Una última oportunidad

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Tan pronto la carta de Alderamin llegó a la mansión Malfoy, Hermione y Draco volvieron enseguida a Hogwarts, encontraron a los dos mellizos en la habitación que ambos compartían, Scorpius tirado en la cama parecía dormido, y Alderamin de un lado para el otro por la habitación con los objetos esenciales para realizar la curación flotando tras ella, apenas y notó la presencia de la pareja, estaba muy concentrada en sanar a su hermano a toda costa, y por sobretodo asustada.

- Min... - llamó Hermione suavemente, la rubia levantó la cabeza de golpe y al fin les dirigió una mirada a los recién llegados.

- Yo... Hice lo que pude... para salvarlo... Pero terminó muy herido... Yo... Yo... Yo... - Solo fue capaz de pronunciar balbuceos, Hermione corrió en su ayuda, y Draco pronto no tardó en recibir instrucciones de ambas.

Así pasaron el resto de la madrugada sanando a Scorpius, y cuando llegó el amanecer, Alderamin dormía doblada en un sillón sosteniendo la mano de Scorpius, Draco y Hermione descansaban ambos a los pies de la cama abrazándose mutuamente en el suelo.

Fue entonces cuando Scorpius despertó, lo bastante adolorido como para que lo primero que saliera de sus labios fuese un quejido, trató de moverse y eso solo provocó más dolor lo que ocasionó que se quejara más fuerte, despertando a todos.

- Scorpius - Alderamin saltó del sillón y casi se lanza sobre el rubio - ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? ¿Estás bien? En cuanto te traje aquí te desmayaste, temía que murieras, hice todo lo que pude, todos mis conocimientos en medimagia, estaba muy asustada...

- Min... Tranquila, estoy bien - dijo Scorpius en susurros - no pude haber estado en mejores manos - la mano de él apretó la de su hermana - No me perderás, llegamos a éste mundo juntos, y nos iremos de él juntos - Alderamin comenzó a llorar, Draco y Hermione veían todo a cierta distancia, maravillados ambos por la conexión que ambos hermanos compartían, Scorpius notó al fin su presencia y les sonrió a ambos - ¿Cómo es ella?

- Hermosa... - dijo Draco - Nadie podría pensar que un ser tan angelical es hija de... Ellos - Scorpius solo asintió y esta vez miró solo a Hermione.

- Lamento robarme el protagonismo en tu día mamá... Feliz cumpleaños - Scorpius sonrió y Hermione se sonrojó.

- No me estás robando nada, importa más ahora saber si estás bien, gracias - agradeció por último con una genuina sonrisa.

Alderamin se había levantado y ahora se acercaba a abrazar a Hermione.

- Gracias por ayudarme - dijo sinceramente - me habría vuelto loca... Eres la mejor madre del mundo aunque aún en éste tiempo no lo seas, Feliz cumpleaños - La rubia aún sollozaba un poco, Hermione correspondió el abrazo efusivamente y luego besó la cabeza de la rubia.

- Gracias...

- Yo tenía varias sorpresas preparadas, pero supongo que pueden esperar... Feliz cumpleaños - habló ésta vez Draco, Hermione lo abrazó con ganas y agradeció, mientras Draco besaba su cabeza, de la misma manera en la que ella lo había hecho con Alderamin.

La mañana terminó y ahora la sala común de la torre de los premios anuales estaba llena de regalos para la heroína de guerra, se dedicaron entre todos, incluidos un adolorido Scorpius a abrirlos uno por uno.

- Éste es del tío Neville - dijo Alderamin leyendo la tarjeta, abrió la caja que tenía restos de arenas esparcidos alrededor, y ya sospechando lo que era sonrió - Es preciosa - dijo sacando de la caja una planta de colores lila y violeta brillantes que de sus flores despedía lo que parecía polvos mágicos - En casa aún la conservas en el jardín, atrae la suerte y la paz, además de que las hadas se bañan en su polvillo para preservar su belleza - explicó Alderamin, Hermione admiró la belleza de la planta y escribió rápidamente un agradecimiento a Neville.

En contra de lo prohibido - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora