2. ¡YA LLEGO LA REINA!

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GISELLE


El mercedes se quedó en el estacionamiento de la facultad y en cuanto el motor se apagó, empecé a bajar del vehículo tomando mis cosas, entre ellas mi bolso favorito de la marca Chanel siendo el último en exclusividad y de gran valor en todo el mundo.

Si, soy extremadamente rica y trato de hacerlo ver en todo lugar.

Por ejemplo: En mi ropa.

Una colección de spring in the city de Louis Vuitton que en conjunto es una playera blanca junto unas sandalias de Vedette.

Mi cabello castaño estaba suelto llegando hasta en la parte baja de mi cintura y las ondulaciones llegaban hasta mis puntas, poseía unos lentes de Gabanna Dolce, teniendo gran parte de mi flequillo cubriendo algo de mis cejas.

Llevaba conmigo una maleta, pero la dejaría en el auto porque no me quedaría en el campus con los demás estudiantes y sin poder evitarlo, volví a sonreír cuando recordé todo mi plan.

Chris terminó de tomar sus cosas, colocándose también unas gafas de sol, él se acercó a mí y juntos miramos el gran campus que se encontraba en frente de nosotros y con ello todo el verde de su alrededor.

Es hermoso e interesante ante los ojos de cualquier persona.

Varias personas pasaban en nuestro alrededor al ser el primer día de clases o el inicio de un nuevo año de estudios. Podría diferenciar entre tantos cuales eran su nivel de clase.

En lo general no suelo discriminar y solo analizo quien es más alto en poder. De otra manera me da igual con quien socializo.

—Cinco minutos para llegar aquí y lo primero que veo es el clasismo en todos lados. —comento y reprimo los labios un instante.

Chris sonrió como única muestra de lo gracioso que le resultó mi comentario. A decir verdad, no era nada de gracioso cuando lograba ver como esto era real, los grupos que lograba discernir desde la distancia eran divididos en clases.

Era triste, pero era la realidad.

—¿Entramos? —pregunta mi amigo luego de unos segundos.

Me cruce de brazos manteniendo mi bolsa guindada, ladee la cabeza analizando el panorama.

—Si —dije con seguridad—. Vamos a sorprender a los niños.

—¿Crees que estén ahí adentro?

Sabia a quienes se refería y aunque me parecía gracioso que los comparase a unos niños, podría asimilar en los ojos de Chris la seriedad de su pregunta. Volví a reprimir los labios y volviendo mi vista a la facultad, analicé todo en mi mente.

Suspiré hondo y siendo mi habitual sonrisa una muestra de mi diversión, ante todo, lo hice sin preámbulos.

—Esten ahí o no, hagamos de nuestra entrada algo legendario. —respondí siendo mis palabras un llamado para los de mi alrededor, quienes se giraron a verme con miradas curiosas.

Y aunque sabía que esa curiosidad no dependía de lo hermosa y de lo atractiva que era, no me importó y sonreí con más grandeza.

—Vamos. —dije haciendo que Chris asintiera mientras me ofrecía una de sus sonrisas llenas de complicidad, empezamos a caminar rumbo a nuestro nuevo lugar de estudio.

Al subir cada escalón, las miradas se dirigieron a nosotros al instante y comprendí el motivo.

¿Quién no conocía al famoso Chris Olsen? Siendo el hijo de un hombre multimillonario y teniendo a su lado a Giselle Newman que a pesar de tener la misma nominación que él, en estos momentos sabía que ese nombre había sido manchado por mi pasado y que no hablaban de mí por ser la heredera de la gran empresa de cosméticos.

Sino más bien, de lo que ahora quería deshacerme.

La razón por el cual quería que Susan Hamilton pagara.

Dejó de importarme los rumores y comentarios que eran probables que dirían de mí en voz baja y solo continue caminando hasta llegar a la puerta principal.

Al abrirla se hizo un mundo diferente, era el reino de la élite cuando a mi alrededor se giraron a nuestra dirección y nos miraron cuando ingresamos, no deje de sonreír en ningún momento mientras alce mis manos para saludar a los que encontraba en mi camino.

—¿Ellos están aquí? —vinieron a mis oídos los comentarios de las personas.

—No puede ser, ¿ellos estudiarán con nosotros?

—Míralos, parecen ser amigos.

—Es Giselle Newman y Chris Olsen.

Era claro que era una sorpresa que nosotros estuviésemos ahí, pero realmente no era lo que deseaba en ellos, solo quería que solo una persona tuviese esa reacción.

Y entre más nos íbamos adentrando a la universidad, llegamos a la parte de los casilleros donde mi vista vagó a través de los lentes de sol hacia las esquinas, donde buscaba con atención y analizaba cada rostro a mi alrededor.

Chris iba a mi lado, dejando en cada pasillo que las chicas suspiraran por su persona y realmente no las culpaba, él es demasiado guapo con esas facciones juveniles y esos ojos de avellana que resplandecían bajo la luz del sol, con su cabello negro elevado en un peinado varonil resaltaba todo lo que a una chica le gusta.

Llegando un tiempo que a mí también me hizo suspirar.

Yo seguía saludando a las personas que lograba ver a mi parecer algo agradables; sin embargo, no lograba adivinar con certeza cuando la mayoría no me correspondía.

Me daba igual e intentaba ser amable con todos. Porque al final de cuentas yo era la que les daría a conocer quién era realmente.

La nueva reina había llegado.

Y fue en ese instante en que nuestra llegada llena de comentarios y exaltaciones hizo de mi ego mucho más grande cuando la pude ver a ella desde la distancia.

Vi a Susana Hamilton a una distancia alejada al lado de los casilleros, en ese instante se giró al escuchar el escándalo por causa de nuestra llegada y su mirada voló confundida de las demás personas.

Hasta que llego hacia nosotros y pude ver en el momento exacto en que su rostro cambio de color haciéndose más pálido, sus facciones se deterioraron y su mirada se llenó de temor.

Al parecer me recuerdas querida.

Era claro que sí, y que tenía consciencia de lo que me había hecho, así que no sería necesario refrescarle la memoria, solo era cuestión de tiempo para destruirla.

Mi sonrisa se elevó más al darme cuenta que no estaba sola, a su lado se encontraba un joven de cabello negro y ojos marrones, reconociéndolo en seguida y eso hizo de mi satisfacción más grande cuando sus ojos se toparon con los míos, pero no logre ver ninguna sorpresa en su rostro ante mi llegada.

Ese chico es Ashton Hunt.

Mi mayor desafío.

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