—¿Quién es el tipo de la entrada? -pregunta Izuku asomándose por la ventana de su habitación.
Kirishima termina de acomodarse su traje cuando se acerca a observar.
—Ah, ese chico es un vagabundo nada más.
—... No me parece que sea así.
—¿Quieres que me encargue de él?
—No, no es necesario. Vayamos abajo. -antes de que cierre la cortina nota que el chico de ojos rubíes mira hacia él. —... Kirishima, ve con Sero y ambos suban al auto, iremos a dar un paseo.
—¿Un paseo? ¿A qué se refiere con eso, jefe?
—Ah, no ese tipo de paseo. Solo haz lo que te digo, lo entenderás después.
—... Entendido. -dice saliendo de la habitación después del peliverde y yendo a la dirección contraria que este, para buscar a Hanta.
Izuku sube al elevador y baja hasta la recepción en este. Ahí otros de sus hombres lo están esperando, le saludan con una reverencia todos ellos, incluido el hombre a cargo del hotel.
—Karazawa. -llama a uno de los trajeados, este se acerca al instante. —Encuentra a Kirishima y avísale que vaya por atrás junto con Sero, que haga lo que le pedí, pero que espere por mí en la calle continua al hotel, ¿Escuchaste?
—¡Sí! ¡A sus órdenes! -el hombre saca su teléfono y va por las escaleras con prisa, debido a que todos tienen prohibido usar el elevador por órdenes de su jefe.
Izuku saluda con una sonrisa amable al hombre de la recepción, luego camina hasta afuera, el chico pelicenizo de antes seguía ahí.
—Oi, ¿Quién te mandó? -le pregunta yendo hasta él, pero no recibe una respuesta, aunque el menor sí le ha mirado. —Has estado siguiéndome desde que llegué. ¿Quién eres exactamente y qué es lo que buscas?
—... ¿Yo?
—No te hagas el tonto. -reclama Izuku, aunque su voz suena molesta, su expresión es normal. —Responde, ¿Quién eres?
—... Katsuki.
—¿Quién te ordenó que me siguieras?
—Nadie.
—¿Y entonces qué es lo que quieres?
—Nada. Solo me equivoqué. -saca una cajetilla de cigarros de su chaqueta, pero Izuku se los arrebata. —¿Qué te pasa? -le pregunta mostrándose enojado al instante.
—Creí que eras un fantasma. -le dice Izuku guardando aquella cajetilla en su bolsillo delantero. —¿Cuántos años tienes? No me parece que la edad suficiente para fumar.
—Te lo diré si respondes algo.
—¿Estás poniéndome condiciones a mí?
—No es una condición, solo un cambio.
—... ¿Qué es lo que un niño como tú quiere saber?
—Es obvio que eres un yakuza, no te preocupes, no es que sea un soplón. Pero busco a alguien. -confiesa. —Ayer se reunió usted con unos tipos mafiosos de aquí.
—Oi, oi, ¿Qué clase de pregunta estás por hacer? -se acerca todavía más al menor. —¿Piensas que yo sí soy un soplón? No hay forma de que te diga nada sobre mis negocios, mocoso ignorante. ¿Cómo va a ser más importante saber tu edad que mis propios negocios? Estoy siendo amable contigo aquí. -frunce levemente el entrecejo. —Si realmente quisiera saberlo, te hubiera torturado desde que salí de aquella reunión. ¿Crees que soy un estúpido? Por supuesto que te vi. Incluso en el coche, estabas por ahí fisgoneando. ¿Eres homosexual acaso? ¿Por qué me seguiste hasta aquí?
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Odore Fantasma
Historia CortaUn mafioso japonés llega a Italia para apoderarse de ella, pero de esto no trata la historia.