3x04: The Wolf and the Witch

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Se sentía como si todo el aire dentro de aquella habitación hubiera desaparecido de repente

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Se sentía como si todo el aire dentro de aquella habitación hubiera desaparecido de repente. La situación no era tan grave: los robos sucedían todo el tiempo. Aún así, la forma en que se expresó la muchacha dejó claro el peso significativo que tenía el hurto y la importancia de aquello que parecían haber robado.

—¿Qué ocurrió mientras no estuve? —se apresuró a preguntar Igrid.

—Será mejor que te sientes —sugirió, y la pelirroja obedeció sin perder un segundo—. Han robado nuestra Pieza del Escudo.

La mujer se puso de pie una vez más. Su respiración se había salido de control y hacía lo posible para no terminar desmayada mientras se tambaleaba de un lado a otro al caminar en círculos.

—¿Estás segura?

—No —respondió, sarcástica, Pried—, nos aburríamos mucho y decidimos hacer una búsqueda del tesoro con la pieza. ¡Por supuesto que estoy segura!

—¿Ustedes también tenían una pieza? —quiso saber mi compañera.

—Inicialmente, Avectra poseía once de las doce piezas del Escudo de la Libertad —explicó Pried—. Muchas familias fundadoras del clan decidieron dejar Avectra para buscar una nueva vida, y todos los que desertaron se llevaron una Pieza del Escudo con ellos. La mayoría de los desertores murieron intentando cruzar el mar hacia el Continente del Oeste...

—Por eso el Juhernail tiene una de las piezas... —susurré, sin interrumpirla.

—Hasta ahora, solo Avectra Central y Avectra del Este poseíamos una pieza —continuó, sin escucharme—, pero parece que nuestro tiempo con ella ha terminado.

—Estoy seguro de que fue el pendejo de los búhos —intervino Hyde, poniéndose de pie—. Ese tipo hará lo que sea para quitarme el título de representante de nuestra raza.

—Sabes que no es verdad —dijo su hermana—. Que tuvieras problemas con él cuando eran niños no te da derecho a acusarlo de esta manera.

—¿Qué sabrás tú? —espetó—. Déjame estos problemas a mí.

—Disculpen a mi hermano, una vez más. Antes no era así, pero desde que hace aquella bruja lo traicionó, no ha vuelto a ser el mismo.

—No vayas por ese camino, Pried —le advirtió, agarrándola de la mano—. Cállate de una vez.

—Incluso se enamoró de ella.

—Cállate o te juro que-

—Esto ocurrió hace, al menos, tres años —continuó, interrumpiéndolo con una sonrisa en su rostro, como si nada estuviera pasando. Su hermano se alejó y sostuvo su cabeza con ambas manos, intentando calmarse al caminar por la habitación—. Debo admitir que la chica no me daba buenas vibras desde que la conocí.

—¿Te dio algún nombre? —inquirí.

—Probablemente haya usado un nombre falso. Después de abrirse paso en Avectra gracias a mi hermano, robó información valiosa sobre nuestra raza y nunca más la volvimos a ver.

El Guardián de Erafall ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora