13. TOMAR EL AUTOBUS

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ASHTON

Hacer lo mismo todos los días no me había afectado hasta ahora.

Sin embargo, al momento de salir del departamento a las siete de la mañana, me tope de nuevo con Giselle Newman, esta vez parecía que me esperaba al verla recostada sobre la baranda y miraba su celular con tranquilidad hasta que me escuchó.

De nuevo una sonrisa que empezaba hacer muy común en ella apareció en sus labios y sus ojos verdes se achicaron con emoción.

Llevaba el habitual uniforme de la universidad, lo único diferente eran los tacones rosa que tenía puestos, cuestionándome como hacía para sostenerse con ellos.

—¡Buenos días! —exclamo alzando su mano para saludar.

—Buenos días.

Trate de sonar ameno, aunque me resultase complicado a no ser muy común en mí despertarme de buen humor y ver a personas demasiado temprano.

—¿Qué tal? —pregunta mientras guardaba su celular y se empezaba acercar a mi lado—. Supongo que bien, al menos ahora no tenemos clase de legislación, ese profesor es un completo ogro, jamás había sido tan miedosa con las miradas, pero es claro que con ese hombre cambiarán muchas cosas.

—¿En serio? —pregunté tratando que el sarcasmo no se notara mientras comencé a caminar.

—Si —respondió—. Para mi alivio solo son dos veces a la semana y aunque sean dos horas, al menos la pasaremos bien, ¿no crees?

No.

—De igual manera, nos vamos a estar viendo seguido al ser amigo de Susana.

En ese momento recordé lo que Susana me había contado, sintiéndome un poco incómodo que ahora Newman me hablase tan amigable e intentaba meter a Susana, cuando era claro que ambas no habían sido amigas.

—¿Tienes entrenamiento ahora? —preguntó mientras bajábamos los escalones.

—No lo sé. —contesto, aunque sabía con claridad cuáles eran los días que debía entrenar y este era uno de ellos.

Pero no le daría a conocer mis horarios a una chica que solo conocía de nombre.

—Bueno, en todo caso trataré de ir a verlos cuando me dé el tiempo. —la oí decir detrás de mí—. Siempre me ha fascinado ver el entrenamiento difícil que tienen ustedes como jugadores de futbol americano, es especial cuando deben acertar para el touchdown y asegurarse que ningún contrincante los persiga o evitar que los rodeen. Tengo un amigo que solía gustarle mucho el futbol y estaba por meterse en un equipo en su escuela hasta que le dieron entrenamiento y a través de este dieron a conocer el resultado de su examen...

Llegue a la entrada del estacionamiento y respirando hondo me di la vuelta esperando que ella terminase de hablar, por esta vez no la interrumpiría pensando que tal vez ella se daría cuenta de donde nos encontrábamos.

Así que, con mirada seria me quede ahí, analizando como ella hablaba emocionada y sin dejar de sonreír.

Pareciera que su vida no fuese nada de complicada y creería que lo fuese así, pero después de su controversia supongo que podría tener algunos problemas; sin embargo, al verla en ese momento creería que lo maneja bastante bien.

—Al final resultó que no podría seguir siendo parte del equipo por sus problemas del alcohol y lo más gracioso fue que... se dobló el brazo antes de que le dieran el informe... —terminó diciendo entre risas, dándome cuenta que me había perdido gran parte de la historia cuando no le encontraba la gracia.

Pero ella seguía riendo hasta el punto de que se acercó lo suficiente para intentar golpearme, si no fuera porque yo la esquive perturbado y solo en ese momento ella detuvo su risa para mirarme confundida por unos segundos.

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