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Día de la cita.

—Te ves hermosa—me dijo Eli muy contenta.

Me ví en el espejo. Mi piel pálida, no se veía tan pálida, el vestido se veía bien en mi, mi cortó cabello bien peinado y bueno solo algo de brillo en los labios.

—Eso creo, ¿Nos vamos?.

—Vamos.

Salimos en su auto, y la verdad sentía muchos nervios, esperaba y no quedar plantada.

Llegamos al parque y me senté en una banca, le pedí a Eli que se centara en otra más lejos, para que no fuera incómodo con Herz.

Pasaron unos veinte minutos y ya estaba desesperada.

Idiota, me dejó plantada.

Me levanté muy furiosa acercándome a Eli, de pronto choque con alguien.

—Fijate por dónde caminas—dije molesta, alcé la vista.

Usp.

—Hola Herz—reí nerviosa.

—¿No planeabas irte?—me examinó con la mirada.

Por un momento pensé que me veía horrenda.

—No, no, claro qué no, solo no me gusta esperar.

—Se nota, te vi de lejos muy furiosa, creí que te le lanzarías a esa chica—miro a Eli.

—No soy tan loca—sonreí.

—Voy a creerte—rió—vamos a centarnos.

—Si claro.

Nos sentamos y me di cuenta que Eli me miraba de lejos con una enorme sonrisa.

Chisme para más tarde.

—El vestido—suspiro.

¿El vestido que? ¿Está feo? ¿Sucio? ¿Al revés?

—¿Eh?

Que no diga que está feo, que no lo diga, que no lo diga.

—El vestido combina con tus ojos—rió y esa risa casi me derrite.

—Y tu camisa combina con mi vestido—dije divertida, pero enseguida me arrepentí.

Pero qué.

Mire al suelo avergonzada.

Su risa se escucho.

—Me agradas—dijo—Me pareces divertida.

—Eso creo, ¿Y tú eres...?

—Complicado—suspiró—no cualquier chica me convence a la primera de salir con ella.

Wow.

—Entonces tienes muchas tras de ti—gire los ojos.

—Pero ninguna me interesó, hasta que apareciste tú.

Repítelo que entendí mal.

¿Te intereso?—no pude ocultar la felicidad en mi voz.

—Claro, no todos los días te acosa una chica rara y te stalkea a media noche.

Abrí los ojos tanto como pude.

—Yo...estaba... aburrida—reí nerviosa.

El de la nada soltó una carcajada y nego con la cabeza.

—Deja los nervios, chica rara.

Enseguida sentí mis mejillas arder, este chico si que me ponía nerviosa.

Un solo corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora