿Has llamado a su padrino de AA? —inquirió Haley, siempre tan inteligente.

—No, la verdad es que no... Con tanto lío ni se me ha pasado por la cabeza —entonces cayó en cuenta—. No podría contactarle de igual manera, no tengo su número.

Killing van Thorpe. (#PGP2024) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora