Si recibieras en la madrugada un mensaje de Instagram de un desconocido pidiéndo ayuda para salir de una fiesta..
¿Aceptarías?
Joanna es una estudiante de universidad que vive en un pequeño edificio, una chica cualquiera viviendo una vida normal ¿N...
—¿Tú vas a morir? —le pregunto agitada por los dolores—, yo seré quien tendrá al bebé.
Gruñidos de dolor salen de mi boca.
—A la próxima consideremos más la situación...
—¡¿A la próxima?!
—Vale, vale, no habrá próxima —se resigna de aquella idea.
Las puertas de la clínica se abren, enseguida enfermeros se me acercan preguntando por los detalles necesarios, mi única respuesta desesperada es...
—¡Ya viene el bebé!
—¿Usted es el padre?—le pregunta una chica a mi esposo.
—¿Eh? Ah, sí, sí.
—Venga por aquí, tiene que llenar el formulario —miro a Zack unos breves segundos, creo que tenía miedo a decir cualquier cosa y por eso se fue sin más.
Ya luego le reclamaría por ello.
—¿Nueve meses enteros?
—S-si.
La misma enfermera que se había llevado a mi esposo regresa conmigo.
—Vale... Joanna, todo saldrá bien ¿Vale? Empezaremos a prepararte para el nacimiento ¿Estás lista?
¿Que si estaba lista? No sabía si era peor el dolor de tenerlo dentro de mi o el dolor que me causaría el parto.
Asentí sin más.
Las punzadas de dolor que sentían no eran normales, les juro que no.
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Los enfermeros trabajan a la perfección y en menos de dos minutos ya tengo encima una bata azul y un gorro en la cabeza, todos se preparan y la doctora asignada para este nacimiento aparece con una sonrisa de felicidad.
—Bien Joanna, es hora ¿Estás lista?—la pregunta era importante, lo sabía, pero ni yo sabía la respuesta, asentía con la cabeza porque no había otra manera.
Todos se posicionaron en sus lugares y yo tuve que dar varias respiraciones profundas para empezar.
ZACK
—¿Como que no puedo entrar?—la pregunta sale de mi boca con tanta incredulidad que mi rostro lo expresa totalmente.
—Por ahora no, quédese aquí, le traeremos noticias de su bebé y su esposa pronto. Ya está por nacer.
—¿Pronto?—seguramente si Joanna no estuviera allí adentro ya me habría clavado el codo en bajo la costillas.
—Sí señor, pronto —la enfermera no pierde más tiempo allí conmigo y entra con Joanna.
Maldigo en voz baja ¿Como se supone que uno se prepara para esto? No recuerdo que esto viniera en el papel de casados que firmé.
—¡Zack! —una ola de gente conocida llamada familia me alcanza— ¿Que ha pasado?
—La enfermera ha salido unas cuantas veces, dijo que nacería pronto —quería seguir hablando pero una joven con traje de enfermera salió a toda prisa con emoción, anunciando el nacimiento del bebé.
Me apresuré a entrar a la sala, Joanna lo tenía en sus brazos acurrucandolo. Una sonrisa en ambos se proyectó solo para nuestro hijo.
Mis pasos son dudosos cuando me acerco a ambos, ver el rostro de ese bebé era la tercera cosa más difícil que tuve que hacer.
La primera y la segunda fue declararme a Joanna, y esperarla esos minutos eternos en el altar, por supuesto.
—Es precioso...—los ojos café de Joanna se cristalizan.
Cuando me lo acerca me aseguro de cargarlo con toda la delicadeza posible y mis ojos de amor de repente son únicamente para los pequeños ojos azules del chiquillo que sostenía en mis brazos.
Las voces de algunas personas conocidas se hicieron más fuertes, reclamando pasar a toda prisa y luego de forcejear un poco con los enfermeros lograron entrar a la sala a una prudente distancia.
—¿Es niño o niña?
—¿A quien se parece?
—¿Nació completo?—todos miramos mal a Alexa que se encogió de hombros– Solo quería que el primer chiste que escuchara el o la bebé fuese el mío —se justificó, o al menos eso trató— amargados.
Ahora mi atención estaba en Joanna, compartimos una sonrisa amplia a los sollozos de bebé que en algún instante luego de moverse tanto dejó de emitir.
—Bienvenido a la familia, Jackson.
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¡Sigan al siguiente capítulo! Pienso compartir algunas curiosidades del libro y también agregaré la historia que Joanna escribió del cactus y el puercoespín.
