11. MITOMANA

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CHRIS

En el comedor esperaba en la fila que fuera mi turno de tomar comida, también esperaba que Giselle apareciese al no haberla visto durante las cuatro clases que había tenido en la mañana, esperaba saber cómo le fue con el sofisticado Ashton Hunt al no poder describirlo de otra manera, el chico se podría decir que era agradable, las veces que lo había visto en el pasillo se mostraba amable, aunque mantenía su lado serio siempre como su única personalidad.

Y el hecho que no se dejase fácilmente conquistar por Giselle me hacía respetarlo de cierta forma.

Porque siendo sincero, Giselle podría enamorar a cualquiera.

No importa si es arrogante, presumida, extrovertida y prepotente, al conocerla con profundidad se darían cuenta de lo que realmente es.

Había llegado mi turno de pasar y con bandeja en mano me dedico a tomar las porciones de comida que deseaba, todo era gourmet hasta el platillo de patatas que se encontraba a una esquina, tome rápido lo que me apetecía al ver que no tendría opción y regresaría con otra bandeja para tomar lo que comería Giselle.

—¿Tu debes ser Chris Olsen?

Me gire al darme cuenta que a mi lado se encontraba Emma Peters con una sonrisa maliciosa y su cabello morado se encontraba adornado de manera sobre exagerada.

—Si. —respondí a su pregunta a secas.

No me di cuenta que varias chicas se encontraban detrás de ellas y por el ultimo recuerdo que tenía de Emma acorralando a Giselle, supe que eran las mismas que se hacían llamar sus amigas.

—Debo suponer que eres amigo de Giselle Newman. —hablo nuevamente mientras ladeaba la cabeza.

—Mejor amigo. —corregí rápidamente mientras alzaba la bandeja.

—Es una lástima, eres demasiado lindo para ser amigo de cualquiera. —dijo mientras hacía mohín de manera muy infantil.

—Es por eso que no es tu amigo moradita.

La voz de Giselle hizo que Emma frunciera el ceño y se girase a su dirección, por mi parte una sonrisa apareció en mis labios al verla tan natural e irradiando tranquilidad al mismo tiempo que se puso a mi lado sin dejar de ver a la chica de cabello morado, quien se cruzó de brazos.

—Veo que al fin te apareces Newman. —su voz era desagradable—. Estaba hablando con tu amiguito de que es mucho para ti.

—¿En serio? —dijo Giselle fingiendo sorpresa—. Es una pena que mi amigo no sepa entender idioma fresita.

—¿Y el idioma ladrona sí?

—Ya basta. —dije con el ceño fruncido.

—Vaya, vaya —siguió diciendo Emma sonando su voz divertida—. Al menos tienes alguien que te defiende de los actos delictivos que cometes.

Para ese momento mi enojo se estaba haciendo más grande, pero al ver a Giselle me daba cuenta que ella estaba más tranquila de lo que podría admitir, su sonrisa socarrona era prueba de ello.

—Eso hacen los mejores amigos —contestó ella con un encogimiento de hombros—. Lastimosamente dudo que el rebaño que te sigue lo haga por ti, serán las primeras en correr en cuanto cometas un error.

—Cierra la boca. —dijo una de las chicas entre dientes mientras nos señalaban.

—No importa lo que digas Giselle, eso no quitará que eres una delincuente que debería de estar encerrada si no fuera porque la hija de mami no lo permitió. —escupió con rostro fulminante.

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