Escuché un extraño ruido en la madrugada. Abrí los ojos y observé, a lo lejos y entre los árboles, una silueta borrosa. Estaba casi convencido de que era aquel encapuchado con el cetro de fuego que tanto merodeaba en mis sueños. Me puse de pie, dejé a Percyra durmiendo y corrí hacia la figura que me observaba, evitando perderla de vista. Era más difícil de lo que parecía, pues esta no se dejaba atrapar y zigzagueaba entre los troncos, rehusada a acercarse a mí. En ese momento entendí que no era el encapuchado, sino que era alguien a quien ya conocía. Llegó el momento en el que, simplemente, desapareció. Sentí una respiración a mis espaldas, rabiosa y resentida. Al voltearme, me quedé pasmado al contemplar su rostro.
—¿Cómo es posible? —murmuré, sin poder entender.
—Tu deber es protegerlos a todos —dijo ella—. ¿Cómo pudiste dejarme morir?
—No fue mi culpa —me excusé—. No había nada que pudiera hacer. Por favor, perdóname. No quería que esto pasara. Tú fuiste quien tomó esa decisión.
—Mi deber era proteger el bosque. Tu deber era protegerlos a todos. ¿No soy yo acaso parte de ese "todo"?
—Por supuesto que lo eras. Esto no tenía que acabar así. Si me hubieras dado más tiempo hubiera podido...
Un puñal se clavó en mi estómago cual pez surcando el agua, sin pena alguna por la sangre que derramaba.
—Debes pagar por lo que provocaste —habló—. No mereces ser el Futuro Guardián.
—Iriussa, por favor...
—Realmente eres escoria —habló esta vez Lunarion, que acababa de llegar. De seguido, clavó su puñal en mi espalda—. Me marché de Ermet para no volver a ver tu rostro, asesino.
—No fue mi culpa...
—Claro que lo es —rebatió Iriussa—. Asesino. Asesino. Asesino.
Su novio próximamente se unió al coro, al igual que miles de voces que aparecieron de la nada solo para echarme tierra encima.
—No fue mi culpa —repetí en voz baja, mientras los dos elfos continuaban apuñalándome en diferentes partes de mi cuerpo.
Estaba de pie, cual muñeco, a pesar de las heridas de las que ya disponía. No podía refutar nada pues, en cierto modo, creo que tienen razón. A pesar de que Iriussa haya elegido sacrificarse por el bien del bosque, mi deber era protegerla. Podía haber pensado en algo para salvar el bosque sin su sacrificio. Si hubiera sido más inteligente, si hubiera pensado más rápido...
Desperté sobresaltado, completamente sudado y recibiendo una mirada de rareza de Percyra, que estaba frente a mí preparando el desayuno.
—¿Otra pesadilla? —preguntó ella, sin detenerse en sus labores.
—Cada vez son más reales —comenté, levantando mi ropa para revisar mi intacto abdomen.
Después de desayunar, no me quedó más remedio que recoger mis cosas con el fin de seguir nuestro camino...
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El Guardián de Erafall ©
FantasyXarnis, el futuro Guardián, se verá obligado a enfrentar un oscuro secreto con el fin de proteger Erafall. Mientras las brujas sigan anhelando venganza, el frágil equilibrio del mundo seguirá pendido de un hilo. *** En el mágico mundo de Erafall, do...