En el cielo podías ver las nubes moverse taciturnas, la velocidad del viento las apresuraba a avazar pero se veían de lo mas tranquilas, sin perder su forma, sin perder su esencia.
Pasaron semanas, ver al joven de cabello blanco e indescifrables ojos se volvió costumbre para mí, como cada cierto tiempo, bajaba desde la punta de la montaña hacia el risco, cada cuanto le acompañaba a mitad de camino, que era la distancia hasta la que me permitía avanzar, y siempre desaparecía en ese borde.
No sabía de él hasta la mañana siguiente, es como le veía llegar con su saco lleno de provisiones para unos días.
Pero por muy agradable que fuera la tarde entre conversaciones, cantos y relatos, no me sentía satisfecho sobre la vida que estaba llevando. En mi viejo hogar nadie esperaba por mi, no lo extrañaba, pero estaba acostumbrado a trabajar para sacar el pan de cada día, era reconocido en el pueblo por mi trabajo, aún así, sabía que nadie especial estaría esperando por mi.
-- El desayuno está listo.
-- ¿Qué es esto?-- Llevo a su boca la cuchara con algo de sopa, pronto la sonrisa en sus labios mostro los filosos dientes.-- está delicioso.
-- es sopa de pescado, la comemos mucho en mi región.
-- ¡Quiero que me prepares esto todos los días!-- dejó la cuchara a un lado y como un animal, comenzó a beber desde el cuenco.
-- Mas despacio Hahaha, no te vayas a ahogar.-- Enar me parecía divertido, aveces sus actitudes eran las de un niño y otras veces las de un hombre que se guardaba las cosas muy bien, pensando mejor en el humano dragón, no solo físicamente, su personalidad también me empesaba a gustar.
Escuchaba atentamente mis palabras, le gustaba cuando le contaba sobre mi vida como humano, los conocidos con los que me comencé a llevar y mis pequeñas aventuras, pero por muy monotona que fuera mi vida, para él era fascinante, sus ojitos me lo demostraban.
Esa tarde una visita inesperada llegó a la entrada de la cueva, terminó por extender sus alas estirando ambos brazos hacia el cielo.
-- ¿Cómo estás hermo.. so?-- un muchachito con los mismos razgos antropomorficos de Enar, se detuvo en seco, sus pupilas razgadas me miraban con cautela, no dije ni una palabra incluso cuando caminó en cuatro patas acercándose lentamente, por otro lado, el peliblanco no dudó de ponerse frente mío, para gruñir una advertencia al recién llegado.-- ¿Qué hace este humano aquí?
-- Te dije que volvieras.
-- No me haz respondido Enar, sabes que está prohibido.
Por primera vez dentro de la conversación me aventuré a hablar, llamando la atención de ambos seres, sin soltar el cuenco de comida, me removía en mi lugar un poco incómodo.
-- Lamento interrumpir pero ¿Eres amigo de Enar?
Hubo un silencio casi sepulcral de no ser por el sonido de la madera comida por el fuego de nuestra pequeña fogata improvisada, las carcajadas del muchacho moreno resonaron en toda la cueva por mi pregunta y el más alto de los tres seguía en posición para atacar.
Sin saber la gracia de mis palabras, me levanté dejando el alimento a un lado y pude observarlo bien de pies a cabeza, sus extremidades de dragón eran negras con más escamas salteadas por sus hombros descubiertos, no dejaba de mover su cola de un lado a otro, podría jurar que estava inquieto, sus colmillos a diferencia del albino parecían más a los de un minino, delgados y pequeños.
Suspiró hechando su cabello hacia atrás mirandome con esos ojos amarillos tan expresivos
-- soy el prometido de este idiota.

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Copito- [HIATUS]]
Fiksi Penggemar"Mi boca dejó que volaran las palabras de ella, palabras de las que me arrepentiría a la mañana siguiente. - porfavor, márcame, Моя любовь. Solo recuerdo ver mi pantalón salir volando y un par de botones de mi camisa cayendo al suelo después de ser...