La paz después de una tormenta siempre resulta inmensamente gratificante. Tras mucha tensión, se agradece poder cerrar los ojos y dejarse llevar sin miedo a lo que pueda pasar. Y justo eso hacían ellos.
Carlos acariciaba los rizos del inglés distraídamente, mirando con atención aquella serie de humor que siempre ponía cuando estaba aburrido. Había aprovechado el momento en que Lando se durmió para poder ponerla, porque era en español y no quería que el chico no entendiera nada.
El británico dormitaba tranquilamente, usando a su prometido como colchón. Sus piernas estaban enredadas y sus respiraciones acompasadas. No estaba dormido del todo, aunque tampoco despierto. Estaba en un limbo agradable. Escuchaba los murmullos de la televisión y sentía el vibrar del pecho del mayor cuando se reía, y le resultaba muy fácil estar en calma así.
Hacía unas horas, el ataque de ansiedad del ojiverde había sido el centro de atención, pero ahora todo había quedado en el olvido. Lando tendría una sesión por videollamada con Madeleine y todo continuaría su curso. Se tenían el uno al otro, fin. Y ahora tendrían más de una semana para estar juntos todo el tiempo.
- Te amo - suspiró un adormilado inglés.
- Te amo - respondía su orgulloso prometido. - ¿Quieres que ponga otra cosa?
- No - negó sin abrir los ojos. - Te ríes mucho con esta serie, quiero que sigas riéndote. Te lo mereces.
- ¿Merezco reírme? - Preguntó conteniendo la risa.
- Mereces estar feliz - replicó frunciendo el ceño.
- Contigo ya soy feliz, ángel - susurró besando su cabeza.
El joven sonrió y se frotó los ojos, alzando la cabeza y apoyándose con los codos en el pecho del castaño.
- ¿Por qué dices cosas tan bonitas? - Se quejó de forma bromista.
- Porque siento muchas cosas bonitas por ti... - contestó acariciando la cintura del chico, donde reposaban sus manos. - ¿A ti no te pasa?
- Claro que sí - asintió volviendo a sonreír. Miró la pantalla y se quedó pensando unos segundos. - Quiero aprender español.
- Y yo ruso, no te jode - se rio entonces.
- ¡Lo digo en serio! Búscame un profesor.
El español lo pensó unos segundos en silencio. Aunque le encantaría enseñarle él, sabía que no tenía las herramientas para hacerlo. No era profesor, no sabía cómo enseñarle a hablar bien. Pero la idea de que el británico aprendiera su idioma le agradaba, para empezar porque se estaría esforzando por aprender algo nuevo sólo para poder comunicarse con él. Cuando llegó a Italia, una chica que tenía una academia de idiomas le ayudó a aprender italiano, y también enseñaba español e inglés. Ella podría ser una buena opción.
- Vale, me parece bien - dijo Carlos finalmente. - Conozco una academia. Iré a preguntar mañana.
Lando estalló de la emoción. Le hacía mucha ilusión aquello, y se lo demostró a su prometido en forma de grititos diciendo "gracias" y "te amo" y en forma de besos. El de ojos cafés no pudo contener la sonrisa y empezar a reírse, porque sin duda, su chico era el más tierno y bonito de todos.
- ¡Lando! - Lo regañó sin dejar de reír cuando el inglés casi se cae del sofá por hacer el imbécil. - Te vas a hacer daño, tarugo - lo abrazó con fuerza y besó su sien cariñosamente.
- ¿Qué significa eso?
- Ya se lo preguntarás a tu profesora de español - se burló con una sonrisa arrogante.
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2# Voraces || Carlando
FanfictionVoraz: 1. Dicho de una persona que come mucho o con mucha ansia. 2. Que destruye o consume rápidamente. 3. Que consume con deseo muy intenso. // Segundo libro de la Bilogía Indecentes. // Fecha de publicación: 10 de diciembre de 2022. // Fecha de fi...