El mago 2

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- ¿Sería tan amable de desatar mis manos?

- No.- respondí al instante.

Volví a tomar del delgado brazo de la taza para seguir mirando ambas hojas sobre la mesa, cerca de la puerta Aster retiraba ambos guantes de sus manos sin prisa alguna, no me gustaba tomar las cosas con agresividad, al menos no todo el tiempo, pero en esta ocasión yo no me mancharia las manos si pidiera información por las malas.

Ya, cerca de las cuatro de la mañana, nos encontrábamos tres hombres dentro de una de las habitaciones más insonoras del palacio de invierno, mi estudio real.

Preferí dejar a mi prometido descansar bajo la supervison de una mucama, a estas horas de la mañana, lo que menos quería era llamar la atención de los empleados y cualquier otro funcionario que haya tenido que quedarse por temas de negocios.

- Esto le resultará inútil zar.

- Mmm, No puedo confiar en aquellos que sirven a los Romanov, usted entiende.- dije con una pequeña sonrisa que inútilmente demostraba rastro alguno de empatia.

Tomé  la primera hoja, el primer mensaje que me advirtió sobre el poder que tenía este grupo delictivo. Sin mucho ánimo lo coloqué frente a su rostro, a pesar del ambiente y la situación en la que se encontraba, no parecía dudoso, no había temor en esos ojos oscuros.

- En lo personal no es mi canción favorita.

Aquella actitud despreocupada y esas palabras casi me hicieron perder los estribos, mire velozmente al peliplata y este acudió a mi llamado silencioso, dándole un golpe limpio en el pómulo izquierdo, su rostro giró con dolor y lo hizo derramar sangre de su boca.

- caballero, ha ensuciado mis zapatos favoritos...- Aster tronó la lengua con algo de burla para posteriormente darle dos golpes más en el rostro.

Rasputin no estaba fuera de combate pero se mantenía aún en ese papel de víctima, pasé una mano abierta frontando desde mi frente hasta mi boca, casi exasperado. Me acerqué para colocarme a su altura, su cabeza estaba gacha con el ceño levemente fruncido, necesitaba que captara el mensaje o no estaríamos en la misma página.

- solo necesito un nombre y una dirección.- coloqué ambas hojas frente a sus ojos, pero estos se mantenían igual, oscuros, estáticos y  sin emoción alguna.- Necesito encontrarlos.

- Se están confundiendo de hombre, No se les pueden dar respuestas en dónde no las hay.- Su mirada se conectó  con la mía vagamente, dandome a entender que estaba igual o más confundido que yo, sus ojos bailaron por las hojas pero no me transmitían nada, soltó un  breve quejido con un hilo de sangre escurriendo de su boca hasta manchar su túnica.

- sin vergüenza ¿Cómo te...

- Espera.- Detuve a mi consejero rápidamente, antes de que aterrizara otro de sus puños sobre el interrogado.

- Suéltalo.- Con incredulidad, el peli plata se mantuvo unos segundos en su posición, dicho y hecho, no tuvo más remedio que tomar la llave de las esposas para soltarlo, desató las cuerdas que mantenían sus extremidades pegadas a la silla, provocando una leve sonrisa de victoria.

- Dime... ¿Cómo lograste entrar?

Dejé nuevamente las pistas sobre el escritorio y con algo de pesadez recargue mi cadera en el inmueble, el de  barba tupida masajeaba sus muñecas tomandose su tiempo para acomodarse en la silla.

- Hacer amigas me resulta fácil Zar, una mujer solo necesita un poco de atención para hacer lo que le pidas.

Ante a aquel comentario no pude evitar rodar lo ojos y revelar mi mueca, Rasputín ha comenzadoa  ganar fama como un extraordinario mago, gracias a la ayuda brindada a la familia real y nobles con sus sistemas de curación poco ortodoxas, carentes de investigaciones científicas, pero pocas personas incluyendo a las casas reales, saben su verdadero rostro, o las negras intenciones al amistar con Nicolás y su mujer.

Copito- [HIATUS]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora