Inglaterra, 2027.
Resopló cuando vio que seguía en la misma postura que hacía media hora, cuando le pidió que ayudara a preparar las cosas para la barbacoa. Se acercó al sofá en dos grandes zancadas y le arrebató el teléfono bruscamente, guardándoselo en el bolsillo.
- ¿Pero qué haces? - Chilló molesto.
- ¿Tú me escuchas cuando te hablo? - Replicó poniendo los brazos en jarra, con el ceño fruncido y su mueca de enojo puesta.
- ¡Estaba hablando con mi amigo, tarado!
- ¿Cómo me has llamado?
- ¡Carlos, ven!
El español miró en dirección a la cocina, de donde provenía la voz de su esposo, y resopló, fulminando con la mirada al otro chico.
- Ponte ahora mismo a hacer lo que te dije antes - gruñó molesto antes de dirigirse hacia la cocina.
Cuando llegó, sonrió al ver la bandeja de galletas quemadas que Lando contemplaba con gesto abatido.
- Te dije que sacaras las galletas del horno hace quince minutos, ángel - se rio acercándose y besando su frente. - Nadie me hace caso en esta casa - protestó rodando los ojos.
- He escuchado las voces - terció el ojiverde. - Nos va a dar una adolescencia horrible - murmuró negando con la cabeza.
Carlos iba a responder cuando el timbre de la casa sonó, y ambos se miraron. Debía de ser alguno de los invitados. Fue el inglés el que fue a abrir, para dejar a su marido a cargo de la cocina, ya que él era el cocinero de los dos. Cuando Lando llegó a la puerta, esta ya estaba abierta, y el mismísimo Fernando Alonso en el umbral, con la pequeña Alina en sus brazos.
- ¡Abu Fer! - Señaló la niña de cinco años, mostrándole orgullosamente a su padre quién era el recién llegado.
- Ya veo, sí - se rio, acercándose al hombre, abrazándolo. - Hola, pa.
- Hola, Lan - respondió el ex piloto abrazándolo con su brazo libre, pues en el otro tenía a Alina.
- Eres el primero en llegar.
- Siempre soy el primero en todo - replicó guiñándole un ojo y adentrándose en la casa.
Lando rodó los ojos y soltó una risa, pero al ver que otro coche aparcaba frente a la casa, se apoyó en el marco de la puerta, sonriendo.
- Ve al jardín trasero, Carlos estará por ahí - le dijo el inglés al que consideraba realmente su padre.
El asturiano le hizo caso, y llevando a cuestas a su nieta, fueron hacia donde el chico había indicado. Bueno, ya no era ningún chico, tenía casi veintiocho. Los treinta acechaban ya de forma sinuosa.
Del coche de los recién llegados bajó un niño pequeño, que corrió hacia la entrada, y después salió otro niño, más mayor.
- ¡Tito! - Gritó el más pequeño, yendo a los brazos del británico.
- Pero qué guapo estás, Martín - lo elogió, sonriendo, besando sus mejillas. - Hola, Hugo, ¿qué tal, colega? - Al otro lo saludó acorde con su edad, y el chico le dedicó una sonrisa.
- Bien, ¿Kaz está?
- En el jardín - asintió rodando los ojos por milésima vez ese día. - Yo también me alegro de verte - murmuró viendo al jovencito alejarse por el pasillo. - ¿Qué tal el viaje, peque?
- Mal, tengo sueño - protestó en español.
- Ve y te acuestas en mi cuarto - besó su frente y dejó que el niño se adentrara en su casa.
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2# Voraces || Carlando
Fiksi PenggemarVoraz: 1. Dicho de una persona que come mucho o con mucha ansia. 2. Que destruye o consume rápidamente. 3. Que consume con deseo muy intenso. // Segundo libro de la Bilogía Indecentes. // Fecha de publicación: 10 de diciembre de 2022. // Fecha de fi...