Capítulo 4: ¿Qué está pasando?

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∆Charlotte∆

—Cuando alguien de la policía pide testimonios tan explícitos, es porque sospechan —me dijo mi madre en cuanto Aaron se fue.

—A mí también me dió esa sensación —respondí, observando desde la ventana como él se marchaba en su auto.

Tomé sus manos las cuales se encontraban en estado tembloroso y sudoroso. Realmente sentía ese miedo por parte de la “Señora María” ¿Pero por qué lo tendría?

∆∆∆

Yo había pasado el resto de la mañana en casa, leía libros, veía televisión y en último instante llamé a Alice para contarle lo sucedido:

—¿Quieres decir que fue a verte? —me preguntó ella del otro lado de la pantalla.

—Solo vino a cumplir con su trabajo —respondí yo.

—¡Wow! Aún no creo que hayan asesinado de esa manera a la doctora.

—Estoy realmente asustada, todo tiene el mismo sentido que antes y aún más cuando se que venimos de esa extraña maldición.

—Si la vez pasada no ocurrió nada con nosotras ¿Por qué ocurriría ahora?

—No lo sé, pero somos de los pocos que quedan del salón B, ¿Y si esta vez sí muere una de las dos?

—Entonces prepará el mejor sitio del cielo para cuando la otra le toque visitar hacer la mejor fiesta del paraíso celestial —. Nos echamos a reír como un par de niñas contándose la película de Barbie y los cachorros.

Alice era la mejor persona que pude encontrar en este mundo, y la más fuerte. Porque para mí siempre fue valiente eso de sonreír sin dejar que tus problemas afectase la mejor parte de ti, esa con la que observas lo positivo de la vida. Creo que todos tenemos ese lado, solo que algunos lo perdemos con el paso del tiempo y viendo las desgracias que a diario ocurren en el mundo. Yo ya no pertenezco a ese grupo de personas que tienen un lado positivo, solo me queda cuidar aquello que el destino puso en mi camino de manera bonita. Esos que me demostraron que no todas las personas son malas, solo que no sabemos elejir bien, supongo que por eso terminamos cagandola con las correctas y dejando que nos arruinen las equivocadas.

—No te preocupes, yo te cuidaré, tú arregla tu vida como puedas, da lo mejor de ti. Te prometo que desde cualquier parte del mundo siempre cuidaré tus espaldas, y tú solo tendrás que sonreír como la chica que eres —. De algo si estaba segura y era que yo tenía palabra, algo a lo que no faltaría nunca.

Estuvimos charlando un poco tiempo más, ella me contó que los problemas entre sus padres no disminuían y cada día iban peor. También me dijo que se iría a finales del curso a casa de su tía en New York, hasta que las cosas mejorarán.

Más tarde decidí ir a caminar un rato en el pueblo. Me senté en la banca de un parque. Los niños jugaban y las madres estaban sentadas por grupos, imagino que hablaban de las cosas que tiene la vida, las señoras con experiencias siempre se sientan a conversar y compartir con gratitud los mejores consejos.

«Yo no venía al parque a jugar como lo hacen esos niños, y mi madre solo vivía en el trabajo y para mí así que no tenía tiempo para conversar con otras mujeres de su edad. Muchas familias pueden llevar el título de “Talento”, la mía se resume en dos personas y es denominada en “esfuerzo”». Mis pensamientos siempre iban de la mano con los sentimientos, yo deseé alguna vez jugar en un parque con otras personas, pero eso no era a lo que jugaba el destino. Desde pequeña me senté de lado, observé la felicidad y me quedé con la normalidad, aunque ya hay muchas cosas que no recuerdo.

∆Aaron∆

Al salir de casa de Charlotte me dirigí directamente al lugar de los hechos. Miré con determinación la pista que habían dejado en el ordenador, hasta que las dudas resaltaron en mi cabeza:

Demonios OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora