Izuku.

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Cuando Izuku tenía cuatro años, su padre lo abandonó a él y su madre, aun sabiendo que la mujer volvería a tener un hijo suyo.
Todo paso tan de pronto, no hubo una pelea de por medio o una razón.
Aquel hombre simplemente se marchó.

El pequeño Izuku no quería tomarle importancia. Se sentía bendecido de tener una madre tan buena y cariñosa.

Mientras la tuviera a ella, nunca necesitaría un padre.

Pocos meses después de la ida de aquel hombre, la mujer dio a luz en casa con ayuda de el doctor del pueblo y una practicante de enfermera; el bebé fue un pequeño varón.

Izuku era el niño más feliz del mundo con su madre y su pequeño hermano.

Solo tenerlos era suficiente para él.

Su madre pensaba igual.

Hasta el día de hoy Izuku se pregunta si Dios existe, y si él fue el que escribió su futuro, ¿Por qué tenía que ser tan cruel? Ya que su felicidad duró dos años. Solo eso.

El pequeño hermano de Izuku terminó muerto.

¿La razón?

Una nada agradable.

Inko, la madre de Izuku, tenía que trabajar obviamente, o de otra forma no podría llevar comida a casa. El pequeño peli verde asistía a la escuela, por lo que su hermano tenía que ser cuidado por alguien más.
Al no tener relativos, Inko le encargaba el cuidado de su hijo a una amiga que no vivía realmente lejos de donde ellos; hasta ahí todo bien.

Lo que Inko no sabía, era que la nueva pareja de su amiga era un yakuza.

Y que este hombre, había cometido una severa traición a su jefe.

Todo esto ocurrió el mismo día, los de la organización mataron al hombre rápidamente antes de que este siquiera pudiera decir algo; la mujer gritaba y lloraba, quería mantener al bebé a salvo además de su propia vida; pero el miedo le superaba.

Cuando Inko salió del trabajo y pasó a recoger a su hijo, había un silencio espantoso en todo el lugar. Siempre era lo contrario; incluso las luces estaban apagadas en todas las viviendas y no había ni una sola persona afuera.

La pobre mujer se siente tan confundida.

Llega a la casa de su vieja amiga y nota que solo hay una luz encendida dentro de la casa. Su estómago empieza a revolverse y tiene un muy mal presentimiento. Algo le dice que no abra la puerta, que regrese por donde vino y olvide sus responsabilidades; como madre, como ser humano.

Pero no piensa retroceder.

Intenta tocar la puerta y esta se abre con el primer pequeño golpe. Llama el nombre de su amiga, nadie responde. Entra después de avisar que lo haría.

No prende las luces, se dirige a la cocina, el único lugar con luz. Pasa sin saber a un lado del cadáver de un hombre.

Ya en la cocina, no necesita dar más pasos ni confirmar lo que es claro.

Su amiga está muerta.

Y en sus manos, lleva también al bebé de Inko sin vida.

La pequeña criatura tiene todo el cuerpo golpeado. Su rostro ha sido prácticamente desfigurado.

Inko mira la terrible escena sin expresión alguna.

Su mente se ha apagado.

Su cordura no existe más.

—... Izuku debe estar esperándonos. -dice con la mirada vacía. —Gracias por cuidar de él, Mari-chan. -se acerca a la inerte mujer quitándole el bebé. —Nos vemos mañana de nuevo. -da la media vuelta, sale de la casa, no sin antes cerrar la puerta detrás de ella.

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