Capítulo 19: Punto Y Aparte

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Se dejó caer a un lado, jadeando por el esfuerzo y oyendo la respiración entrecortada del otro que yacía a su lado. Su cena romántica después de ver algunos capítulos de Juego de Tronos había acabado inevitablemente en un polvo impresionante que los había dejado totalmente exhaustos, y aunque había sido de todo menos romántico, no significaba que no lo hubiesen disfrutado.

- Me gustan nuestras citas - se rio el inglés, que miraba el techo tratando de controlar su respiración.

- A mí también - corroboró el español, girándose hacia el chico para poder besarle con delicadeza.

Ambos sonrieron durante ese beso, en el que los dos se dejaron el corazón. Fue uno de esos besos lentos llenos de amor y pasión, de los que te quitan la respiración muy poco a poco y hacen que lo que parece bonito e inocente acabe siendo algo mucho más lujurioso. Tuvieron que separarse un instante para respirar, y en ese instante sus dos teléfonos empezaron a sonar.

Los dos se miraron, preocupados. ¿Sería casualidad? Lando se apresuró a responder al celular mientras Carlos respondía al suyo.

El ojiverde tragó saliva al ver quién le estaba llamando. Creía saber qué había sucedido y no le gustaba un pelo.

- ¿Pasa algo? - Preguntó nada más descolgar.

- Lo sabe - susurró, notándose lo avergonzada que estaba y que, además, estaba llorando.

El inglés escuchó cómo su chico hablaba en español por el móvil. Apostaría lo que fuera a que era Caco.

- Más te vale que no me dé problemas, Lucía - dijo fríamente antes de colgarle.

Miró hacia el otro lado de la habitación, donde Carlos mantenía una seria conversación en su idioma. Parecía realmente sorprendido y dolido. A Lando un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza. Tenía un pésimo presentimiento, además de sentirse fatal por Oñoro. Para el piloto de McLaren, el primo del español era prácticamente su familia, y no quería ni plantearse el hecho de verle sufrir.

Cuando el mayor colgó el teléfono y miró al inglés, Lando supo que no se iba a librar de aquello, que aun habiéndose esforzado por evitar el desastre, él iba a sufrir las consecuencias igualmente.

- ¿Tú lo sabías? - Preguntó Carlos, con sus ojos destilando ira.

- Sabes que sí.

El hombre respiró hondo y, sintiéndose profundamente traicionado, apartó su mirada del joven.

- Te dije que...

- Me da igual, Lando. Podrías haber escogido cualquier otra cosa que ocultarme, pero esto, esto que has hecho, no.

- ¿Acaso tengo yo la culpa? - Quiso saber, exasperado.

- No tendrías que haberte callado.

- Joder, Carlos, hiciese lo que hiciese alguien se enfadaría conmigo, ¿qué pretendías que hiciera?

- Contarme a mí la verdad, maldita sea - gruñó empezando a vestirse. - ¿Por qué te empeñas tanto en proteger a esa mocosa? - Añadió en un tono mucho más triste.

El chico frunció el ceño, sin entender a qué se refería. ¿Estaba enfadado por haberse callado o por haber protegido a Mandy? Parecía ser la segunda.

- Porque la quiero - dijo con simpleza, y el dolor que reflejaron los ojos del español le dijeron todo. - Está claro que no como te quiero a ti, pero...

- Ella es tu prioridad, no yo, ¿cierto?

- No he dicho eso.

- Tú no, pero tus actos lo dicen todo - replicó, enfadado y empezando a hablar con el despecho manchando sus palabras.

2# Voraces || CarlandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora