Capítulo 28

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—Vete.

Cuando la puerta se cerró, Kenma salió rápidamente de su cuarto y le tiró el bolso en brazos. Kuroo lo miró confundido.

—¿Qué?

—Vete —repitió firme, intentando no romperse otra vez. Kuroo negó—. Ya vi las noticias. Felicidades.

El pelinegro suspiró.

—¿Viste lo del ADN, cierto?

—¿O sea que ya lo sabías?

—¡No! —exclamó rápidamente. Kenma lo miró mal—. Lo siento. No lo sabía, en serio. ¡P-pero es falso!

—¡Es un ADN, Tetsuro!

Kenma se quejó, alzando sus brazos. Kuroo negó rápidamente, dejando caer el bolso e intentando acercarse a él, pero el teñido no se lo permitió.

—No —Dió un paso atrás—. No pienses ni siquiera en tocarme. No te quiero cerca.

—Kenma...

—Tampoco intentes que te crea —negó—. No importa lo que digas. En la televisión hay pruebas y con eso es suficiente para-

—¡Kenma, escúchame!

Kuroo interrumpió con un grito. El teñido se congeló en su lugar, observándolo.

Kenma olvidó cómo respirar cuando el pelinegro se acercó a él, tomando sus brazos. Estaban tan cerca que podía notar sus ojos cristalizados.

—No es mi hijo, ¿bien? Nunca estuve con ella y contigo a la vez y nunca lo haré. ¿Entiendes?

Kenma mordió su lengua y frunció el ceño, soltándose bruscamente de él. Realmente había intentado estar tranquilo; actuar calmado para que los vecinos no se quejen por los gritos mañana. Sin embargo, que Kuroo todavía le siga mintiendo cuando hay más de una prueba en televisión, hace que su sangre arda.

—¡Tienes el descaro de mentirme! —gritó molesto. Kuroo dió un paso hacia atrás rápidamente—. ¡Hay pruebas en todos lados de que tienes un hijo en camino y todavía tienes la cara para decirme que no es tuyo!

—¡Porque es la verdad!

—¡Solo admite que me engañaste! —devolvió el grito. Kuroo suspiró pasando sus manos por su cabello—. ¡Admite que no fui suficiente para ti...! ¿¡O es que ni fui eso!? —Su voz repentinamente se quebró. Kuroo lo miró sorprendido—. ¿¡Por qué empezaste a salir conmigo!? ¿¡Te entretenía salir con alguien como yo!?

—¡Claro que no!

—¿¡Fue divertido jugar conmigo!? —Se acercó a él, comenzando a golpear su pecho entre lágrimas. Kuroo lo observaba congelado—. ¿¡Fue divertido jugar con mi hijo!? ¡Traidor! ¡Eres un traidor!

Sollozó con fuerza, sintiendo las manos de Kuroo enrollarse alrededor de sus muñecas para detenerlo.

—¡Confié en ti! —gritó mirándolo a los ojos—. ¡Dejé mi hijo te dijera papá, maldito!

Kuroo lo soltó. Kenma respiró hondo, dándose vuelta y limpiando su rostro. Se sentía bien ser sincero pero, ¿De qué servía?

Se quedaron en silencio unos segundos. Kuroo observaba el cuerpo de Kenma temblar frente a él y no podía hacer nada para ayudarlo.

Esto era peor que horrible.

—Vete...

—No lo haré, Kenma —Kuroo respondió firme—. No me iré de aquí y no te dejaré por culpa de una mentira.

Ni siquiera suena enojado. Kenma quiere morir.

—Vete.

Aún así, repitió.

Beneficio Mutuo | Kuroken Donde viven las historias. Descúbrelo ahora