Candidatos

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Conejo arreglaba mis insignias y el traje en general, había escuchado atentamente el escabroso plan de la cámara de concejeros, aparentemente no le avisaron nada, cosa que nos ponía colericos a ambos, peinó su cabello y habló nuevamente.

- Creo que era evidente que harían eso, de igual forma, la última palabra la tiene usted, no hay ninguna ley que te impida elegir.

- Aún así... ¿Cómo pueden ser tan descarados? .- chasqueo la lengua y me miró una vez más en el espejo, ya era de tarde, habíamos llegado al palacio más temprano de lo que imaginé.- ¿Tienes sus registros? Apenas hemos podido sacar a uno de esos buitres.

- logré conseguir unos, los demás se hayan perdidos Zar...

- ¡Qué!

- Lo lamento zar, ese tipo de papeles están de igual forma bajo su mando.

La sangre me hervía, miré mi reflejo con odio y no pude evitar golpearlo, los trozos de vidrio marcaron donde anteriormente se encontraba mi puño, deformando mi imagen.

- ¡Jack!

- yo...- exhale frustrado.- discúlpame Aster, perdí las formas y me descontrolé.

- está bien Zar, traeré al médico mañana mismo... Seguramente sean cambios de humor por la inyección.

Asentí, si bien esa inyección servía de barrera para mi olor, también incrementó mi malhumor, miré el guante blanco con pequeñas astillas de vidrio, lo retiré y tomé otro  parecido .

-  conejo... ¿Qué cambios has visto en mi?

- pues, verá... Exceptuando su mal genio, ahora es usted más comprometido.

Alcé una ceja mirándolo mal.

- ¡No me mal intérprete! Pero tiene que ser sincero con usted mismo, las responsabilidades no le importaban antes de tomar la corona.

Le regalé una pequeña sonrisa y miré el espejo roto, si bien el peso de tener un reinado tan grande traía responsabilidades más grandes, sabía que mi gente me necesitaba y no podía rendirme tan fácilmente solo porque un grupo de viejos lograron manipular a mi padre durante años.

- vamos a ver a los candidatos, acompañeme Aster.

- vamos a ver a los candidatos, acompañeme Aster

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Abrí las puertas de par en par,  escaneé rápidamente la sala con el repentino silencio de la gente,  había dos concejeros: Chernabog y Scar, ambos a cada lado de McLeach hablando en susurros con sonrisas socarronas, me acerqué a ellos con un imponente bunnymund a mis espaldas, ya me imagino las cosas que les diría cuando no esté presente, el conejo en su puesto tenía algunos privilegios más que ellos, lástima que no podía echarlos realmente si no tuviera algún crímen o pasado que los marcara como potenciales criminales.

- Zar, es un gusto recibirlo.

- Al grano, tengo mucho trabajo encima.

- por supuesto.- nos acercamos a la mesa redonda con una pulcra tela blanca de bordado amarillo, haciendo combinación con la misma habitación, ésta sala tenía alargadas ventanas que daban vista  al río.

Copito- [HIATUS]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora