El corderito en la trampa del lobo

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"Querida Herm, lamento que esta despedida no sea en persona, pero no me siento capaz de poder decirte estas cosas frente a frente, les pedí a Harry y a Ginny que no te dijeran nada de mi partida, te conozco y sé que a pesar de todo lo que ha pasado querrías venir a despedirte y mi corazón no aguantará eso... ¿Estoy siendo muy dramático? Lo sé... No te preocupes, no me iré para siempre, solo será por un tiempo, el que necesite para poder acostumbrarme a que ahora estás con el hurón teñido y que ese recuerdo no me duela más. En fin, sin más que decir, Hermione, te deseo suerte, y felicidad, así sea en brazos de ese imbécil, volverás a saber de mí, de eso no habrá dudas, además, siempre puedes enviarme alguna carta si lo deseas, me mantendré en contacto con todos, no es un adiós para siempre.

Ron Weasley."

En cuanto Hermione volvió a la madriguera esa carta estaba posada en su cama, y le había sorprendido mucho la noticia de que Ron se había marchado, pero intentó tomarla de la mejor manera, tal vez eso sería lo mejor que podría pasar después de todo, ambos estarían mejor si tomaban distancia, así al menos su amistad podría salvarse en cuanto Ron terminara de sanar.

- Él nos pidió que no te dijéramos nada... lo siento - la voz de Ginny invadió la habitación que hacía tan solo unos segundos había estado en completo silencio mientras Hermione leía y terminaba de analizar la carta de Ron.

- Está bien - dijo con una sonrisa la castaña mirando a su amiga - ¿cuándo se fue? - preguntó.

- Hace unos días... - respondió Ginny - Sabíamos que en cuanto te vieras con Malfoy, no volverías en al menos un par de días, porque todos sabíamos lo desesperada que te encontrabas por verlo y que cuando por fin lo hicieras querrías aprovechar cada momento - Hermione asintió - entonces él, movió contactos en el ministerio con ayuda de Harry, preparó todo y... en menos de lo que canta un gallo ya se estaba marchando... antes de despedirse de mí, dejó esa carta en mis manos, sin leerla la dejé en tu cama...

- Gracias Ginny - respondió Hermione sin mucho más que decir, los días que había pasado en la mansión habían sido muy raros y perfectos a la vez, obtuvo atenciones de Draco que jamás pensó tendría, Narcisa había sido muy amable con ella también, dándole novedades siempre sobre como llevaban sus contactos la búsqueda de sus padres, con los cuales aún no habían dado, pero ella le prometía que los encontraría.

Había vuelto a la madriguera porque extrañaba a sus amigos, y vivir con lujos como los Malfoy acostumbraban, aún se le hacía algo incómodo, Draco le había asegurado que podía volver cuando quisiera, y ella lo haría, después de todo, estar con él, era maravilloso.

Sostenía con manos temblorosas el documento que se encontraba en sus manos luego de haber pasado horas exhaustas buscando en el antiguo despacho de su padre ese documento que tanto necesitaba para comenzar su plan, y como su padre se había negado rotundamente a ayudarla, no le había quedado de otra que hacerlo por su cuenta, ya que no contaba con la ayuda de su inútil hermana que sólo daba problemas y la cuál se alegraba de que ya no estuviese para estorbar, porque de haberse enterado de lo que Astoria planeaba, seguro hubiese intentado detenerla, y no necesitaba más piedras en el camino.

Daphne se había marchado dos días antes de lo esperado, en uno de sus arranques de rebeldía como los llamaba su madre, discutió con todo ser que habitaba en casa y juró marcharse enseguida y no volver nunca. Astoria presentía el porqué de su decisión de irse lo antes posible no era por otra cosa que por la conversación a medias que había escuchado cuando la arrastró hacia Azkaban para ir a ver a su padre. El cual le había dicho que no tenía poder sobre el dinero que les sería heredado a sus hijas, ya que al estar en Azkaban había perdido su poder sobre él, y su madre era ahora la que se encargaría de todo lo que a sus hijas por derecho les pertenecía, ante esto todas las esperanzas de Daphne murieron, sabía que su madre no le daría nada si no se convertía en lo que odiaba ser, una señorita de sociedad, cuya herencia seria recibida en cuanto ella se comportase de forma decente y encontrase un buen marido, sangre limpia por supuesto, dos cosas que le repugnaban, entonces tomó la decisión de irse definitivamente, y hacer su vida de cero. "Patético" pensó Astoria al recordar eso, sostuvo con orgullo el documento en su mano, el documento que le cambiaría la vida, era el contrato matrimonial que Damon Greengrass y Lucius Malfoy habían elaborado para la unión de sus dos hijos, el cuál sería oficial en el momento en el que Draco Malfoy cumpliera los 17 años y lo firmara, cosa que nunca pasó, puesto que la guerra había traído cambios y desgracias, y una de las más grandes era que una repugnante Sangre Sucia había enredado a Draco, "Seguro usó Amortentia" pensó. Leyó con atención una de las exigencias del señor Malfoy que la dejó algo helada, en dicho contrato se estipulaba que antes de que se cumpliera el plazo de un año, debería ser concebido un heredero, sino, el contrato sería anulado, y el matrimonio se disolvería, lanzó un suspiro cuando un elfo domestico apareció en el despacho, informando que un hombre deseaba verla, Astoria sonrió, que suerte que había aceptado ayudarla, le indicó al elfo que lo invitase a pasar mientras ella se sentó en el sillón de su padre tras el escritorio, sintiéndose poderosa ante el hombre que entraba al despacho.

- Gracias por venir Theo - dijo seductoramente la muchacha, Theo asintió con la cabeza sin soltar palabra y se sentó ante la joven.

- Debo decir que me sorprendió tu carta... - comentó secamente el castaño, Astoria sonrió y soltó una delicada carcajada, mientras cruzaba sus piernas bajo el escritorio y abría un poco su blusa de botones, Theo pareció no notarlo.

- ¡Oh vamos Theo! - exclamó Astoria - no me digas que aún me guardas algo de rencor - dijo haciendo un puchero.

- ¿Para que soy bueno Astoria? - cortó Nott impaciente, pero la castaña no dispuesta a rendirse se levantó y caminó sensualmente hacia él con el documento en la mano.

- Necesito tu ayuda... eres un poco experto en leyes y contratos... ¿no es así? Después de todo... tenías que cubrir los torcidos de tu padre... - Theo rodó los ojos.

- ¿Sobre qué? Y ¿Por qué debería prestarte mi ayuda? - Astoria deslizó el documente frente a él, asegurándose de que sus grandes pechos quedaran a la altura del rostro de Theo, en cuanto ella se alejó dándole la espalda explicó - Es un contrato matrimonial... que encontré organizando la oficina de mi padre... - mintió, Theo lo ojeó sin prestarle atención a la chica y se sorprendió.

- ¿Tú y Draco? - Astoria suspiró dramáticamente sin voltearse.

- Fue un contrato que mi padre y Lucius Malfoy hicieron para unir nuestras familias, y que se haría oficial en cuanto Draco lo firmara al cumplir 17 años... y quería saber...

- Si todavía es válido - completó Theo entendiendo todo, Astoria sonrió, Theo no lo vio.

- Siempre has sido tan listo Theo... - su tono seductor había vuelto - entonces... ¿qué me dices?

- Qué no tienes oportunidad de quitarle a Draco a Granger - Astoria se enfureció un momento, pero luego volvió a su plan.

- ¿Quién dijo que eso es lo que...?

- ¡No me tomes por estúpido! - exclamó el muchacho dejando el contrato en la mesa - Me llamaste para que te ayude a quedarte con Draco... después de todo siempre fue tu objetivo - soltó con rabia - y es un descaro que me pidas ayuda después de lo que me hiciste...

- Entonces aún me guardas rencor Theo - preguntó Astoria dándose la vuelta, pero solo para que él pudiera ver el perfil de su cara haciendo un puchero.

- ¿Rencor? Me usaste un tiempo, luego cuando te enteraste que Draco estaba soltero, me desechaste, y ahora descaradamente me pides ayuda para que estés con él, ¡Eres una perra! - soltó Nott con odio, Astoria suspiró volviendo a darle la espalda, aún le quedaba un último plan para convencerlo, en vista de que no había podido a la primera, Theo la miraba desde donde estaba sentado con los ojos centellantes, sin percatarse de lo que Astoria traía entre manos, y lo haría cometer algo que juró no volver hacer.

- ¡Oh vamos Theo! - se fue dando la vuelta despacio, mientras sus manos se posaban en su blusa - por los buenos tiempos... - se dio completamente la vuelta quedando con la blusa desabotonada y sus pechos totalmente descubiertos sin brasier tras la blusa, Theo dio un sobresalto, recordando que hace mucho no veía sus pechos, y no pudo evitar que su parte se levantara al recordar las fogosas noches con ella - o es que ya olvidaste lo bien que la pasábamos tú y yo... - Caminó hacia él dejando la blusa caer, luego se llevó las manos hasta atrás de su falda bajando el cierre, y luego la falda cayó también, dejando a la chica en una diminuta braga que solo tapaba lo que era necesario, casi dejando al descubierto el inicio de su parte, Theo comenzó a sudar, hizo ademán de levantarse, y marcharse, pero Astoria fue más rápida, estirando su pierna dejándola en el reposabrazos de la silla de Theo, acorralándolo - ¡Oh vamos Theo! Tú también lo quieres... - Theo no podía decir una palabra, esa chica seguía siendo una debilidad para él, cosa que pensó que había superado, pero no - ¿No me extrañaste en tu cama todo este tiempo? - preguntó con voz seductora, acercándose a él, agarrando los botones de su camisa y comenzando a quitarlos, el chico estaba inmóvil, no tenía movilidad de su propio cuerpo, Astoria comenzó a besarlo y él se desmoronó, correspondió el beso, se levantó de la silla y la empujó hacia el escritorio, deshaciéndose de sus pantalones y de las bragas de ella, cayó en un juego en el que horas más tarde, se arrepentiría.

Muy feliz año nuevo a todos mis queridos lectores, deseo que este año venga cargado de bendiciones (Pero no de las que caminan jaja) y alegrías para todos ustedes, les traigo un nuevo cap, esperando que lo disfruten, los amo.

En contra de lo prohibido - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora