—Entonces quédate hasta que me duerma.
Kuroo se acurruca contra el, sintiéndose incómodo por no saber donde poner sus brazos. Kenma bosteza suavemente, sintiéndose cálido.
—¿Te duermes fácil? —Kuroo tararea que sí—. Dios, Tetsuro, me estás clavando el reloj en la espalda...
Refunfuña, metiendo su mano por debajo de las sábanas para tomar su muñeca. Kuroo lo mira confundido y a él no le importa. Simplemente deshace el agarre del reloj lentamente.
—¿Puedo abrazarte?
Pregunta sintiendo su pecho hundirse. Kenma asiente indiferente, sacándole el reloj y estirándose para ponerlo sobre la mesa a su lado. Kuroo asiente mientras Kenma vuelve a acomodarse, pegando su espalda al pecho del pelinegro. Kuroo no sabe si abrazarlo porque, a pesar de que le haya dicho que sí, siente mucha vergüenza. Y eso es raro para él.
Por eso Kenma, con su poca paciencia, toma su brazo y tira de este para que lo abrace. Kuroo sonríe, escondiendo su rostro detrás de su nuca y cerrando sus ojos, sintiendo como Kenma entrelaza sus manos.
—¿También te dormirás?
—Tomaré una corta siesta hasta que Oikawa salga... —Murmura.
Kuroo no responde, pero acaricia la mano de Kenma con su pulgar.
No pasa mucho para que terminen durmiéndose los dos.
Cuando Oikawa sale de su cuarto, mientras se seca el cabello con una mano, con la otra camina cargando tres carpetas llenas de diseños, colores y decoraciones. Piensa estar toda la noche con Kenma explicándole y preguntándole respecto a su gusto en la ropa. Será una noche muy divertido para él pero no sabe si tanto para Kenma.
Sin embargo, cuando llega al estudio y se encuentra con sus dos amigos durmiendo en el sofá demasiado cerca y con una manta tapándolos, sabe que el trabajo quedará para mañana. Y quiere enojarse, incluso sería capaz de despertar a Kenma, pero extrañamente los dos lucen tranquilos.
Así que solo suspira y regresa al cuarto. Esta noche, él dormirá en el futón.
Al día siguiente, Kenma amanece solo en el sofá. Abre los ojos y se encuentra con Kuroo arreglándose la corbata frente al espejo.
—Buenos días, princesa.
—¿Qué hora es? —Murmura sentándose.
—Ocho y cuarto —Sonríe. Kenma suspira—. Quería avisarte que Modazine ya fue lanzada, o sea que tu carrera como modelo profesional acaba de empezar —Kenma termina enterrando su rostro en el almohadón—. ¡No te pongas así!
—¡Buenos días!
La puerta se abre de golpe. Kenma ni siquiera se inmuta.
—¡Tengo la primera edición de Modazine! —Sonríe radiante—. ¡Y también tengo las primeras críticas del día, escuchen! —Oikawa se sienta sobre la mesilla—. «La empresa Kuroo parece que estuvo cerca de la ruina, porque con su nuevo modelo, Kenma Kozume, se puede estimar que regresa a la cima en la que siempre estuvo».
—¡Genial!
—Aquí hay otra, escuchen: «Kenma Kozume puede no tener carrera profesional pero el nuevo modelo de tan solo veintidós años parece tener mucho que ofrecer para las pasarelas». ¡Esto es genial!
—Las cosas están saliendo bien...
—Kenma, ¡tienes trescientos mil seguidores en Instagram ya! —Oikawa corre, tirándose sobre él. El menor gime.
—¿Qué es Instagram?
—Es una red social para subir fotos y cosas así. Te cree una cuenta y la voy a manejar hasta que tu sepas usarla —Sonríe—. Oh, ¡ya tienes cuatrocientos mil!
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Beneficio Mutuo | Kuroken
Fanfiction-Tú... eres muy lindo. El desconocido parpadeó. La mirada cansada de un chico de veintitrés años cruzándose con la sorprendida y quizás divertida de un hombre que parece de veinticinco. Traje negro, corbata roja, cabello azabache y otra vez una mira...