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CERCANÍA


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—¿Boda?—su voz suena en un hilo delgado de sorpresa para luego reemplazarlo con una risa.

Zack estaba tumbado en mi cama, jugando con mi llavero, me habia detenido a pensar si estaba memorizando la llave para sacarle copia, solo sonreícuamdo me fije en que estaba detallando el adorno que tenia este.

—¿Que te da gracia? —le digo, mirándole de reojo.

—Es que no pensé que me pedirías matrimonio—abro los ojos, un ataque de nerviosismo recorre mi cuerpo.

—N-no te estoy pidiendo eso.

—¿No? Entonces yo no voy a esa boda —corrí mi silla un poco para poder verlo de frente, crucé mis brazos antes de hablar.

—Dijiste que harías cualquier cosa para cobrar ese favor.

—Ya se me había olvidado.

—Zack.

Él me miró y tras analizar mi expresión unos segundos vió que hablaba en serio.

—¿Ese era el favor que ibas a pedirme fuera de tu universidad?—asentí con la cabeza.

—No sabía como pedirlo antes, eramos unos desconocidos— Esa palabra parecía haberle gustado, no la última, sino la que iba más atrás de esta.

—¿Y ahora que somos?—me congelé de inmediato.

Todo lo que tu quieras.

Mis mejillas cobraron color con tan solo imaginarme diciendo algo así.

—¿Ah? —hacerse la sorda fue mi mejor escape.

Claro que no me esperaba que repitiera la pregunta.

—¿Que somos?

Trago saliva sin saber que demonios responder.

—¿Por qué tienes que ser tan directo?

—Porque me gusta ver como haces una imitación excelente a un tomate—siento que mi cara arde nuevamente—, ¿Ves? Como ahora.

Sonrío pues me ha dado gracia, seguramente si parecía un tomate andante cada vez que me juntaba con Zack.

—Amigos—contesté sin pensarlo tanto, él abrió los labios en protesta.

—Un amigo es Diego, Alexa, Rylie.

—¿Y entonces que soy yo para ti?—cambié los papeles para facilitarme la respuesta a mí, pero no escuché nada, no emitió ningún sonido.

Cerré los ojos o más bien, los apreté, quizás no quería saber esa respuesta.

—Mi futura esposa.

Giré la cabeza aún con una sonrisa en el rostro muy leve, llegué a sus ojos, estaban entrecerrados, tenia la impresión de que estaba detallando cada lugar de mi cara como de costumbre, pero no se detuvo allí. Zack se estiró un poco para tomar mi mano y jalarme hacia él, el corazón de ambos latía como fuerza hasta tal punto de sincronizarse, caí en un lado de la cama, justo a su lado.

Acomodé la cabeza en su pecho y por un segundo me reí, mi cuerpo cerca del de Zack parecía ser muy diminuto.

—Te quiero...—Susurré muy bajito, mientras disfrutaba de sus caricias en mi cabello.

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