Perfecta Coincidencia |DISPONIBLE EN FISICO|

4. HOLA SUSAN

GISELLE

¿Dónde está?

Sentía cada segundo una eternidad mientras cruzaba pasillos tras pasillos siendo consciente que Chris y yo nos perderíamos al no conocer del todo la facultad.

Buscaba con desesperación a Susan y me preguntaba si realmente se habría sorprendido tanto como para que se ocultase y no verme.

Pues era demasiado tarde, la encontraría sin importar si mi día se acababa.

Y aunque no estaba tan segura que eso fuese cierto, aún esperaba la llamada del grupo de mudanza que me estaban ayudando a llevar mis pertenencias a mi nuevo hogar.

No.

No me quedaría en el campus como Chris, no tenía opción al ser una orden de mi madre que aprendiera a independizarme y lograse sobrevivir con una tarjeta donde me depositaria una cantidad considerable para sobrevivir. Considerándome una chica con gustos caros podría decir que esa cantidad me hará que no pueda ni siquiera probar mi platillo favorito por mucho tiempo.

Trato de que esa situación no me moleste en esos momentos, mucho menos cuando creo poder hacer lo mejor de mí.

—¿Dónde rayos esta? —pregunto molesta al no encontrarla en ninguna parte.

—Es claro que no la encontraras con muchas personas a nuestro alrededor, así que, mejor relájate y vamos a comer algo antes de que mi estómago vuelva a rugir. —dijo Chris, tocando su cabeza de nuevo, siendo esto un tic común en él.

—¿Realmente tienes hambre? —le pregunto sorprendida—. Comimos un buen desayuno antes de venir aquí.

—¿Realmente me estás haciendo esa pregunta?

Suspiré exageradamente y blanqueando los ojos con burla recordé que tenía el amigo más glotón del mundo.

—De acuerdo —dije y lo miré con diversión—. Tal vez me tome un café, si es que tienen del mejor.

Chris paso su brazo sobre mi hombro y me acerco a él, siendo sus muestras de cariño más comunes hacía mi persona, mientras que yo lo único que le podía ofrecer era hacerlo reír y complacerlo con comida.

Aunque la entrada del comedor era tan común como cualquier otro, no deje de verme impactada por el interior de esta al ser tan glamuroso y llamativo ante mis ojos, era como si me encontrase en uno de los restaurantes más lujosos de los que he visitado.

El lugar estaba aún más lleno de personas que esperaban con impaciencia que pudieran agarrar comida mientras sostenían la bandeja entre sus manos, las mesas eran de metal y se encontraban ordenadas en cuatro filas. Es uno de los salones más grandes que había visto para un comedor.

Estaban adornados por columnas a los costados y grandes ventanas reflejaban el fuerte sol que ya se encontraba en su firmamento.

Por un momento olvidaba que estaba con Chris, quien aún me llevaba sostenida y nos dirigíamos donde se encontraba la montaña de bandejas, solo en ese instante me soltó para tomar una de estas y se giró a verme con emoción.

—Haré fila antes de que se llene más. —dijo siendo ese un aviso antes de que saliera corriendo en dirección al banquete, donde para confirmar, si se encontraba completamente lleno.

—De acuerdo. —dije más para mí misma mientras lo miraba irse, sonreí de lado al ver cómo se desesperaba por comer.

Mire a mi alrededor luego de unos segundos, dándome cuenta que entre las personas yo era el llamado de su atención, sonreí con más ganas y eleve mis lentes hacia mi cabeza sin dañar mi cabello recién lavado. Levante mi mano derecha y empecé a saludar a todos.