Encontraron al tipo saliendo de la barbería que al parecer empezó a frecuentar hace poco, o por lo menos eso fue lo que les dijo Denki.
Lamentablemente, logró escapar.
Izuku no sabe por qué el tipo está escondido, y Katsuki tampoco ha dicho nada sobre eso.
Pero entiende que no es el único que está detrás de él.
O se dio cuenta de que lo seguían ellos, o alguien más, o simplemente es demasiado bueno en esconderse.
Como si eso no fuera suficiente, los problemas llaman. Y literalmente.
El teléfono de Izuku suena sin parar, este se encontraba comiendo y no le gusta ser molestado mientras disfruta de su comida. Contesta aquel número desconocido con molestia.
Hoy, como todos los días, tiene un número de teléfono diferente.
—¿Bueno? -responde terminando de masticar.
—Señor... Soy Takumi.
—... ¿Qué pasa? -hay alguien detrás de la llamada y no es su subordinado.
Alguien ordenó a Takumi a hacer la llamada.
—El señor Vertelli quiere verlo...
—¿Dónde y a qué hora?
—Ahora mismo si es posible... Quieren que usted diga una dirección para encontrarlo ahí, después llevarlo a donde él se encuentra.
—Diles que no iré solo.
—... Está bien, pero igual usted debe dar una dirección.
Izuku frustrado comienza a pensar en qué es lo que ha pasado y qué es lo que pasará.
—En el café Viceré.
En cuanto termina de dar su respuesta, le cuelgan la llamada.
—Malditos capos de mierda. No tienen ni puta educación. -se queja quitándose la servilleta de tela y lanzándola lejos. —¡Kirishima! -grita esperando que el llamado esté afuera de la habitación.
Pero el que abre la puerta es Katsuki.
—Él dijo que Sero le había hablado y era urgente... Acaba de irse. -le avisa.
—¡Por supuesto que es urgente!
—¿Pasa algo malo? -pregunta con algo de preocupación en su rostro.
Izuku intenta calmarse.
Al principio Katsuki parecía desconfiado de todo, pero ahora parece lo que es; un niño débil.
—Uno de mis hombres ha sido capturado por los Vertelli. Mierda... Es tal y como dijiste, Katsuki. Esos hijos de puta están aliados.
—... ¿No me creías?
—Solo estoy diciendo que lo están demostrando. Aún no me has dicho como es que sabes todo eso, ni como es que sabes mi nombre. -le recuerda. —Lo siento, no es momento para esto. -se levanta y toma su saco del perchero. —Vamos.
—¿A dónde? -se mueve de la puerta para dejar pasar al mayor.
—... Es verdad. Tú no tienes que venir si no quieres... -se queda ahí de pie mirando al cenizo, esperando que este diga que quiere ir; en el fondo sabe que no debería desear eso, él es solo un niño, no debe involucrarlo directamente en la guerra.
—No dije que no iría. -aclara. —Solo quiero saber. Nunca me dices a dónde iremos y eso no me... gusta. Me siento ansioso durante todo el camino y lo detesto. -explica.
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Odore Fantasma
Short StoryUn mafioso japonés llega a Italia para apoderarse de ella, pero de esto no trata la historia.