Copito- [HIATUS]]

Destellos nocturnos

Una año más, una gala de invierno más. Después del terrible día en el que el frío país Ruso perdiera a su rey me vi en la execrable decisión de ascender al trono y ser el nuevo Alfa qué tomara el cargo, pero había un aciago problema ¡No nací Alfa! Una desdicha entre los consejeros de la nación y los grandes sabios. Mi pueblo, mi gente no sabía de mi nacimiento como Omega, una raza débil entre las naciones y la qué recibía los malos tratos de la gente -por no decir mierda-

Mi madre y padre fueron alfas, llevaron a Rusia a ser una potencia suprema pero al nacer mi única hermana menor, mi madre murió en medio del parto al igual que la futura princesa. El Zar estaba despechado, su única hija no pudo ver la nieve que adornaba extensos bosques de nuestro territorio, sólo quedaba el emborracharse y llorar en su alcoba mojándose hasta los bigotes de lágrimas y vodka, entre la tristeza un sentimiento de ira golpeó su pecho al enterarse que su único hijo varón había nacido como incubador (cómo diríamos para otros países, nodrizas).

Resopló y caprichoso a intentar cambiarme y "volverme" hombre me enseñó a base de golpes que debía preocuparme y poner todo de mí en los soberanos. No puedo decir que cambió mí temperamento con la gente pero era, excluyendo el hecho de ser Omega, muy sincero y amable con quién realmente lo necesitaba, papá me golpeaba por ello, debía mostrar siempre unos ojos fuertes como bloques de hielo y guardar silencio. Pero desde la muerte del Rey, grandes tareas han caído sobre mí que mi padre no logró hacer, el concejo me tenía vigilado y sofocado hasta el cuello con falsos reproches, que por obviedad me sacudía las manos desmintiendo rápidamente.
Ésta noche una hermosa Aurora boreal surcaba el firmamento, ésta noche venía a otra fiesta de gala para convivir con los reinos vecinos, fiesta aburrida de etiqueta qué llevaban a cabo cada año en un castillo al azar de algún conde, burócrata, emperatriz, reina... en resumen una junta para intercambiar chismes como ancianos. Siendo yo el único gobernante joven hasta el momento.

Examinaba la escarchada naciente en la terraza de granito, de suerte logré abrigarme bien con una capa afelpada y unas largas botas llegando debajo de mis temblorosas rodillas, ingiriendo el alcohol pretendí regresar a la fiesta, sí no fuera por un destello asombroso desde entre los pinos nevados, una luz azul centelleo rápidamente pero fui capaz de verla, mi curiosidad en extremo me hizo quedarme otro rato buscando el porqué de aquello pero sabía que no podría encontrar respuesta desde el tercer piso del palacio.

Acaricié las hebras castañas y descendí al salón principal, todas las miradas sé posaron sobre mí y mi papel de Alfa tuvo que relucir nuevamente, con un porte intachable miré a las doncellas y condesas que observaban con deseo mi rostro afeitado, mí pecho con insignias familiares y de recompensa, cada paso que daba lo sentía tan sofocante, ¿O era acaso el calor por la capa de piel? De entre las hermosas damas se acercó el conde de Italia.

- Francesco Bernoulli, un gusto volver a verte -sonreí un poco aburrido por las circunstancias.

- en buena hora mio figlio, meses sin verte, que me dices de tu fidanzata?