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—Cierra los ojos—pidio la dulce voz de la enfermera.

Cerré los ojos y sentí la aguja entrar en mi vena, respire hondo hasta dejar que el líquido entre por mi cuerpo.

—Eres muy valiente—sonrio ella muy amable.

Le devolví la sonrisa y mire a mi padre quien sostenía mi mano.

—Lo haces muy bien hija-dijo en un tono muy tranquilo—Estaras bien.

Esa fué la primera vez que recibí quimioterapia, en ese entonces tenía quince años, ahora ya soy mayor de edad y aqui estoy otra vez.

Cuando tenía quince, los doctores detectaron un tumor muy avanzado en mi pulmón desde ese entonces adiós al mundo real.

Termine la escuela en casa, casi no salgo, no voy a fiestas, ni a conciertos, pero en este tiempo siempre me ha acompañado mi mejor amigo Bairon así que no me puedo quejar.

Ahora empeore y tengo que recibir nuevamente el tratamiento.

Volver a empezar de nuevo.

Estaba en el hospital y leía una revista de famosos, mi papá se había quedado dormido y preferí no despertarlo cuando entro Bairon.

—¿Qué haremos después?—preguntó sentandose a mi lado.

—Tu eres el de los planes así que...—cerre los ojos un momento.

—Tengo que ir al supermercado, si te sientes bien puedes venir conmigo.

—Bien, no es que salga todos los días—dije algo exhausta.

Después de la quimioterapia, fuimos a casa y esperamos unas horas antes de ir al supermercado.

—Vallan con cuidado—papa le dijo a Bairon cerrado la puerta del auto.

—Si señor volveremos pronto—arranco y condujo despacio hasta llegar.

Entremos directo por dulces, bueno Bairon, a mi casi no me gustan.

—Creo que deberíamos conseguirte un novio—hablo el de repente

—¿Qué?—tome unas galletas y las puse en el carrito—No creó que esté lista.

—Vamos Sadie, no estarás soltera toda la vida—se quejo haciendo que lo mirará—solo mira a tu alrededor, cientos de chicos esperando por ti.

—No gracias, no estoy interesada—avance por la siguiente sección y al verlo me di una cachetada mental—o tal vez si.

Me quedé paralisada.

Bairon se acercó y chasqueo los dedos en mi cara.

—Ey—me movió por los hombros—Sadie.

—Miralo—señale al chico que estaba a tan solo unos centímetros de mi.

Aquel chico era algo flaco pero se veía que tenía músculo, tenía algo que me llamo la atención, no se si fue su cabello rojizo desordenado, o esos lentes que usaba.

—Sadie ese chico, ¿Segura te parece lindo?—me miro tipo; es en serio wey.

—Es muy lindo—dije ya algo avergonzada.

—Siempre que vengo lo veo comprando lo mismo—suspiro negando con la cabeza-huevos.

Solté una risa escandalosa y el volteó a verme, yo muy rápido me di la vuelta.

Me hice la loca, cómo si no hubiera reído peor que una yegua.

—Anda y hablale—Bairon me animo.

—¡Estas loco!. Además, ¿Qué le voy a decir?

Un solo corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora