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NOCTURNAS

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Mi pie no para de dar pequeñas pisadas en el suelo mientras esperaba frente a la residencia.

Resulta que, a última hora se nos habría ocurrido hacer algo por la noche, ya que hoy todos tenemos el día libre -lo cual era muy extraño porque era pleno sábado en la noche, pero no voy a cuestionar ni a quejarme, obviamente-, Diego ofreció su camioneta ya que era más que obvio que solo podríamos transportarnos todos allí.

En cuanto se fueron Alexa y Rylie empezaron a asaltar toda mi ropa y maquillaje, diciéndome que porfavor les recordase ir de compras algún día porque lo necesitaba pero por supuesto que no les recordaría nada.

Yo no hice tanto, en realidad, solo me cambié la ropa que ya tenía antes por unos pantalones café clarito y cómodos, y un top blanco que gracias al desorden de los dos caos que tenía en mi habitación descubrí que tenía y unos tenis blancos que ya tenía hace rato.

Dejé mi cabello suelto, ya se habían hecho pequeñas ondas casi rizadas en todo este tiempo.

Respecto a maquillaje no llevo casi nada, a penas me molesté por ponerme algo de Gloss y máscara de pestañas, no tenía tantas ganas de dedicarme a hacer algo más ahora.

Dos luces blancas llamaron mi atención y me alegró ver que eran Zack y Diego los que iban en ella.

Justo cuando se detuvieron frente a mi Rylie y Alexa aparecieron.

Cuando abrieron la puerta fue un verdadero lío saber donde podíamos ubicarnos, pero al final, Rylie estaba en el asiento del copiloto, Zack y yo nos entrábamos en los dos asientos que le seguían y Alexa estaba detrás de nosotros tomándose fotos.

—¿Y a donde vamos? —Diego preguntó estando frente al volante.

—¿A un restaurante?

—¿No es todavía temprano para comer?

—Cierto, ¿Entonces a cine?

—No me parece tan mal ¿Que películas están disponibles? —Saqué el celular y en seguida fui al pequeño catalogo de películas del cine más cercano.

—La película de Mario, la segunda película del Exorcista, It capítulo dos y... una de romance llamada I found you —subí la mirada para ver que opinaban los demás.

Pero solo me encontré con Los ojos de Zack clavados en mi top, de verdad que estaba concentrado en ello.

Estaba a punto de regañarle cuando llevó su mano a la esquina de mi top y señaló una pequeña manchita.

Y ya querías culpa al pobre chico.

—Sí quieres puedo quitarla —me sonrió como niño inocente y una mirada pícara.

Olvídalo, es culpable.

—Ni se te ocurra —susurro con los ojos entrecerrados.

Creo que había entendido mal porque sus ojos brillaban al escucharlo más como un reto que una advertencia.

—Zack... ¡Eh!

Se inclinó en un movimiento rápido pero logré detener su cara de golpe y tapar su boca con una mano antes de que pudiera hundir su cara en mi pecho. Él sólo reía en un tono bajo y burlón.