Lucius Malfoy

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El martes en la mañana Draco despertó sin ganas si quiera de levantarse y comenzar a arreglarse para el juicio. Se mantuvo en la cama más tiempo, hasta que aproximadamente una hora después, entro su madre a su habitación y le obligo a comenzar a vestirse.

Con cada paso se sentía a morir, cada palabra, cualquier cosa, lo que fuese, fue obligado también a comerse su desayuno, pues no tenía ni ganas de comer un solo bocado, a las 8:00am ya estaban partiendo rodeados de aurores al ministerio. Recordó entonces que esa misma mañana también se llevaría a cabo los juicios de los Zabini, Nott y Parkinson, y deseo que al menos las cosas salieran bien para sus amigos, que seguramente así sería pues ellos nunca fueron marcados.

Llegaron al ministerio, que estaba repleto de gente y periodistas con sus molestos flashes apuntando en su cara y dejándolo ciego por un par de segundos. Y en tan solo un pestañear de ojos ya se encontraba bajando en el ascensor hasta las salas de los tribunales.

Estuvo unos minutos sentado junto a sus padres, esperando el momento del juicio, las manos le temblaban y sudaban, sentía que se acercaba a su fin.

- ¡Malfoy! – grito un hombre que acababa de asomarse por la puerta donde se realizaría su juicio.

Los aurores los guiaron hasta aquella sala, fue separado de su madre la cual se sentó junto al público en el tribunal, el cual también estaba llena de funcionarios del ministerio, imponente ante ellos el nuevo ministro Kingsley Shacklebolt, se sentaron en las sillas que se encontraban justo en el medio de aquella corte, ya se sentía condenado, una vez sentado en la silla, sus manos fueron sujetadas a la silla con unas esposas de hierro, y por primera vez en ese día, tuvo miedo.

- ¡Lucius y Draco Malfoy! – hablo Kingsley – se llevara a cabo hoy martes 19 de junio, a las 9:30am el juicio que definirá su destino ¿Se encuentran todos aquí?

- Si... - respondió Lucius secamente, Kingsley asintió.

- Muy bien... los cargos en contra de la familia Malfoy, serán los siguientes: Lucius Malfoy, se le acusa de ser uno de los mayores seguidores de Voldemort, de asesinato y secuestro de gran cantidad de magos y muggles inocentes... entre otros terribles cargos... ¿Niega haber efectuado aquellos delitos?

- No... - respondió el hombre, que no se dignaba a mirar a la cara al ministro y un murmullo se escuchó en la sala.

- Y Draco Malfoy, al cual se le acusa de portar la marca tenebrosa ¿Niega tener dicha marca?

- No... - la voz le tembló.

- Y también se le acusa de tortura de muggles inocentes y sobre todo... del secuestro de la señorita Hermione Granger, heroína de la Guerra... - Draco sintió su corazón detenerse por un momento - ¿Lo niega? – Draco abrió la boca para responder, pero otra voz se escuchó en la sala.

- ¡Testigo del acusado! – Draco junto con todos los que se encontraban en la sala voltearon a ver al niño que vivió quien había entrado en la sala – Harry James Potter... - Kingsley lo miró inquisitivamente.

- Bien... ¿Qué tienes para decir? – respondió el ministro

- ¿Qué significa esto? – le susurró Draco a Harry, el cual estaba parado junto a él, Harry lo miro un segundo y luego dijo.

- No lo hago por ti... sino por ella... - Draco sintió ganas de llorar en cuanto escucho aquello – El joven Malfoy nos sirvió de apoyo en cierta ocasión... - Kingsley lo miro esperando que continuara – Junto a Ron y a Hermione caímos en manos de los carroñeros mientras cumplíamos con la misión que nos dejó Dumbledore de buscar los horrocruxes, ellos nos llevaron a la Mansión Malfoy, Hermione me lanzo un hechizo que deformó mi cara y ellos no pudieron reconocerme, llamaron a Draco, que si lo hizo pero prefirió callar, y no nos delató... - terminó Harry, Kingsley asintió lentamente, mientras se escuchaban murmullos en la sala.

En contra de lo prohibido - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora