La imponente mansión Malfoy se alzaba en la cima de aquella montaña rodeada de un profundo y oscuro bosque, mientras Harry, Hermione y Ron eran llevados a la fuerza por los carroñeros, Harry al igual que sus amigos sentía que este era el fin, sabía que la Mansión Malfoy era el cuartel general de los Mortifagos, por lo tanto, quizás estaba a punto de caer en manos de aquel que no debe ser nombrado. En la puerta de la gran mansión aparecieron dos mujeres, ambas altas y delgadas, una rubia y otra de cabellos negro azabache, todo desgreñado como si no hubiese agarrado un cepillo hacia años, eran nada más y nada menos que Bellatrix Lestrange y Narcisa Malfoy.
- ¿Qué traen ahí? – pregunto Bellatrix con su tono arrogante y chillón.
- Los encontramos en un bosque... - respondió uno de los carroñeros – creemos saber de quienes se tratan pero... no estamos seguros... - Bellatrix se acercó lentamente a Harry, quien tenía la cara desfigurada por un hechizo que le había lanzado Hermione antes de ser capturados, sin embargo la cicatriz de su frente, aunque ya casi no se distinguía y no se veía muy nítida, aún era visible.
- ¡Cissy! – dijo apresuradamente - ¡Ven! – la señora Malfoy obedeció y fue a donde estaba su hermana, al igual que Bellatrix detallo la cicatriz que estaba casi irreconocible y a continuación dijo.
- Necesitamos a Draco... - casi en un susurro, pero el lugar estaba tan silencioso que todos pudieron escucharlo.
Los llevaron a dentro, inmovilizados por los fuertes brazos de los carroñeros y con las puntas de las varitas rozándoles el cuello, cualquier mínimo movimiento y podría ser el último. Una vez dentro en el gran salón de la mansión, apareció el apuesto rubio seguido de su padre, en sus ojos pudo verse, desde que los vio lo supo, sin duda ese extraño sujeto con la cara deformada era Harry Potter, pero nadie fue lo bastante listo para leer su mirada, nadie excepto el trio de oro.
- ¡Ven aquí Draco! Acércate... - dijo Bellatrix tendiéndole una mano – dinos Draco... ¿Es quien creemos? – Draco miro fijamente a Harry, trago saliva pero no respondió nada - ¡Draco! Esto es serio... si no es quien creemos y llamamos al señor tenebroso ¡Nos matara a todos! ¡Dinos Draco! ¿Es él?
- No lo sé... - respondió – No estoy seguro...
- Draco... - la voz de su padre susurrándole en el oído le erizo el pelo de la nuca – Si somos... quienes le entreguemos a Potter al señor tenebroso, ¡Nos perdonara! ¡Todo volverá a ser como antes! - ¿Cómo antes? ¿Qué significaba como antes?
Siempre creció rodeado de oscuridad y aprendiendo de las artes oscuras, desde niño fue entrenado para ser lo que ahora era, un Mortifago. Pero ¿Qué significaba como antes? Odiaba cuando Voldemort estaba en su casa y había sido testigo de cómo su madre, la persona que más adoraba en el mundo, era torturada en manos de él, de su padre y hasta de su propia hermana. Pero quizás, quizás su padre tenía razón, quizás el señor tenebroso los perdonaría y los recompensaría muy bien si le entregaban a Potter.
- ¿Qué le paso en la cara? – pregunto después de varios segundos.
- Cierto... - dijo Bellatrix - ¿Qué le paso en la cara?
- Así lo encontramos... - respondió el carroñero.
- Le lanzaron un hechizo... - susurro Bellatrix, Draco ya lo sabía, y era obvio quien había sido - ¿Fuiste tú no? – le pregunto a Hermione pero esta no se movió ni respondió nada, sin embargo Bellatrix lo supo, soltó una escandalosa carcajada - ¡Te descubrí! – pero su sonrisa se borró, en cuanto vio la espada que sostenía uno de los carroñeros - ¿De dónde la sacaste? – grito.
- La encontré cuando la registramos... - respondió con una sonrisa – Es mía ahora... - Bellatrix enloqueció, agito su varita y dejo inconsciente al carroñero, luego se desquito con los otros.
- ¡Largo todos! ¡Lárguense! ¡Cissy! Encierra a los chicos en el sótano, ¡Hablare con la chica! – y así fue, Harry y Ron fueron encerrados en el sótano, una vez los chicos estuvieron abajo, Bellatrix se dirigió a Hermione - ¿Cómo obtuviste esa espada? ¿Cómo la robaste?
- ¡Yo no robe nada! – decía Hermione al borde de las lágrimas.
- Mentiras... - susurro Bellatrix - ¡Mentiras! ¡Esa espada estaba en mi bóveda de Gringotts! ¿Cómo es que la robaste?
- ¡Yo no robe nada! ¡Lo juro! – decía Hermione.
- ¡MENTIRA! – Bellatrix se abalanzó contra Hermione, empuño su daga y se la clavo a Hermione en el brazo, Hermione gritaba de dolor.
Una mano se posó en el hombro de Draco, quien presenciaba la tortuosa escena, su padre estaba a su lado susurrándole algo al oído.
- Cuando todo esto acabe... - decía su padre - ¡Tú mataras a esa Sangre sucia! – Draco trago saliva, ¿Matarla? ¡No! Él no era un asesino, ¡Ni siquiera fue capaz de matar a Dumbledore!, ¡Él no era un asesino!
Una vez Bellatrix dejo a Hermione, quien se encontraba inerte en el suelo con el brazo sangrando, se acercó a Draco.
- Draco querido... es tu turno... - susurro - ¡Mátala!
- ¡Por supuesto que no! – la voz de Ron se escuchó potente en el salón, y seguido del apareció Harry, con su cara restaurada de nuevo - ¡Expelliarmus!
La varita de Bellatrix salió volando.
- ¡Miren nada más! – grito - ¡Es Harry Potter! ¡Aquí! Listo para el señor tenebroso ¡Llámalo! ¡Ahora! – la orden fue para Draco, sin embargo nunca se movió, al final fue Lucius Malfoy, quien se subió la manga mostrando su oscura marca. Antes de que pudiese hacer otro movimiento un pequeño ¡Clic! Se escuchó en la habitación y Lucius Malfoy salió disparado y cayó al suelo en un golpe seco, todos empuñaron varitas y comenzaron a pelear, lanzándose hechizos - ¡Alto! – grito Bellatrix, había tomado a la inerte Hermione y ahora apuntaba su daga en el cuello de la castaña, los hechizos cesaron, Harry y Ron soltaron las varitas a órdenes de Bellatrix, Draco las tomo, Bellatrix reía como una psicópata - ¡Así me gusta! ¡Ahora Llamen al señor tenebroso...! – hubo un silencio en la habitación, Bellatrix se quedó callada, al escuchar un extraño ruido sobre su cabeza, y de pronto, el gran candelabro que estaba justo encima de ella se desprendió, soltó a Hermione, quien salió disparada y callo en brazos de Ron quien corrió junto a Harry preparándose para escapar, Lucius estaba de nuevo de pie y se puso junto a Draco.
- ¡Has algo! – susurro, Harry corrió hacia donde se encontraba el rubio y le arrebato las varitas de la mano, y corría de nuevo junto a Ron, Dobby el antiguo elfo de los Malfoy había aparecido en el salón.
- ¡Maldito Elfo! ¡Pudiste matarme! – grito Bellatrix.
- Dobby nunca quiso matar, solo herir de gravedad... - respondió el pequeño elfo, Narcisa agito su varita, pero Dobby con un solo movimiento de su mano logro que la varita de su antigua ama saliera volando hasta la mano huesuda y pequeña del elfo.
- ¡Te atreves a quitarle la varita a tu ama! – grito Bellatrix.
- ¡Dobby no tiene amo! ¡Dobby es un elfo libre! – respondió el elfo, tomo la mano de Harry y luego la de Ron, quien sostenía a Hermione.
- ¡Has algo Draco! – dijo su padre casi en un grito, empujo a Draco y el rubio corrió hacia donde estaban el elfo y los antiguos Gryffindors, "¡No dejes que se lleven a la sangre sucia!" escucho la voz de su padre en su cabeza, luego todo paso muy rápido, llego hasta ellos en cuanto el elfo se desvanecía y era seguido por Harry, sintió como la daga de su tía rozaba su cabeza, luego Ron, quien trato de apretar a Hermione con más fuerza, y hubieran logrado escapar todos, de no ser por Draco quien, logro apartar a Hermione de los fuertes brazos de Ron, esta lanzo un débil grito en pedida de auxilio.
- ¡Hermione! – fue lo último que se escuchó de Ron, antes de desvanecerse también.
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En contra de lo prohibido - Dramione
Fanfictionvolvamos un poquito en el tiempo, recuerdan cuando nuestro trio de oro fue capturado por los carroñeros, quienes los llevaron a la Mansión Malfoy, donde nuestra querida castaña fue torturada por Bellatrix, lo recuerdan ¿Cierto? Bien, aquí es donde e...