1x12: Alfhem

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El hombre separó sus piernas, buscando una postura más firme, y lanzó un cañonazo de magia desde las palmas de sus manos

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El hombre separó sus piernas, buscando una postura más firme, y lanzó un cañonazo de magia desde las palmas de sus manos. Lunarion y yo no tuvimos problema alguno para evitarlo, pero el ataque terminó por destrozar más de una docena de árboles.

Al ver lo ocurrido, mi compañero tomó la iniciativa: movió sus manos en círculos hasta que comenzó a desprender magia de ellas, formando una barrera que lograba separar a nuestro enemigo de nosotros. No obstante, Aslyrion la derribó de un manotazo. Sus pasos eran firmes y su mirada derrochaba una mezcla de emociones que eran casi imposibles de descifrar por separado.

—¿Eso es todo lo que tienen? —preguntó, esta vez con una profunda voz ronca.

—¿Alguna vez te has puesto a pensar qué sería de tu vida si no hubieses elegido este camino? —quise saber.

—Miles de veces, y en todas las posibles versiones sigo siendo un don nadie.

—¿Por qué tanta avaricia? ¿Por qué buscas tanto ser poderoso?

—Porque si soy el más fuerte nunca nadie volverá a pisotearme —aseguró, antes de lanzarme balas de magia de manera sucesiva.

Con ayuda de Ghostwatcher logré deshacerme de la mayoría, pero dos terminaron por impactar en mí. Caí arrodillado, pero fugazmente volví a ponerme de pie: no podía dejar de pensar que mi deber era protegerlos a todos.

Lunarion se detuvo junto a mí, con un aire algo positivo, sin apartar su vista de nuestro contrincante ni un segundo.

—Tengo una idea —dijo—, pero necesito pedirte que luches tú solo contra él. Una vez que logre conjurar lo que tengo planeado debo enfocar mi magia en mantenerlo o nuestras probabilidades de vencer caerán al suelo.

—Puedo hacerlo —aseguré—: desde que comencé mi viaje tenía pensado hacerlo de ese modo...

Mi compañero corrió colina arriba, atrayendo la obvia atención de Aslyrion. No obstante, yo impedí que se acercara a él: mi figura se volvió una línea borrosa que terminó por acertar un corte en el pecho del hombre, quien hizo estallar uno de sus ataques en el mío en la misma secuencia.

Al separarnos, Aslyrion llevó la mano a su bolsillo para sacar de él un collar, idéntico al que había poseído Xernion. De seguido lo levantó hacia mí, dejando que la perla colgara y se meciera junto a la brisa.

—Esto de aquí es un Kaykax —dijo pero, antes de que pudiera seguir hablando, aparecí como un rayo delante de él y di un tajazo horizontal, haciendo que Ghostwatcher destrozara el objeto.

El rostro de Aslyrion era ahora, por primera vez desde que lo conocía, una mezcla de ira y odio, posiblemente dirigidos hacia mí. No obstante, con el impulso del tajazo giré sobre mi pie dominante y le propicié una patada en el medio del pecho, lo cual lo alejó de mí y lo estampó contra una colina.

El Guardián de Erafall ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora