Buenos días Zar

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Desperté, mi habitación se encontraba sola y cálida, ya no sentía frío alguno, los malestares parecían haberse evaporador con un descanso en la cama, ahora mi pecho latía a ritmos normales y relajados. No tenía idea de que pudo haberme hecho daño, parecía como si un enorme frío se apoderara de mi, froté el dorso de mi mano contra mis ojos, el sonido de un golpeteo en la puerta me descolocó.

- adelante...

- que bueno que has despertado, me tenías preocupado zar.- Giré mi cuello rápidamente hacia la puerta, ahí estaba ese desgraciado, entrando con una charola de plata sobre una mesilla con la que me traían el desayuno el personal del castillo >>¿Me estaba siguiendo? ¿Cómo llegó tan rápido?<< Dejé mis pensamientos de lado cuando a mi lado derecho se sentó campante, tenía miedo de lo que podría suceder ahora y sobre todo de su compañía, la última vez lo había atacado.

- ¿cómo entraste?

- por la puerta.

- Hablo encerio ¡quién te dejó entrar a mi reino!

Pregunté de forma firme, no lo dejaría verme doblegar, su actitud me enfermaba, había algo en el que no me gustaba y eso daba pequeñas punzadas de dolor en mi pecho, no dijo nada y tomando una taza de té con movimientos lentos lo acercó a mis labios a lo que, me hizo rabiar más que solo pude empujar la vajilla con mi mano, mandando a volar el té para que terminara estampandose en el suelo, retiré las sábanas y me levanté de la cama, fue un grave error, mis piernas temblaron y estuve apunto de besar el suelo de no ser por unos fuertes brazos que me acunaron contra un pecho cálido.

- Ten más cuidado, porfavor, debes escucharme.

- ¿porqué debería confiar en ti?- la vergüenza era tal que no me atrevía ni a alzar la voz, me sentó en la cama alejándose lo suficiente para no romper mi burbuja de espacio personal, alejándome de su pecho cálido.

- se que estás molesto conmigo y entiendo tus razones, pero es vital que escuches lo que te diré, eso dará respuesta a tus malestares.

Asentí con la cabeza y me acomodé mejor en la orilla de la cama esperando a que narrara- intentaré ser lo más breve pero tendré que contarte nuestra historia, o lo que he logrado rescatar de nuestra vida pasada.

Antes de estos años, mucho tiempo atrás, cuando en nuestro continente no existían potencias y simples reinos lejanos se intentaban conquistar sin razón más que la del crecer con tierras, antes de que el comercio se desarrollará como ahora o existi...

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Antes de estos años, mucho tiempo atrás, cuando en nuestro continente no existían potencias y simples reinos lejanos se intentaban conquistar sin razón más que la del crecer con tierras, antes de que el comercio se desarrollará como ahora o existieran tan siquiera barcos, en la era medieval donde la gente creía con seres mitológicos y temían de bestias que surcaban los cielos. Un hermoso joven, apuesto diría yo, de cabello achocolatado vivía como sastre en un reino eslavo, el chico tenía que viajar de un pueblo a otro para conseguir telas, era uno de los más solicitados en el reino pero de igual forma la vida humana era difícil, un día a mitad de camino se encontró con un hombre socarrón.

Copito- [HIATUS]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora