Advertencia

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Habían pasado solo dos días de aquella junta, mi estado de animo seguía igual, a excepción de cuando estaba con mi prometido, por alguna razón, desde que dejé de negar mi casta, aquel vacío dentro de mi dejó de existir, en cambio, los mimos, pequeños besos y abrazos de Elías lo reemplazaron completamente, como esta mañana, que el omega dentro mío se retorcía de gozo con las leves mordidas que me daba el rubio en las mejillas, seguido de su mano tratando de hacerme cosquillas en el estómago.

- ¡Basta! Hahahaha mi estómago... e-espera.- a nuestro alrededor había comenzado a nevar, sabía que era yo pues este nuevo Don aveces podía salirse un poco de mis manos, una diferencia notable entre los poderes de Elías y los míos es que el podía manipular el hielo o hacer en sólido lo líquido; en cambio, lo poco que había descubierto estos días, es que yo solo proporcionaba escarcha, blanca y suave escarcha que aveces cubría las paredes u objetos que tocara con un simple cambio de humor.

- Está bien alteza ¿hay algo más que quiera que haga?

Desde mi lugar pude observar su atractivo trostro, esos ojos coquetos que solo me habían mirado a mi desde que lo conocí, resplandecían con un brillo sugerente, pronto algo se logró activar dentro de mi ser.

- Necesito que me bese rey Elías.

- Será un placer.

Ni corto ni perezoso se acercó a mi rostro, lo que inició como un pequeño besito, se convirtió en uno más pasional y humedo, lo aprisione con ambos brazos tras su nuca sintiendo un pequeño calor en mi pecho y vientre, las manos del hombre que robó mi corazón ahora recorrían mi pecho estimulando torturosamente mis pezones.
Las sábanas terminaron siendo un desastre sobre la cama, y el zar consorte gruñó gustoso al oler las feromonas que mi cuerpo soltaba.

Pasaron meses desde la primera vez que dejé que ese Alfa bruto me tomara, pero ahora tenía el placer de haberlo conocido un poco más, y ese enlace que tenemos, como la primera vez que nuestros ojos se conectaron seguía latente. Ahora tenía el gusto de disfrutarlo, de unirme nuevamente con él y degustar cada guerra en nuestras bocas, sus gestos coquetos que me hacían sentir tímido o la firmeza con la que me tomaba de la cintura.

- hueles tan rico mi amor.- giré la cabeza para que degustara a su antojo, los colmillos que rasparon mi piel dejaron que el eléctrizante escalofrío me recorriera, su respiración caliente solo me erizaba la piel.

- Elías~

Giró mi cuerpo para presionar la pelvis contra mi trasero, yo solo sentía que me derretía al notar el nada disimulado bulto en sus pantalones.
Sin perder tiempo encajó los dientes en mi nuca, un leve chillido se me escapó junto a unas pequeñas lágrimas, y es que de ser por mi hubieramos seguido, pero era la unica forma de calmar solo un poco a la fiera de mi prometido, ya que dentro de poco tendría que atender a la prensa que se reunía gradualmente en otra parte del palacio.

- Perdóname cariño... casi no me controlo.- volvió a pasar su pañuelo húmedo sobre la zona delicada.

- Descuida, pero debes ir a solucionar esto.

Con travesura pasé mi dedo índice sobre la tela que aprisionaba a su miembro aún despierto, sé sobresaltó y la forma tan rapida en la que corrió al baño fue tan graciosa que salí de mi alcoba entre carcajadas. No tardó mucho en llegar Aster a la par mía siguiendome a la planta baja.

- No pareces nervioso muchacho ¿porqué la risa?

- Por una carpa.

- Por una carpa

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Copito- [HIATUS]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora