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—Recuerda, nacerá en enero—le repetí a Bairon por milésima vez.

—No estoy muy seguro.

—Asi será, y ya levántate.

Bairon estaba muy feliz acostado en la cama, mientras yo guardaba la ropa en su maleta.

—Pesada—suspiró.

—Eres muy flojo—Sara entro a la habitación.

—Escuchaste—reí —ya que llegó Sara, tengo que irme.

—¿A tu cita?—preguntó ella.

¿Qué?

Quedé confundida, cómo es que... miré a Bairon quien sonreía hasta más no poder.

—Veo que tengo un amigo chismoso.

Ella sentó a su lado y le dió un corto beso.

—Le encanta el chisme—rió.

—Eso es verdad. Hora de irme—tome mi bolso—los veo luego.

Salí y fuí directo a casa.

Eran las tres de la tarde. Herz llegaría a las cinco, así que tenía que estar a tiempo.

Al llegar, cómo siempre, Eli esperándome afuera. Entre y fuí directo a mi habitación, busqué en mi armario y me decidí por una blusa negra con mangas y un pantalón gris.

Tome un baño y casi muero de frio. Me vesti y peiné mi cabello, mientras esperé me puse a ver tik tok.

Herz siempre impuntual.

—¡Sadie, es para ti!—grito Eli desde afuera.

Salí lo más rápido que pude muy contenta. Abrí la puerta y sonreí.

Lo encontré con una linda sonrisa. No traía lentes y sus ojos se veían más intensos, traía una camisa negra y una chaqueta roja.

Me acerque a el y lo deje pasar.

—Hola chica rara.

—Hola—sonreí nerviosa.

Caminamos hasta llegar al sofá.

—¿Ella es tu pariente?—preguntó sentándose a mi lado.

Seguro hablaba de Eli.

—Es mi tía—mentí.

—Por eso nos sigue cuando salimos—dijo intentando no reírse.

Se dió cuenta, como pude ser tan obvia.

—Bueno, es que jamás me dejan salir sola—reí nerviosa—espero y no te moleste.

—Descuida, entiendo.

Sonreí.

—¿Lista para la película?

—Creo que yo debería preguntar eso—encendí la televisión—¿Estás listo, Herz Wuilians?

El rió.

—Luces muy contenta.

—Bueno, no siempre el chico que acosas, viene a tu casa a ver películas.

Ambos reímos.

La película que veríamos sería El Conjuro.

Veríamos toda la saga.

La película comenzó y Herz estaba muy apegado a mi. Por cualquier ruido o algo se asustaba, sentí algo de gracia al ver cómo cerraba sus puños.

—Tranquilo, no te comerá—reí.

Un solo corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora