Algo en el ambiente había cambiado las tornas; puede que incluso pudiera lograrlo. Él no sabía qué había ocurrido, pero de igual forma intentaba averiguar el motivo.
Aslyrion dio unos pasos atrás, manteniendo su distancia de mí. Su respiración se había vuelto inestable una vez más, y su única mano restante se la llevó al pecho, intentando sujetar su dolido corazón. El hombre se las arregló para no caer de rodillas, tambaleándose de un lado a otro.
El combate había tenido muchos momentos que, si se hubieran exprimido al máximo, podían haber sido decisivos. La situación del hombre era ahora similar a lo que había ocurrido dentro del Conjuro de Magia Imperturbable de Lunarion. Aslyrion, habitualmente escéptico de cualquier razonamiento ilógico, parecía buscar en los eventos desencadenados el porqué de semejante agotamiento.
—Antes me preguntaste si sabía cómo habías provocado esto en mí —habló, intentando no caer—. Creo, mi digno oponente, que he encontrado la respuesta.
—¿Qué te detiene de contármela? —pregunté— A menos que tengas miedo de estar equivocado —logré pronunciar, haciendo presión en mi herida.
—Quiero creer que, a pesar de tu gran actuación, el Conjuro de Magia Imperturbable tenía un objetivo ajeno al de un combate cerrado —confesó—. Todo lo creado por un hechizo de ese calibre es considerado magia también —mencionó, citando a medias una frase de los libros prohibidos—. Si mal no recuerdo, sacaste tu lado más cobarde al encerrarme contigo en aquel pequeño bar: te escondiste detrás del mostrador y me lanzaste todo lo que encontrabas, como si tu katana no fuera suficiente. Tengo la teoría de que todo lo que arrojaste estaba conjurado con hechizos de magia inversa. Si mi teoría es cierta, utilizaste cada objeto que me arrojaste para que, al este impactar en mí, se me fuera arrebatada una pequeña cantidad de mi magia, de ahí la fatiga...
—Te acercaste bastante, Aslyrion —acepté—, pero estás viendo las cosas a medias. Tienes razón sobre la magia inversa: utilicé cada copa y plato que te arrojé para ir reduciendo tu nivel mágico pero, analíticamente, ¿no crees que sería muy poca magia arrebatada como para caer en esta impotencia?
El hombre no quería creer, pero yo se lo aclaré dejando atrás del suspenso:
—Lo que más magia te arrebató fue el corte que acerté dentro del bar; corte del cual te recuperaste con tu Kaykax —expliqué, intentando no perder la calma con la sangre que manchaba la mano que sujetaba mi pierna—. Antes de mi ataque, bañé mi arma en el agua del grifo, que también era creada por el Conjuro de Magia Imperturbable. Además, la sangre que pierdes también contiene magia así que si sumamos aquel corte con la sangre que este derramó, mas el momento en que te hice perder tu brazo izquierdo, por mucha magia que tuvieras antes del combate, ahora no eres más que alguien al nivel de un elfo normal.
Aslyrion caminó hacia mí, furioso y aparentemente recuperándose de su demacrado estado.
—Deberías saber que no soy un elfo normal —dijo, rabioso—. Mi nombre es Aslyrion, y soy el elfo más fuerte que jamás verás.
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El Guardián de Erafall ©
خيال (فانتازيا)Xarnis, el futuro Guardián, se verá obligado a enfrentar un oscuro secreto con el fin de proteger Erafall. Mientras las brujas sigan anhelando venganza, el frágil equilibrio del mundo seguirá pendido de un hilo. *** En el mágico mundo de Erafall, do...