32. The Hangman

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3 de febrero, 2033
Caleb.

El momento que tanto había estado evitando por fin le había ganado la carrera. Se encontraba en la comisaría, brindando testimonio para la investigación de la muerte de Adam. Le costaba creer que su hermano estaba realmente muerto. Se sentía perdido sin él. Desde que se unió a la familia no recibió más que desprecio y malos tratos, Adam era como el sol para Caleb, una fuerza que le brindaba luz y calor, pero que estaba siempre lejos de su alcance. A pesar de las peleas y las diferencias que pudieron haber afrontado, se amaban y en un punto de sus vidas eran ellos contra el mundo. Ya no era así, el sol se había puesto y jamás volvería a brillar. Aunque fuera difícil de creer, Caleb estaba completamente sobrio desde hace unas semanas. Era insoportable. Antes de llegar al interrogatorio pasó días con fiebre, vértigo y migrañas. Habría perdido alrededor de cuatro kilos desde entonces, y no encontraba descanso en todo el día, por un cóctel devastador entre los síntomas de la desintoxicación y el ruido en su cabeza que lo torturaba desde que era niño.

El inspector Williams lo miraba con particular desdén, debía estar al tanto de su ruptura con Caitlyn, eso explicaría su expresión amarga. Aquel hombre no sería capaz de odiarlo más de lo que ya se odiaba a sí mismo, no tenía ese poder. 

Cuando regresó con los Thorpe en busca de ayuda, su madre lo obligó a declarar ante la policía. Jeannette estaba convencida de que Caleb tuvo algo que ver con la muerte de Adam, pero la verdad es que él ni siquiera estaba en el castillo la noche que murió. Ojalá fuera diferente, habría sido capaz de proteger a Adam. Ahora debería vivir sabiendo que las últimas palabras que intercambió con su hermano fueron insultos. 

No quería estar ahí, quería visitar la tumba de Adam, que era donde había pasado los últimos días, hablándole a su lápida. Agnes Seawright estaba junto al inspector, ellos dos siempre iban juntos a todos lados. La complejidad del caso les estaba comenzando a cobrar factura, especialmente al padre de Caitlyn. Caleb era un adicto, podría oler el alcohol a kilómetros de distancia, mucho más ahora, que estaba limpio del todo.

Quién lo habría imaginado, el inspector Williams era un alcohólico. ¿Se habría tomado bien la noticia su hija? Por más que se esforzara en ocultar, Jeremy nunca fue del todo feliz sabiendo que Caitlyn era su novia; creía que ella podía conseguir algo mejor, era una opinión que los dos compartían. 

—Terminemos con esto rápido —musitó el hombre mientras vertía café en su vaso—. ¿Tienes alguna información que pueda servirnos para la investigación?

—Nada de lo que pueda decirle vaya a ayudarle.

—Entonces, ¿por qué estás aquí?

—Mis padres me han obligado.

—¿Crees que esos son tus padres, chico? —sentía como no necesitaba una respuesta, así que continuó—. Fueron los primeros en dar tu nombre para el interrogatorio, aunque no estuvieras en el castillo esa noche. Un padre no haría eso.

—A menudo los padres son los que más hieren a sus hijos —el comentario de Caleb hizo que le saliera una vena en el cuello al inspector—, ¿no le parece?

—No sé qué pudo haber visto mi hija en alguien como tú.

—Jer, por favor —intervino Agnes—. Adhiérete a las preguntas que te di.

—A veces me hago la misma pregunta. Dígame, ¿cómo está Cait?

—Bien, lejos de ti —aquellos dos jamás llegarían a un acuerdo juntos, pero Caleb se entretenía molestándolo.

—Como hermano de la víctima... ¿consideras que alguien querría hacerle daño?

—Más de uno. Era mi hermano, pero era un verdadero hijo de puta —se llevó las manos atrás de la cabeza, restándole importancia al asunto—. Puedo darle una lista.

Killing van Thorpe. (#PGP2024) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora