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De camino a casa solo éramos Herz y yo.

La celebración estuvo de lo mejor. Tanto que papá y Bairon bebieron de más y se quedaron dormidos en un rincón. Sará por su parte se la paso llorando cada cinco minutos por los regalos.

Y como era de esperarse le regale un dibujo. Pero no uno cualquiera, los dibuje a ellos el día que se conocieron.

Cómo todos estaban contentos aproveché y con mi pelirrojo nos escabullimos. Elizabeth se dió cuenta, pero nos dió una mirada de aprobación y bueno aquí estamos. Caminando en medio de la noche, con Miles de estrellas viendo cómo bailamos en medio de la carretera y reímos sin preocupaciones.

Al llegar a su casa me quité su sacó y lo deje en el mueble, no tardó en aparecer su gato y no dude en tomarle.

—!Es tan lindo!—exclame estrujandolo.

Herz encendió las luces y se acercó.

—Tu, yo y nuestro hijo—se ríe negando con la cabeza—que locura.

—¿Ahora somos padres?—pregunté divertida bajando el gatito y acercarme mas a Herz.

—Bueno si, desde la vez que me llevaste a la iglesia.

Oh recuerdo ese momento.

—La primera vez que estuviste celosa—añadio y me paso un brazo por encima—lo disfruté mucho.

Lo mire mal y se rió.

Fuimos hasta la cocina y preparamos chocolate caliente. Los padres de Herz estaban de viaje y Hanna se quedó en casa de una amiga. Ahora que lo pienso, estamos solos.

Y bueno creo que Herz también se acaba de dar cuenta de eso.

—Puedo llevarte a casa—sugiere después de un rato.

—¿Quieres que me valla?—reí nerviosa.

Bebió de su chocolate y pude notar que estaba nervioso igual que yo.

—Me gustaría que te quedes—susurra.

Nos miramos fijamente. Sus ojos tenían un brillo inexplicable, tal vez por la luz de la casa que hacía notar más sus pupilas dilatadas. Pero se que sentimos lo mismo, lentamente me incline hasta estar a unos sentirmetros de besarnos hasta que..

—¿Que fue eso?

Un ruido muy fuerte salió del fondo de la casa.

—Espera aquí—me ordena firme y su expresión cambio tanto que se puso muy serio. En otro momento me hubiera reído, pero ahora...

—Espera, no dejaré que vayas solo—me apresuró a seguirlo—voy contigo.

—Sadie, solo quédate aquí.

—No lo haré, así que muévete.

Negó con la cabeza y me tomo de la mano.

—Primero escucha. Si es alguien tienes que ser lo bastante rápida y salir corriendo, tomar tu teléfono, marcar a la policía, volver aquí, tomar un cuchillo...

—Ey, tranquilo—le interrumpo y casi me río de ver lo nervioso que se puso.

Controlate, no es el momento.

A pasó lento llegamos a la habitación, si la habitación de Herz precisamente. El ruido volvió a escucharse y casi se me sale el corazón. Que miedo.

Al menos moriría con el.

Herz abrió la puerta lentamente, para nuestra sorpresa no había nada. ¿Dónde está el asesino? De acuerdo, lo más probable es que fue aquella ramita qué choca contra su ventana.
Herz fue directo al cuarto de baño a asegurarse de que no había nadie dentro. Al salir pude ver lo aliviado que se puso.

Un solo corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora