Mensajes que nunca llegaron ✔️

Epílogo

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—No puedo creer que tú y yo siendo los principales protagonistas debamos hacer una fila—bufa molesto.

—Tú quisiste quedarte en casa el día del estreno —Le recuerdo, pues había sido su culpa.

—No es mi culpa que justo ese día quisiste salir de la ducha con el cabello mojado, además tu no parecías quejarte nada –me sonrojo cuando me doy cuenta del tema que está tratando de llevar.

—Estamos en publico, Zack.

—Lo sé, hiciste una imitación perfecta del color de tu camisa —su risa burlona hace que me enoje y le de un manotazo, de igual forma sabía que estaba nuevamente colorada.

La pareja que estaba un minuto frente a nosotros avanza tranquilamente por el pasillo, ya era nuestro turno de ingresar.

El chico alto y con cara de odio recibió los tickets y nos dió una miradita rápida.

—Lo lamento, la función está llena.

Debía ser una broma.

—¿Qué?—a mi novio se le quería caer la mandíbula al suelo–, ¿Tiene idea de quienes somos? Soy el director de la película y mi chica la escritora del libro.

—Por supuesto, y mi padre es Adam Sandler —Él chico pone los ojos en blanco–, Hay una sala disponible pero tendrán que pagar por...

—Denos esa —Zack saca de su billetera algunos billetes y se los da de mala gana.

Quise agradecerle por inercia, pero no se lo merecía, a la verdad.

Seguimos el camino hasta la sala de la función, estaba totalmente vacía, o bueno, eso parecía realmente, todo estaba oscuro, pero al menos teníamos los mejores asientos.

—¿Estás lista?—asentí feliz.

Agarré la cubeta de palomitas y la puse sobre mi regazo, cuando Zack trató de coger algunas le di un manotazo.

Esa mano nuestra debe descansar de esos manotazos.

—Sabía que debía pedir dos —se lamenta.

—Hubiera sido la decisión más sabia, amigo.

Nuestras miradas se enfocaron en la pantalla grande, un conteo regresivo hizo que me exaltara de la emoción.

Y Justo entonces la pantalla se oscureció, poco a poco una luz tenue se iba notando.
La cámara enfocaba hacia la cama y luego hacia el celular que descansaba sobre él.

Una pequeña notificación se mostró.

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Podría ver esta escena mil veces si fuese necesario.

Los minutos transcurrían, las escenas fluían y los recuerdos también, no me había equivocado con escribir ese libro inspirado en nosotros, había sido un éxito a nivel internacional y habíamos tenido cierta fama, siendo yo la autora y guionista y Zack el director.