2x04: Enchanted Roses

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  Un parque botánico se asomó después del destello

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Un parque botánico se asomó después del destello. Docenas de flores danzaban al son de la dulce brisa y las enredaderas se mezclaban con las paredes que se unían en el cielo para techar el jardín, sin impedir esto la entrada de la maleable luz del sol. Los caminos estaban hechos de piedra, fina y blanquecina, y algunos puentecillos de madera se erguían sobre los pequeños estanques entre arbusto y arbusto.

—A diferencia de las otras Grandes Razas —comenzó a explicar Lynn—, nosotros no vivimos en otro lugar que no sea este: El Jardín de las Rosas Encantadas, la Zona Mágica del Reino de las Hadas.

—Es hermoso —comentó Percyra, agachándose frente a un arbusto y palpando una rosa azul.

—No te recomiendo eso —advirtió la chica hada—. La vegetación de este bosque es un equivalente a nuestra magia. Si sobas mucho las rosas, desprenderán alucinógenos en forma de polvo.

Sin darme cuenta, alguien posó un beso en la punta de mi nariz. Conforme con lo que acababa de hacer, se dejó caer sobre las palmas de mis manos, que no hicieron esfuerzo alguno en sostenerla. Era aquella una curiosa criatura del tamaño de mi dedo meñique, con pequeñas alas que parecían alumbrar en la oscuridad. Sus ojos tiernos me observaron mientras parecía ponerse cómoda. Yo le di una mirada a Lynn y esta, al darse cuenta, se acercó a mí con una sonrisa.

—Parece que has conocido a Milly —habló—. Deberías sentirte afortunado: ella no había interactuado con extraños desde hacía más de veinte años. ¡Y mira qué feliz está junto a ti!

—Disculpa —interrumpió Percyra, con su libro en mano—. ¿Qué es exactamente Milly? Nunca había visto algo parecido.

—Milly es una círfara —explicó la chica, amablemente—. Las círfaras son eternas ayudantes de las hadas que sirven de guía en la oscuridad y en la vida. Son estas un regalo de los antiguos maestros, pues solo confiarán en aquel con intenciones tan puras como las del mismo creador de Erafall. ¡Y Xarnis a sido elegido!

—¡Aquí estás! —exclamó otra muchacha que acababa de llegar—. Pensaba mandar un equipo en tu búsqueda cuando noté que no volvías. Estaba preocupada —confesó, abrazándola.

La nueva chica era muy parecida a Lynn: ojos azules como el mar, cabello blanquecino con ligeros tonos del color de sus ojos y una mirada de rasgos divinos.

—Xarnis, Percyra: ella es Claran, mi hermana mayor —la presentó, después de tanto cariño—. Hermana, Xarnis es el Candidato a Guardián.

—¿Qué? ¿En serio?

—Sí. Y nos vamos a casar.

—Nunca dije que aceptaba.

—Un placer conocerlo en persona —habló, ignorando lo que su hermana y yo acabábamos de decir—. Será un honor ser de ayuda para usted en cualquier cosa que necesite.

—Hermana, deberías llevar a Xarnis a ver a la reina —comentó la hermana menor.

—¡Oh, por supuesto! Lynn, ve a buscar a Zeronel. Dijo que tenía algo importante que comentarle a la reina —ordenó—. Ustedes, síganme, por favor.

El Guardián de Erafall ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora