Final.

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Sero abre la puerta para Izuku, después que este entra a la habitación donde la mayoría de sus hombres están, estos le dan la bienvenida y hacen una reverencia para su jefe. Todos de pie, formados estratégicamente para no estorbar al peliverde en su camino a su escritorio.

—Seob. -llama tan pronto como toma asiento.

Ya reincorporados, voltean hacia Izuku, manteniendo una postura derecha y expresión seria.

El mencionado Han Seob, responde de inmediato y sale de la “fila” para mostrarse ante Izuku.

—Supe que tuviste una confrontación con unos tipos de Daizo. -prosigue Izuku.

—Así es, jefe. -le responde bajando un poco su cabeza en modo de respeto.

—¿Y?

—... -levanta su mirada y se nota la confusión en su expresión. —Estábamos Shinso y yo en territorio de ellos el otro día, pero fuimos por negocios, entonces ellos vinieron al club de Midnight y empezaron a hacer un alboroto, cuando me les acerque para controlarlos, dijeron cosas denigrantes tratando de insultar no solamente a mi persona, sino también a usted y a mis “hermanos”. No podía dejar pasar aquello y mis hombres y yo los golpeamos un poco, solo lo suficiente para sacarlos del club sin tener que hacer más desastres... probablemente los golpeamos mucho, pero tampoco va a dejarles marca... supongo. El señor Daizo se enteró rápidamente y quería iniciar una guerra. Todoroki aniki manejó la situación tratando de hacer un buen acuerdo, y... estoy vivo, no estamos en guerra, solo he perdido una oreja, no significa nada, jefe. -toca aquel lugar donde se supone debería estar aquella parte externa del oído. —Lamento honestamente mi conducta irracional y nada paciente. -hace una reverencia mientras se disculpa levantando un poco más su voz para demostrar su propia indignación hacia sus actos pasados.

—Eres estúpido, ¿cierto?

—¿Eh? -dice casi en un susurro inconsciente, levanta su cabeza estando más confundido que antes.

Izuku se para de su asiento y se detiene frente a Han, quien intenta ni siquiera parpadear. Aquel hombre es tan solo unos centímetros más alto que él, pero es su jefe, y hay una gran razón para que tenga ese título.

—¿Cómo te atreviste a dejarlos con vida a esos bastardos miserables, huh?

—...

Todos escuchan atentos la voz de su jefe, quien es tan impredecible como siempre. Nunca se sabe qué decisión tomará en ninguna de las circunstancias vividas.

—Te estoy preguntando algo. -le da una bofetada al pelinegro. —¿Unos putos coreanos se burlan de ti porque caminas con unos japoneses y todavía les dejas ir por ahí con vida, huh? Sabiendo exactamente que lo que quieren es una guerra, ¿no? Era el punto de Daizo, empezar algo mientras yo estaba en cárcel para tomar nuestros malditos territorios. -voltea hacia Shoto. —Tú sabes bien que de eso se trataba. -lo apunta recordándole que está molesto con él. —Ahora este maldito estúpido mocoso se ha quedado sin oreja porque decides esperar a que me liberen como si no pudieras haber hecho algo hacia el maldito vejestorio ese que se hace llamar “jefe”. -voltea nuevamente hacia el pelinegro. —Te ganaron unos putos coreanos. -repite. —Si hubiera sido Shinso el que estuviera golpeado así como tú, no me importaría, pero tú, que eres lo mismo que ellos, terminaste así. -palmea su cara sin mucha fuerza.

Han tiene heridas en toda su cara, y un moretón muy visible en su ojo izquierdo, sin mencionar que ya no tiene su oreja.

—¿Eres una puta mierda a caso, huh?

—No, señor. -responde sintiendo vergüenza de sí mismo.

—¿Entonces qué es esto, huh? ¿Qué significa todo esto de actuar como un puto cobarde y dar una parte de ti a un inservible como Daizo, eh?

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