1x13: Shield

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Aslyrion levantó la cabeza, buscando en mi rostro alguna muestra de debilidad; buscando algo que le permitiera tomar la ventaja

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Aslyrion levantó la cabeza, buscando en mi rostro alguna muestra de debilidad; buscando algo que le permitiera tomar la ventaja. Su respiración parecía más estable así que, tambaleante, se puso de pie. Su mano aún sostenía su pecho, que mantenía el sentimiento de vacío que había hecho al hombre caer al suelo en primer lugar.

Su voz había perdido un poco ese tono grave que la caracterizaba, reemplazándolo por una pizca de incertidumbre. Su vista viajó por toda la habitación para terminar enfocándose en mí otra vez.

—Nada de lo que hagas me detendrá —dijo—. No soy alguien a quien puedas vencer de esta manera... No descansaré hasta ser un Elfo Oscuro.

—¿No has pensado alguna vez que todos los que están a tu alrededor también tienes sus propios problemas? —comenté— ¿Acaso ves a alguien armando semejante alboroto por ello?

—Ya te dije que no lo entenderías... ¿Qué más quieres de mí? —preguntó con voz calmada.

—Quiero que entiendas que no tengo nada personal en tu contra —aseguré—. Muchos caen en la maldad cuando intentan alcanzar la felicidad; razón por la cual es imposible justificar los medios que utilices para llegar a ella. Podemos culpar a la sociedad, o el bien o el mal; tal vez podemos decir que no existe la verdadera libertad de pensamiento pero, ¿no es al final todo lo que vivimos la consecuencia de lo que alguien como nosotros provocó? No podemos guiarnos por lo que está o no escrito en aquello que muchos llaman "destino". Solo nosotros podemos crear nuestro futuro. Mi deber es proteger a cada uno de los habitantes de Erafall; y mi futuro, estoy seguro, será brillante... ¿Cómo crees que será el tuyo?

—La verdad es —habló, seguido de un breve silencio— que nada de lo que me he propuesto antes me había provocado el sentimiento de autorrealización que estoy sintiendo ahora. Preguntaste por mi futuro, pero no sé qué contestarte. Todos somos parte de un plan mucho mayor... ya llegarás a entenderlo...

—¿Te refieres a algo religioso? —quise saber, confuso.

—A veces debes adherirte a lo poco que conoces —respondió, subiendo su guardia y haciendo que desenvaine mi arma una vez más.

El suspiro del hombre se volvió extravagante y prolongado, expulsando de su boca una especie de humo que terminó por crear una espesa neblina en la habitación. Por una de las esquinas, que hacían intercepción del techo y las paredes, la niebla parecía intentar escapar. Los ojos de Aslyrion, tan atentos como los de un animal salvaje, no tardaron en notarlo y, en un movimiento fugaz que me impidió dar un paso, llegó al lugar de la fuga y detonó una bola mágica en esta, haciendo reventar las paredes y parte del techo.

El paisaje del Alfhem volvía a llegar a nuestros ojos a través de la reciente abertura, la cual dejaba al descubierto, además, la posición de Lunarion.

Aslyrion no tardó en llegar a él, que logró apartarse a tiempo, pero hizo que el Conjuro de Magia Imperturbable desapareciera. Nos encontrábamos, una vez más, en una situación desfavorable que amenazaba con incitar nuestro irreversible fin. Lunarion no sabía qué hacer, además de estar parado a mi lado observando cómo nuestro oponente preparaba un nuevo hechizo. Antes de que este terminara, corrí a su lado y lancé una estocada que, como el tiempo mismo, pasó desapercibida por el hombre. Ahora me encontraba a su lado, mientras su espantosa mirada juzgaba hasta la última parte de mi ser. Una de sus manos intentó agarrar mi hombro, Ghostwatcher intentó detenerla, pero mis pies fueron los que me salvaron de ser reducido a cenizas.

El Guardián de Erafall ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora