1x08: Three Ladies

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Junto al amanecer, llegamos a las puertas del Castillo Real de Ermet

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Junto al amanecer, llegamos a las puertas del Castillo Real de Ermet. Para el personal era un sorpresa el encontrarse con nosotros a aquellas horas y en aquel estado, pero no lo fue tanta para el rey. Es más, cuando llegamos a la sala en la que se hallaba, Su Majestad nos esperaba de brazos cruzados, caminando nervioso de un lado a otro, mientras nos fulminaba con una clara expresión de rabia en su rostro.

—¡¿Cómo habéis podido?! —comenzó, furioso— Saben muy bien que estamos en una lucha sin sentido. Cualquier cosa que hagamos puede traer consecuencias. No podéis lanzaros hacia el enemigo y esperar que todo salga bien. Deben pensar las cosas con calma y seleccionar la mejor alternativa... Lunarion, sé que tú fuiste el que tuvo la idea —mi compañero compartió una mirada conmigo, algo arrepentido—. Solías hacer esto mismo cuando éramos pequeños. Siempre tomas la iniciativa porque te da mucho miedo que los demás puedan fracasar. Debes aprender de una vez que no estás solo. Controla tus impulsos y coopera. Es entonces cuando podremos realmente avanzar.

—Disculpe, Breelion, ha sido mi culpa. No la tome tan duro con él —hablé—. Mi deber como Guardián es velar por el bien mayor y no estuve muy leal a él dejando a Lunarion continuar con su disparatado plan; pero le aseguro que no dejé que esto pasara por ser débil de mente, más bien lo vi como una oportunidad para explorar territorio enemigo.

—¿Serías tan amable de compartir con nosotros qué has aprendido?—preguntó el rey, incapaz de creer una palabra y negado a usar su magia después de su bloqueo con Xernion.

—Por supuesto —dije, seguro—. Mientras mi compañero Lunarion estaba siendo imprudente, yo me detuve a analizar un poco el entorno en que nos encontrábamos. Después de toparnos con Xernion, y partiendo desde el antiguo escondite de Aslyrion, fuimos guiados medio kilómetro al norte hasta encontrarnos con un cobertizo algo demacrado junto a una fuente —conté.

—¿Qué tiene de especial? —quiso saber Breelion, al parecer, realmente interesado.

—No llegué a su interior, pues Xernion intentaba evitar que me acercara a este. Su estructura era algo básica, pero fácilmente podría almacenar sus secretos dentro y, por supuesto, sin que nadie los note. ¿Sabe a dónde quiero llegar con esto?

El rey lo pensó por un momento y, cuando pareció descubrirlo, me adelanté:

—Creo que los elfos secuestrados se encuentran allí —todos en la habitación quedaron en silencio, incluso yo.

—¿Estás seguro? —preguntó el rey, en un tono más aliviado.

—Probablemente. Además, durante mi efímera batalla con Xernion, escuché el grito de una mujer, y estoy seguro que provenía del cobertizo.

—Pero, ¿por qué los guiaría Xernion hacia ese lugar?

—No lo sé. Puede que ya no necesiten de los secuestrados, dado que Aslyrion llegó a Alfhem —expliqué, según la teoría que había construido en mi mente camino al castillo.

El Guardián de Erafall ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora